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todas las gentes. No aora cuando toda la casa de Jacob, por justos juicios de Dios, se halla ciega, sorda, y muda; que ni ve, ni oye, ni habla, ni da señal alguna de vida verdadera, pues le falta el principio de vida que es la fe. No aora, cuando toda la casa de Jacob, se halla como un cadáver destrozado, cnyos huesos áridos y secos, se miran con horror en todos los pueblos y naciones donde están dispersos. No aora, en fin, cuando toda la casa de Jacob yace postrada en aquella especie de letargo, de demencia, de frenesí, de contradiccion, digna mas de lástima que de indignacion; como es aborrecer y detestar aquella misma persona, á quien ama por otra parte, á quien espera, á quien desea, y por quien suspira noche y dia, como su mayor y único bien. ¿ Pues cuando?

253. Cuando la misma casa de Jacob, á quien se han hecho las promesas de que hablamos, que son mis deudos segun la carne, dice S. Pablo, que son los Israelitas, de los cuales es la adopcion de los hijos, y la gloria, y la alianza, y la legislacion, y el culto, y las promesas: Cuyos padres son los mismos, de quienes desciende tambien Cristo segun la carne*: cuando esta casa de Jacob segun la carne, con quien hablan directa é inmediatamente estas promesas, sea llamada de Dios, y recogida con su brazo omnipotente de todos los paises del mundo donde se halla dispersa. Cuando sea introducida y como plantada de nuevo en aquella tierra, que llamamos de promision, porque fué prometida para ellos á sus padres (diciendoles): los edificaré, y no los destruiré; y los plantaré, y no los arrancaré dice por Jeremias. Y no removeré jamás á mi pueblo, á los hijos de Israel, de la tierra que les di: dice por Baruc. Y los plantaré sobre su tierra: Y nunca mas los arrancaré de su tierra, que les di: dice últimamente por Amós, &c. Cuando se les quite el corazon de

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Qui sunt cognati mei secundùm carnem, qui sunt Israëlitæ, quorum adoptio est filiorum, et gloria, et testamentum, et legislatio et obsequium, et promissa: Quorum patres, et ex quibus est Christus secundùm carnem. - Ad Rom. ix, 3, 4, 5.

piedra, y se les dé el corazon de carne. Cuando los huesos secos y áridos se unan entre sí, se vistan de carne, nérvios y piel, y se les introduzca el espíritu de vida. Cuando despierte de su profundo sueño: cuando abra sus ojos llenos de lágrimas: cuando reconozca á su Mesías, á quien tantos siglos ha estado amando, y juntamente aborreciendo, deseando y detestando: cuando, en fin, sea lavada y blanqueada, con aquella agua pura y limpia que se le promete en el capítulo xxxvi, ver. 25 de Ezequiel: Por cuanto os sacaré de entre las gentes, y os recogeré de todas las tierras, y os conduciré á vuestra tierra. Y derramaré sobre vosotros agua pura, y os purificareis de todas vuestras inmundicias: y pondré mi espíritu en medio de vosotros: cosas todas que leemos frecuentísimamente en la escritura de los profetas.

254. ¿Pero cuando serán estas cosas? Os oigo decir con especie de irrision 6 de frialdad entrema. ¿Cuando serán estas cosas? ¿Es creible que estas cosas se puedan verificar jamas? ¿Que se puedan verificar así como se lee en las Escrituras? ¿Que puedan verificarse en los viles Judios, en los pérfidos Judios, en los ciegos, duros y ostinados Judios? No se puede negar, amigo, que pensais como hombre prudente. Es ciertísimo que, para los hombres cosa es esta que no puede ser *; mas ; os atrevereis á decir que tambien es imposible ó dificil, para Dios †? Si parecerá cosa dificil en aquel tiempo á los de las reliquias de este pueblo, ¿acaso será dificil á mis ojos‡? Y en caso que Dios mismo dijese y prometiese todo lo que contiene nuestra hipótesi, ¿seria suficiente razon para dudarlo, el que para los hombres cosa es esta que no puede ser? Cosa durísima es tirar coces contra el aguijon.

255. No es esto lo mas. Cuando conceden los doctores, como lo conceden todos con gran benignidad, que los

* Apud homines impossibile est. - Marc. x, 27.

† Apud Deum. - Vide Marc. x, 27.

Si videbitur dfficile in oculis reliquiarum populi hujus in diebus illis, numquid in oculis meis difficile erit? - Zach. viii, 6.

