Oldalképek
PDF
ePub

97. Esta amenaza terrible que los Judios, sabios en sí mismos*, jamas creyeron plenamente, se empezó á verificar (no obstante su vana confianza, y su estulta seguridad) despues de la muerte del Mesías, y se ha verificado con tanta plenitud, que mas de diez y siete siglos ha, que la descendencia del justo Abrahán, ni es pueblo de Dios, ni aun siquiera pueblo: habiendo quedado desde entonces, en un estado tan singular, como lo ha visto y lo ve todo el mundo: y como todo el mundo debiera mirarlo con los mayores sentimientos de religion, si mirase tambien, que todo esto está anunciado en la Escritura, del mismo modo y en la misma forma en que lo ve. Por lo que el mismo Mesías, anunciando la proxima ruina de Jerusalén, y el castigo inminente del pueblo de Dios, dice que aquellos dias serán ya solo de ira y de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas+.

98. Segun esto, tenemos en el asunto de que vamos hablando dos cosas ciertas é indubitables, de que nos da testimonio la divina Escritura: de la una en historia, de la otra en profecía; mas en profecía ya plenamente verificada en presencia de todo el mundo, y con ciencia cierta de todos los que son capaces de saber. La primera en historia es, que la descendencia del justo Abrahán por Isaac, y Jacob, fué por espacio de muchos siglos el pueblo único de Dios, fué la viña de Dios, la heredad de Dios, la iglesia de Dios, la sinagoga de Dios, que todas estas diversas palabras, que usa la misma Escritura, significan una misma cosa. La segunda en profecía, ya plenísimamente verificada, es, que este mismo pueblo de Dios, despues de la muerte del Mesías, ha sido despojado enteramente de su dignidad, como estaba escrito, y como el mismo Mesías lo

manu vestra. Ab ortu enim solis usque ad occasum, magnum est nomen meum in gentibus, et in omni loco sacrificatur, et offertur nomini meo oblatio munda. — Malach. i, 10, et 11.

* Vobis ipsis sapientes.—2 ad Cor. xi, 19.

+ Quia dies ultionis hi sunt, ut impleantur omnia, quæ scripta sunt, Luc. xxi, 22.

confirmó diciendo: Mas los hijos del reino serán echados en las tinieblas esteriores*.

99. Aora, si fuera de estas dos cosas ciertas é indubitables, de que tanto nos ha hablado la divina Escritura, hallásemos en ella misma otra tercera, que todavia no se ha verificado, y esto no oscuramente, sino con la mayor claridad posible, no una ó dos veces, sino innumerables, no en uno ó dos profetas, sino en casi todos: en este caso, suponiéndolo cierto é innegable, ¿qué deberiamos hacer? ¿Nos sería lícito dudar de esta tércera, ó despreciarla ó desfigurarla? ¿Nos sería lícito hacer en esta tercera, lo que no hacémos, ni nos es posible hacer con la primera, ni con la segunda? Nos sería lícito pasarla á otros sentidos impropios y violentísimos, y por eso mismo infinitamente ajenos de la veracidad de Dios? Pues, amígo mio, esta tercera se halla en las santas Escrituras, no menos que la primera y la segunda: se halla anunciada con la misma y mayor claridad: se halla, no solo en Daniel, en Oseas y Malaquias, sino en casi todos los Profetas, y en algunos repetidas veces. ¿Cual es esta tercera? Que la misma descendencia del justo Abrahán, por Isaac, y Jacob, la que desde Abrahán hasta Cristo fué pueblo único de Dios, y que desde Cristo hasta el dia de hoy, está privada de este honor, y arrojada en las tinieblas esteriores esta misma descendencia de Abrahán volverá algun dia á ser otra vez pueblo de Dios, infinitamente mayor de lo que fué en otros tiempos; y esto en su misma pátria, de que fué desterrada, y bajo de otro testamento sempiterno, que no puede envejecerse, ni acabarse como el primero. No me pregunteis tan presto, en qué sentido hablo, porque yo no soy capaz de esplicar muchas cosas á un mismo tiempo. El sentido en que hablo, se irá manifestado por sí mismo sin otra diligencia. Si esto tercero así como suena (que bien claro está) os parece duro y dificil de creer, dareis con esto una prueba bien sensible, de que solo creeis

[ocr errors]

Filii autem regni ejicientur in tenebras exteriores.-Mat. viii, 12.

á Dios en aquellas cosas que ya veis verificadas con vuestros propios ojos; mas no en aquellas otras que no se han verificado, ni se sabe ni se entiende como podrán verificarse. Y en este caso no debereis estrañar, que os apliquemos aquellas palabras de Cristo ya resucitado: Porque me has visto, Tomás has creido: Bienaventurados los que no vieron y creyeron*. Esto tercero es lo que vamos ya á mostrar.

SE CONSIDERA EL CAPITULO XI DE ISAIAS.

PARRAFO II.

