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cerá al punto, lo primero: que no se habla de los tiempos posteriores al Mesías, sino muy anteriores aun á la cautividad de Babilonia; pues Jeremías empezó á profetizar en tiempos de Josías: esto es, mas de seiscientos años antes del Mesías, y aquí habla de la idolatria de Judá, que sucedia en su tiempo. Lo segundo: que se habla del libélo de repudio dado á la casa de Israél adúltera y juntamente cismática, que se habia separado de su hermana la casa de Judá, donde estaba Sión, ó la córte y centro de unidad de la verdadera religion. Lo tercero y principal: que se habla de la casa de Israél, no considerada como Iglesia de Dios (pues antes se habia salido de la iglesia) sino considerada solamente como reino y como cosa diversa de la casa y reino de Judá. Estos dos reinos ó estas dos casas se llaman en la Escritura dos hermanas, esposas de Dios: una mayor porque comprendia diez tribus, otra menor porque comprendia solas dos: á la primera se le da el nombre de Oolla á la segunda de Ooliba, mas esto no se dice porque Dios tuviese en aquel tiempo dos esposas ó dos iglesias diversas, sino porque las dos hermanas, ambas reinas independientes en cuanto al reino terreno, debian componer una reina, una iglesia, una esposa del verdadero Dios. no obstante, la mayor se habia separado de la menor (dejándola la menor con su separacion) y esto no solamente en cuanto al reino terreno, sino tambien en cuanto á la religion, separándose (por pura política mundana, que es la verdadera peste del mundo) separándose, digo, al mismo tiempo, de su Dios, de sus leyes, de su culto, de su fe, de su esperanza y de sus obligaciones.

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Y

203. Pues á esta hermana mayor, cismática, adúltera y prostituta de profesion, dice el Señor, que al fin la arrojó de sí, y le dió libélo de repudio: mas no dice esto de la hermana menor, de la casa de Judá, de Sión, donde estaba y debía estár por institucion suya, la esposa propiamente dicha esto es, lo activo de la religion, ó la córte y centro de la verdadera Iglesia de Dios. A esta la desterró tambien à Babilonia despues de algunos años; mas no le dió

libélo de repudio, no se disolvió el matrimonió, no la dejó en libertad para casarse con otros dioses; antes por el contrario, deseando ella este libélo de repudio, deseando quedar en plena libertad por la suma corrupcion de su corazon, la declara el Señor por el profeta Ezequiel, enviado estraordinario en aquellos tiempos de su destierro, que no conseguiria de modo alguno lo que deseaba y pensaba: Y no se cumplirá el designio de vuestro ánimo, cuando decís: Serémos como las gentes, y como los pueblos de la tierra, para adorar los leños y las piedras. Vivo yo, dice el Señor Dios, que con mano fuerte, y con brazo estendido, y con furor encendido reinaré sobre vosotros. Y os sacaré de los pueblos: y os congregaré de las tierras, en donde habeis sido dispersos, con mano robusta, y con furor encendido reinaré sobre vosotros*. Esta parece la verdadera razon porque habiendo vuelto de su destierro la hermana menor, no volvió la hermana mayor, ni se sabe hasta aora con alguna distincion y claridad donde se halla; no porque se haya perdido enteramente, ni porque se haya · mezclado y confundido con las otras naciones, ni tampoco porque no haya de volver jamás, sino porque todavia no ha llegado su tiempo. ¿Y pensais, señor, que este tiempo no llegará?

204. Yo supongo por un momento, que ya no os acordeis de todos aquellos lugares de la Escritura, que quedan notados y copiados en este fenómeno de los Judios. Tambien quiero suponer por otro momento, que se hayan perdido todas las profecías, y todos cuantos libros ó piezas diversas componen la Biblia sagrada, sin quedarnos otra cosa en el dia de hoy, sino solamente el capítulo iii de Jeremías.

* Neque cogitatio mentis vestræ fiet, dicentium: Erimus sicut gentes, et sicut cognationes terræ, ut colamus ligna et lapides. Vivo ego, dicit Dominus Deus, quoniam in manu forti, et in brachio extento, et in furore effuso regnabo super vos. Et educam vos de populis et congregabo vos de terris, in quibus dispersi estis, in manu valida, et in brachio extento, et in furore effuso regnabo super - Ezech. xx, 32, 33, et 34.

VOS.

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Aun en este caso tan deplorable, y con solo este instrumento, no podiamos mirar á las diez tribus (mucho menos á Sión) como del todo abandonadas, sin remedio y sin esperanza. Proseguid leyendo el mismo capítulo, y antes de llegar á la mitad, empezareis á ver con admiracion en lo que pára al fin el repudio de la hermana mayor, y la bondad del Señor para con ella. Anda (le dice á Jeremías v. 12) anda, y da voces contra el aquilon (ácia donde habia sido ventilada cien años antes esta hermana mayor) llámala, convídala, exórtala que vuelva á su Dios con todo su corazon. Dile que estoy pronto á recibirla, y la recibiré en efecto, no obstante haberle dado libélo de repudio. Dile en mi nombre, y asegúrale de mi parte, que mi indignacion contra ella, aunque grande y justísima, no es irremediable: que no quiero de ella otra cosa, sino que conozca su iniquidad que conozca y confiese que ha pecado contra su Dios. Anda, y grita estas palabras contra el Aquilon, y dirás: Vuélvete, rebelde Israél,... y no apartaré mi cara de vosotros: porque Santo soy yo,... y no me enojaré por siempre. Con todo eso reconoce tu maldad, porque contra el Señor tu Dios has prevaricado:... Volveos, hijos, que os retirasteis,... porque yo soy vuestro marido*.