Judios al fin del mundo se convertirán; lo que quieren decir y dicen espresamente es, que cuando se conviertan, entrarán en la Iglesia cristiana presente; es decir, en la Iglesia cristiana, cuya parte activa y principal está solamente en las gentes; pues no hallan otro modo de concebir la Iglesia cristiana. Por consiguiente, que esta parte activa de la Iglesia, como buena y piadosa madre, dilatará su seno al fin del mundo, y recibirá misericordiosamente á los Judios que entonces se hallaren sobre la tierra. Con lo cual nos dan á entender, y nos suponen como ciertas é indubitables, dos cosas bien dignas de la mayor atencion. Primera: que cuando venga el Señor en gloria y magestad (que ellos mismos dicen y suponen deberá ser al fin del mundo) hallará esta parte activa de la Iglesia presente, llena de aquella verdadera fe que obra por caridad: y por consiguiente llena de verdadera caridad; pues hallará dentro de su seno materno, no solamente algunos ó muchos hijos fieles de varias gentes y naciones, sino tambien á todos los Judios, de todas las tribus de los hijos de Israel, La cual idea deque no deja de sumar muchos millones. berá componerse con la idea infinitamente diversa, que nos da el Señor en diversas partes del evangelio: por ejemplo, con aquellas palabras: cuando viniere el Hijo del Hombre, i pensais que hallará fe en la tierra*? Y con aquellas otras: Y así como en los dias de Noe, así será tambien la venida del Hijo del Hombre†. Y con aquellas: Asímismo como fué en los dias de Lot... De esta manera será el dia, en que se manifestará el Hijo del Hombre ‡. Véase lo que sobre esto queda observado en el fenómeno iv, parrafo vi.

256. La segunda cosa que nos dan á entender, y nos

* Verumtamem Filius Hominis veniens, ¿putas, inveniet fidem in terra? Luc. xviii, 8.

+ Sicut autem in diebus Noë, ita erit et adventus Filii Hominis. Mat. xxiv, 37.

↑ Similiter sicut factum est in diebus Lot... Secundùm hæc erit quâ die Filius Hominis revelabitur. — Luc. xvii, 28, 30.

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suponen como cierta é indubitable, es esta: que la Iglesia cristiana activa de que hablamos, que aora está ciertamente en las gentes, lo deberá estar siempre en esta misma forma hasta el fin del mundo, sin que pueda haber en esto mudanza ó novedad alguna; debiendo Dios dejar siempre las cosas como se están. Mas esto segundo (olvidando por aora, 6 haciendo que olvidamos lo primero); sobre qué fundamento estriba? No podrémos ver este fundamento? ¿ No podrémos, sin ser racionalmente notados de impiedad, examinarlo de cerca? ¿No podrémos proponer nuestras dudas á los sábios, y las razones grandes 6 pequeñas que tenémos para dudar? ¿ Y en caso que estos, mostrándonos un semblante severo, terrible é inexorable, no se dignen de oirnos, ó no nos den otra respuesta que clamar: ha blasfemado... sentencia de muerte tiene este hombre... sea apedreado, no podrémos, lícita, pia y religiosamente, examinar este punto gravísimo é importantisimo á la luz de las Escrituras, que nos pone la Iglesia misma en las manos?

EXAMEN DE LA HIPOTESI PROPUESTA.

PARRAFO V.

257. Yo hablo, amigo, por la presente con vos solo. Sé que sois sábio, aunque poco inclinado al estudio de las santas Escrituras, segun el gusto de nuestro siglo: á lo menos no las ignorais, ni tampoco las dejais de respetar ni de creer. A vos, pues, os presento inmediatamente esta mi consulta: os propongo mis dudas, y las razones en que se fundan. Para que podais darme una respuesta categórica, sin confusion y sin equívoco reflejo, oid primero con bondad, y considerad atentamente cinco puntos previos, que ofrezco á vuestra reflexion. A mí me parecen cinco verdades. Si acaso no lo fuesen en vuestro juicio, yo estoy pronto á condenarlas ó corregirlas, luego al punto que me lo deis á conocer. Yo he protestado otras veces, y

TOMO II.

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protesto de nuevo, que todo este escrito y cuanto en él se contiene, lo sujeto de buena fe, no solo al juicio de la Iglesia, sino tambien al juicio y correccion de los sabios, que quieran examinarlo con formalidad.

PRIMERA VERDAD,

258. Jesucristo fundó su Iglesia en Jerusalén, y por entónces en solos los Judios; mas como él segun las órdenes de su divino Padre, debia partirse luego á una tierra distante para recibir allí un reino, y despues volverse*: eligió en su lugar á uno de los doce apóstoles, que fué S. Pedro, á quien hizo su vicario en la tierra, y consiguientemente cabeza verdadera y visible de la misma Iglesia; dejándole para esto todas las llaves de la casa, y encomendado á su cuidado, fidelidad y vigilancia, la conservacion, el aumento, la enseñanza y buen gobierno de toda la familia, por sí y por sus legítimos sucesores, hasta que él volviese.

SEGUNDA VERDAD.

259. Todo lo activo de la Iglesia de Cristo: es decir, toda la autoridad, jurisdiccion y potestad espiritual, necesaria para la conservacion, aumento y buen gobierno de esta Iglesia, la puso el mismo Hijo de Dios en sus apóstoles, dándole á uno de ellos la primacía sobre todos; lo cual era convenientísimo, para que se conservase y perpetuase el buen órden en toda la gerarquía eclesiástica. Entre estos apóstoles de Cristo, y aun entre los otros discípulos de clase inferior, es cosa cierta y averiguada, que no hubo uno solo que no fuese Judio, ó perteneciente, segun la carne, á la casa de Jacob y descendencia de Abrahán. Así como es cosa cierta y averiguada, que entre todos los 72 libros ó piezas separadas que componen la Biblia sagrada (45 antes, y 27 despues del Mesías) no hay uno solo,

* Abiit in regionem longinquam accipere sibi regnum, et reverti. Luc. xix, 12.

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