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no dos enemigos, llegará tiempo, dice el Profeta, en que se unan entre sí, y formen un solo reino bajo una sola cabeza, ó de un solo rey, descendiente de David (que es lo mismo que acaba de decirnos Ezequiel): entónces, prosigue, se levantarán ambos de la tierra donde han estado como muertos y sepultados; el uno desde Salmanasár: el otro desde Nabucodonosór, y subirán de la tierra.

373. Este gran milagro, concluye el profeta, sucederá en el mundo infaliblemente, porque el dia de Jezraél será grande*. Estas últimas palabras, aunque á primera vista no ofrecen otra cosa que la misma oscuridad; mas si quereis tomar el pequeño trabajo de leer el capítulo vii del libro de los Jueces, con esto solo creo firmemente quedareis del todo satisfecho. Allí leereis con admiracion, y con no pequeña diversion, lo que sucedió antiguamente en el gran valle de Jezraél, á donde clara y visiblemente alude Oséas. Leereis, digo, la célebre batalla, ó por mejor decir, el horrible destrozo que hizo Gedeon en el egército innumerable y formidable de Madianitas, Amalecitas, y otras naciones orientales, que como langostas venian á desolar la tierra; los cuales todos estaban acampados y cubrian el gran valle de Jezraélt. A este egército formidable, en su mismo campo acometió Gedeon por orden de Dios con solos 300 soldados, todos ellos tan bien armados, que ninguno de ellos llevaba espada, ni lanza, ni alguna otra arma ofensiva, ni aun defensiva. En lugar de armas llevaba cada uno una trompeta en la mano diestra, y en la siniestra una hidria ó vaso de tierra, que escondia dentro una lámpara encendida. Dada la señal, debian todos romper los vasos, chocándolos mútuamente cada uno con el que tenia á su lado, con lo cual, apareciendo las luces, debian todos á un mismo tiempo sonar sus trompetas y correr al rededor del campo. No fué menester otra dili

* Quia magnus dies Jezrahël. — Osee. i, 11.

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+ Igitur omnis Madian et Amalec, et Orientales populi congregati sunt simul: et transeuntes Jordanem, castrametati sunt in valle Jezrahël.―Judic. vi, 33.

gencia de parte de Gedeon, y de sus fieles compañeros: lo demas lo hizo Dios: Y el Señor hizo que tirasen de la espada en todo el campo, y se mataban unos á otros, &c*.

374. Todo esto, vuelvo á decir, sucedió en el valle de Jezraél, y este suceso tan memorable toma aquí este Profeta como por recuerdo, señal ó parábola de lo que debe suceder cuando llegue el dia del Señor, ó la revelacion de Jesucristo que es lo mismo: del cual dia nos hablan tanto y de tantas maneras todas las Escrituras. A esta misma espedicion de Gedeon en el valle de Jezraél alude claramente Isaías, hablando de la venida del Señor en gloria y magestad, cuando dice: He aquí que el Dominador Señor de los egércitos quebrará la cantarilla con espanto, y los altos de estatura serán cortados, y los sublimes abatidos†. A esto alude David en muchísimos salmos, en especial el cix, cuando le dice al Mesías su hijo: El Señor está á tu derecha, quebrantó á los reyes en el dia de su ira. Juzgará á las naciones, multiplicará las ruinas: castigará cabezas en tierra de muchos‡. A esto alude el mismo Isaías, cuando dice en el capítulo xiv: Quebró el Señor el báculo de los impios, la vara de los que dominaban§. A esto alude todo el cántico de Habacuc, en especial v. 12 (en el que dice): Con estruendo hollarás la tierra: y espantarás con furor las gentes. Saliste para salud de tu pueblo, para salud con tu Cristo... Maldigiste sus cetros, á la cabeza de sus guerreros, que venian como un torbellino para destrozarme. A esto alude en sustancia

Immisitque Dominus gladium in omnibus castris, et mutuâ se cæde truncabant, &c.—Judic. vii, 22.

+ Ecce dominator Dominus exercituum confringet lagunculam in terrore, et excelsi staturâ succidentur, et sublimes humiliabuntur.— Isai. x, 33.

Dominus à dextris tuis confregit in die iræ suæ reges. Judicabit in nationibus, implebit ruinas: conquassabit capita in terra multorum, &c.-Ps. cix, 5, 6.

§ Contrivit Dominus baculum impiorum, virgam dominantium. — Isai. xiv, 5.

| In fremitu conculcabis terram: in furore obstupefacies gentes.

la caida de la piedra sobre los pies de la estátua; y á esto alude todo el capítulo xix del Apocalipsis. Con esta idea, volved å leer el testo de Oseas, y me parece que lo entendereis sin dificultad: se congregarán en uno los hijos de Judá, y los hijos de Israel: y se elegirán una sola cabeza, y subirán de la tierra: pues grande es el dia de Jezrahél. Escusad la digresion, y volvámos á tomar el hilo que dejamos suelto.

375. En Joel se dice, hablando con todo Israél en general: os recompensaré los años, que comió la langosta, el pulgon, y la roya, y la oruga: mi egército terrible, que yo envié contra vosotros*. Los cuales años no son otros, sino aquellos mismos que les anuncia el mismo Profeta en el capítulo antecedente, v. 4, por estas palabras: Lo que dejó la oruga, comió la langosta, y lo que dejó la langosta, comió el pulgon, y lo que dejó el pulgon comió la roya†. Y estos años ó tiempos de tribulacion y calamidades, significados por estas espresiones tan naturales y tan vivas, es cierto que hasta aora no se los ha vuelto el Señor como aquí se los promete.