205. Si esto os parece todavia poco claro en favor de la hermana mayor, seguid leyendo un poco mas, y vereis como la exortacion pasa luego, aunque insensiblemente, á profecía (lo cual es frecuentísimo en todos los profetas). Así prosigue el Señor inmediatamente diciendo: Volveos, hijos, que os retirasteis (ó rebeldes, como leen otras versiones) porque yo soy vuestro marido; y tomaré de vosotros uno de cada ciudad, y dos de cada parentela, y os

* Vade, et clama sermones istos contra Aquilonem, et dices: Revertere aversatrix Israël,... et non avertam faciem meam à vobis: quia sanctus ego sum,... et non irascar in perpetuum. Veruntamen scito iniquitatem tuam, quia in Dominum Deum tuum prævaricata es... Convertimini filii revertentes,... quia ego vir vester. Jerem. iii, 12, 13, et 14.

introduciré en Sión. Ya desde aquí empieza la profecía. Estas son las reliquias preciosas de Israél, de que tanto se habla en los Profetas: de que S. Pablo habla en varias partes, especialmente en la epístola á los Romanos, cap. xi, de que se habla en el Apocalipsis, cap. vii, cuando se sacan de cada una de las tribus doce mil sellados con el sello de Dios vivo, &c. De este modo prosigue Jeremías en lo restante del capítulo iii, anunciando cosas del todo nuevas, que hasta aora ciertamente no han sucedido. Por ejemplo: v. xvii, En aquel tiempo llamarán á Jerusalén Trono del Señor; y serán congregadas á ella todas las naciones en el nombre del Señor en Jerusalén, y no andarán tras la maldad de su corazon pésimo*. El misterio que aquí se empieza á divisar, lo observarémos en otra parte. En aquellos dias (prosigue diciendo v. 18) la casa de Judá irá á la casa de Israél, y vendrán á una de la tierra del Aquilon (y de todas las regiones, como se halla en los Setenta) á la tierra que dí á vuestros padres†.

206. Esto último ; cuando sucedió?; Acaso en la vuelta de Babilonia? Falso y falsísimo por la misma historia sagrada, y por todos los monumentos que nos quedan de este suceso. La casa de Judá, que fué desterrada á Babilonia en tiempo de Nabucodonosór, esta volvió de Babilonia con licencia del rey Ciro, sin habérsele pasado por el pensamiento el ir primero á buscar á su hermana mayor (con quien habia vivido siempre en suma enemistad) para venir junto con ella á la tierra de sus padres. Esta hermana mayor quedó en su destierro, en su cautividad, en su dispersion; ni hubo entónces, ni hubo despues, quien la fuese á llamar. Y aunque la hubiese llamado alguno, estaba escusada legítimamente por no haber lugar para ella

* In tempore illo vocabunt Jerusalem Solium Domini: et congregabuntur ad eam omnes gentes in nomine Domini in Jerusalem, et non ambulabunt post pravitatem cordis sui pessimi.— Jerem. iii, 17. + In diebus illis ibit domus Juda ad domum Israël, et venient simul de terra Aquilonis (et de omnibus regionibus) ad terram, quam dedi patribus vestris. — Jerem. iii, 18.

en la tierra de sus padres; estando tan ocupada, menos Judá y Benjamín, con las naciones que habia enviado á poblarla Salmanazár 200 años antes de Ciro *. En este destierro ha estado hasta aora como perdida, y lo estará hasta su tiempo. En aquellos dias la casa de Judá irá á la casa de Israél, y vendrán á una de la tierra del Aquilón (y de todas las regiones) á la tierra, que dí á vuestros padres. Es cierto que no sabemos cuando ni como podrá esto suceder; mas esta ignorancia propia nuestra, respecto de lo futuro, no puede ser una razon suficiente para negarlo ó despreciarlo, 6 echarlo á otros sentidos conocidamente violentos, ó puramente acomodaticios. Traed á la memoria aquella trompeta grande, de que hablamos en otra parte, que, como se dice en Isaías, se debe tocar en algun dia para este fin. En aquel dia resonará una grande trompeta, y vendrán los que se habian perdido de tierra de los Asirios, y los que habian sido echados en tierra de Egipto, y adorarán al Señor en el santo monte en Jerusalént. Tambien podeis acordaros de aquel otro lugar del mismo Isaías: Y alzará bandera á las naciones, y congregará los fugitivos de Israél, y recojerá los dispersos de Judá de las cuatro plagas de la tierra ‡.

207. En suma, no perdamos tiempo inútilmente: todo el cap. iii de Jeremías nada prueba contra Sión, antes confirma y corrobora todos los instrumentos (tantos y tan claros) que tiene á su favor. Por consiguiente, no hay razon alguna para decir que es una esposa repudiada; sino una esposa penitenciada, que está cumpliendo su penitencia, hasta que acabe de recibir enteramente de la mano del Señor al doble por todos sus pecados §.

* 4 Reg. xvii, 24.

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+ In die illa clangetur in tuba inagna, et venient qui perditi fuerant de terra Assyriorum, et qui ejecti erant in Terra Ægypti, et adorabunt Dominum in monte sancto in Jerusalem.- Isai. xxvii, 13.

Et levabit signum in nationes, et congregabit profugos Israël, et dispersos Juda colliget à quatuor plagis terræ, &c. — Isai. xi, 12. § De manu Domini duplicia pro omnibus peccatis suis. Id.

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