100. La primera parte de esta profecía hasta el ver. 10, aunque hacia admirablemente al asunto general de esta obra, mas respecto del asunto particular, de que actualmente hablamos, no viene tan al caso. En ella hay tanto que observar, que era necesaria una difusa y casi importuna digresion. Por cuyo motivo nos vemos precisados á omitirla por aora, reservándola para su propio y natural lugar, que debe tener en la tercera parte. No obstante, parece conveniente advertir aquí, como de paso, mas á grandes voces, que no es cierto, ni aun siquiera probable, con verdadera probabilidad, que se hable en esta profecía de la primera venida del Mesías, ni de la Iglesia presente, á donde tiran los intérpretes, segun su sistema, usando para esto, ya de sumo ingenio, ya de suma violencia; sino que habla y manifiestamente de la venida del Señor en gloria y magestad, como es facilísimo, no digo solamente probarlo, sino demostrarlo con suma evidencia, así por el testo mismo, y por todas sus espresiones y palabras, como por todo su contesto, tomado desde el capítulo x, continuado por todo el xi, y seguido hasta el xii. Confieso ingenuamente que dejo este punto con suma repugnancia: no lo dejára tan del todo, si no tuviera esperanza de volverlo á tomar con mas quietud en otra ocasion mas oportuna. Vengamos,

* Quia vidisti me Thoma, credidisti: Beati qui non viderunt, et crediderunt.-Joan. xx, 29

pues, á la observacion de la segunda parte de la misma profecía, que es la que aora se ha de menester.

VERSO XI.

101. Y será en aquel dia: Estenderá el Señor su mano segunda vez para poseer el resto de su pueblo, que quedará de los Assirios, y de Egipto, y de Fetros, y de Etiópia, y de Elám, y de Sennaar, y de Emath, y de las islas del mar. Y alzará bandera á las naciones, y congregará los fugitivos de Israél, y recojerá los dispersos de Judá de las cuatro plagas de la tierra. Y será quitada la emulacion de Efraim, y perecerán los enemigos de Judá: Efraim no envidiará á Judá, y Judá no peleará contra Efraim. Y volarán á los hombros de los Filistéos por mar, &c.*

102. Os parecerá sin duda á primera vista, que esta profecía que acabais de leer con vuestros ojos no pide interpretacion, bastando leerla para entenderla; y no obstante esta es una de las muchas profecías, que no pueden pasar sin grandes precauciones; no puede salir al público, sin haber entrado en el crisol, y dejado en él todo lo que se tiene por escoria; no sea que se entienda como se lee, y con esto solo se desconcierten, ó se pongan en peligro algunas medidas. Para evitar, pues, este gran peligro, debe interpretarse la profecía, diciendo resueltamente, que aunque en sentido literal anuncia la salida de Babilonia, y en este sentido se verificó entónces, si no en todo, á lo menos en parte; mas en otro sentido mas alto +

* Et erit in die illa: Adjiciet Dominus secundò manum suam ad possidendum residuum populi sui, quod relinquetur ab Assyriis, et ab Ægypto, et à Phetros, et ab Ætiopia, et ab Ælam, et á Sennaar, et ab Emath, et ab insulis maris. Et levabit signum in nationes, et congregabit profugos Israël, et dispersos Juda colliget à quatuor plagis terræ. Et auferetur zelus Ephraïm, et hostes Juda peribunt : Ephraim non æmulabitur Judam, et Judas non pugnabit contra Ephraim. Et volabunt in humeros Philisthiim por mare, &c.—Isai. xi, 11, 12, 13, 14.

+ In sensu altiori.

anuncia otra cosa mucho mayor. ¿Cual es esta? Es, dicen, la conversion de muchísimos Judios, no ya uno á uno: esto es, poquísimos: sino de milhares de ellos, y verosimilmente de todas las doce tribus, que sucedió con la predicacion de los Apóstoles, así en Jerusalén, y Judea, como en todas las otras partes del mundo, por donde discurrieron los mismos Apóstoles*. En este sentido altísimo, y por eso especialmente intentado por el Espíritu Santo, se acabó de verificar la profecía, que solo se habia verificado en parte en la salida de Babilonia, y esto como un tipo ó figura de la liberacion por Cristo de otra cautividad mayor, que era la del demonio y del pecado, &c.

103. Para ver aora con los ojos si esta interpretacion es justa ó no, aunque fuera muy conducente el confrontarla con el testo mismo, y con todas sus palabras; mas por abreviar, reparémos solamente en dos palabras importantes, que contiene la primera cláusula: la una es, segunda: la otra es, para poseer... Y será en aquel dia: Estenderá el Señor su mano segunda vez para poseer el resto de su pueblo, que quedará, &c. De manera, que el Señor promete aquí en términos claros y formales, que para poseer el residuo de Israél, hará segunda vez, en aquel dia, aquello mismo que hizo en otros tiempos la primera vez; pues ninguna cosa puede hacerse segunda vez, si no se ha hecho la vez primera. Se pregunta aora, ¿á qué suceso anterior alude esta palabra segunda? Si no recurrimos al Exodo, ó á la salida de Egipto, y paso del mar rojo, parece claro, que nos cansarémos en vano. El testo mismo de esta profecía nos remite á este primer suceso, concluyendo con estas palabras: Y habrá camino para el resto de mi pueblo, que escapáre de los Asirios: así como lo hubo para Israel, en aquel dia, que salió de Tierra de Egipto †. Siendo el primer suceso la salida de Egipto, en la cual

* Prædicantes Evangelium in universo mundo omni creaturæ. Vide Marc. xvi, 15.

+ Et erit via residuo populo meo, qui relinquetur ab Assyriis: sicut fuit Israëli in die illa, quâ ascendit de Terra Ægypti. — Isai. xi, 16.

« ElőzőTovább »