376. En Amós se dice, capítulo ix: los plantaré sobre su tierra: y nunca mas los arrancaré de su tierra, que les di, dice el Señor‡. En Abdías se dice v. 17: la casa de Jacob poseerá á los que la habian poseido§. En Miqueas se dice: Segun los dias de tu salida de la tierra de Egipto, le haré ver maravillas. Lo verán las gentes, y serán confundidas con todo su poder:... al Señor Dios Egresus es in salutem populi tui, in salutem cum Christo tuo... Maledixisti sceptris ejus, capiti bellatorum ejus, venientibus ut turbo ad dispergendum me. - Habac. iii, 12, 13, 14.

* Et reddam vobis annos, quos comedit locusta, bruchus, et eruca: fortitudo mea magna, quam missi in vos. Joel. ii, 25.

↑ Residuum erucæ comedit locusta, et residuum locustæ comedit bruchus, et residuum bruchi comedit rubigo, &c. — Id. i, 4.

Et plantabo eos super humum suam: et non evellam eos ultra de terra sua, quam dedi eis, dicit Dominus. — Amos. ix, 15. § Possidebit domus Jacob eos, qui se possederant. — Abd. i, 17.

nuestro respetarán, y te temerán*. En Sofonías se dice: Las reliquias de Israél no harán injusticia, ni hablarán mentira, y no será hallada en la boca de ellos lengua engañosa y hablando con la madre Sión, le dice, v. 19: He aquí yo mataré á todos aquellos, que te aflijieron en aquel tiempo: y salvaré á la que cojeaba: y recojeré aquella que habia sido desechada: y los pondré por loor, y por renombre en toda la tierra de la confusion de ellos‡. Finalmente, en Zacarias, que profetizó despues de la vuelta de Babilonia, se dice, capítulo xiv, versiculo 11: morarán en ella, y no será mas anatema: sino que reposará Jerusalén sin recelo§. De estas cosas hallareis á cada paso en los Profetas todos, empezando desde Moisés.

377. Aora, decidme, amigo, con sinceridad y verdad : ¿qué os parece de estas profecías? Supongámos por un momento que no hubiese otras en toda la Escritura divina, sino estas pocas que aquí hemos apuntado. Aun hablando de estas solas, ¿ será posible verificarlas en aquellos pocos esclavos que volvieron, con licencia de Ciro, de Babilonia á la Judea? Reflexionad, señor mio, este punto capital con toda vuestra atencion y con todo vuestro juicio. Yo esperaré con paciencia vuestra respuesta. Entre tanto debeis contentaros de que yo saque como legítimas y forzosas aquellas consecuencias, que me quedaron suspensas en el párrafo ii.

Secundùm dies egressionis tuæ de terra Ægypti ostendam ei mirabilia. Videbunt gentes, et confundentur super omni fortitudine sua: ... Dominum Deum nostrum formidabunt, et timebunt te. — Mich. vii, 15, 16, 17.

+ Reliquiæ Israël non facient iniquitatem, nec loquentur mendacium, et non invenietur in ore eorum lingua dolosa. Soph. iii, 13.

Ecce ego interficiam omnes, qui afflixerunt te in tempore illo: et salvabo claudicantem: et eam, quæ ejecta fuerat, congregabo: et ponam eos in laudem, et in nomen in omni terra confusionis eorum, &c. - Id. 19.

§ Et habitabunt in ea, et anathema non erit ampliùs: sed sedebit Jerusalem secura. Zach. xiv, 11.

378. Primera: luego la cautividad y destierro y dispersion de los hijos de Israél, de que hablan las profecías, no puede ser la que padecieron solas dos tribus en tiempo de Nabucodonosor. Segunda: luego la vuelta de la cautividad, destierro y dispersion de los hijos de Israél de que hablan las profecías, no puede ser la vuelta de algunos individuos de solas dos tribus, que sucedió en tiempo de Ciro, y con su licencia y beneplácito; mucho mas cuando dichas profecías no nombran á Babilonia, sino que solo dicen en general, que volverán de todas las tierras, de Oriente y Occidente, de las cuatro plagas de la tierra, &c. Tercera consecuencia: luego esta vuelta y todas las cosas, así generales como particulares que se dicen de ella, no se han verificado hasta aora. Cuarta en fin, luego una de tres: ó los profetas erraron, ó Dios no es veraz, ó todas se han de verificar en algun tiempo, ni mas ni menos como están escritas. Yo suscribo á esto tercero, y dejo lo primero y la segundo á quien lo quisiere.

AMENAZAS CONTRA BABILONIA.

PARRAFO V.

379. Lo que hasta aquí hemos dicho de los cautivos de Babilonia podemos decir de Babilonia misma. Las profecías que hay contra ella son tan terribles, tan admirables, tan enfáticas, y segun parece, tan egecutivas, que por eso mismo es claro é innegable, que no se han cumplido hasta la presente las que hay en favor de los cautivos. Yo me imagino (y me sujeto en esto de buena fe al exámen y juicio de los sábios) que la Babilonia contra quien hablan directa é inmediamente Profetas, es una Babiloquiero decir: así como los

nia mas general que particular, cautivos, en cuyo favor se habla tanto y de tantas maneras, no pueden limitarse de modo alguno á aquellos solos que llevó á Babilonia Nabucodonosór, y que volvieron á la Judea con licencia de Ciro, como acabamos de probar; así la Bibilonia contra quien se habla, tampoco puede li

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