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ral, compuesto de muchos individuos unidos entre sí contra el Señor, y contra su Cristo*, esta bestia dice, estaba en el mar y salia del mar; por consiguiente era de especie cetácea por su grandeza. Lo mismo dice Daniel de sus cuatro bestias, de que se compone visiblemente la bestia del Apocalipsis: Y cuatro grandes bestias subian de la mart. Dice S. Juan, que esta bestia terrible que salia del mar, irá en muerte, pues será muerta y destruida enteramente con la espada del Rey de los reyes, en el dia solemnísimo de su venida del cielo á la tierra.

Ved aora y juzgad, si todo esto corresponde perfectamente, y aun abre la inteligencia de aquella espresion oscurísima de Isaías y matará la ballena que está en el mar.

64. Conociendo, pues, el dia en que ha de suceder el primer misterio, podemos ya decir, que conocemos el dia, ó tiempo en que deben suceder los otros tres. En efecto, su misma grandeza y novedad, parece que nos llama á otro tiempo todavia futuro infinitamente diverso del presente. Ved aquí por su órden los cuatro misterios que contiene este capítulo xxvii de Isaías. El primero es el que acabamos de observar: esto es, la visita de la serpiente, con su espada dura, y grande, y fuerte,... y al mismo tiempo la muerte, la destruccion, la ruina total del ceto, que está en el mar, ó de la muchedumbre de peces grandes y monstruosos, unidos contra el Cristo del Señor, ó de la bestia de siete cabezas y diez cuernos; ó del Anticristo, ó del hombre de pecado, &c. Todo me parece una misma cosa, esplicada con diversas palabras: En aquel dia visitará el Señor con su espada dura, y grande, y fuerte, sobre Leviatán... y matará la ballena que está en el mar.

65. El segundo misterio es este: En aquel dia la viña del vino puro le cantará á él. En estas cuatro palabras se divisa bien un misterio, del todo nuevo, inaudito hasta el dia de hoy, y solo digno de aquel tiempo feliz. En aquel dia, la viña del vino puro cantará las alabanzas del Señor. ¿Qué viña es esta de vino puro, de vino geAct. iv, 26.

* Adversùs Dominum, et adversùs Christum ejus.· ↑ Et quatuor bestiæ grandes ascendebant de mari.— Dan. vii, 3,

neroso, de vino óptimo? Nadie ignora, que en todos tiempos ha tenido Dios en esta nuestra tierra una viña, ó una iglesia que le ha dado el debido culto: que lo ha reconocido, lo ha adorado, lo ha alabado: que siempre ha producido algunos frutos de justicia, dignos de Dios; ó pocos ó muchos, buenos ó mejores, segun los tiempos y el cultivo. La tuvo desde Adan por Set hasta Noé. La tuvo desde Noé por Sem hasta Abrahán: estos dos tiempos son sin duda los mas infecundos. La tuvo desde Abrahán por Isac y Jacob hasta Moisés; por cuyo ministerio se trasplantó la viña, y se le dió un nuevo cultivo, que hasta entonces no se le habia dado: esto es, la ley y las ceremonias fijas y estables del culto esterno: Trasladaste de Egipto una viña: echaste fuera las naciones, y la plantaste*. Con este cultivo es cierto que la viña dió mas y mejores frutos, que en todos los tiempos anteriores, y los prosiguió dando sin interrupcion hasta el Mesías; aunque nunca tantos, ni tan buenos, como se debia esperar. La tiene en fin, infininitamente mejorada despues del Mesías, en consecuencia de sus sudores, de su sangre, de sus méritos, de su doctrina y de la efusion de su divino Espíritu. Y tambien (que esto no puede disimularse) en consecuencia de haber licenciado y arrojado fuera de la viña á sus antiguos colonos, y puesto en su lugar otros nuevos; conforme à la sentencia que ellos mismos se dieron, cuando el Señor les propuso la parábola de la viña. Estos dijeron: A los malos destruirá malamente: y arrendará su viña á otros labradores† ; la cual sentencia confirmó el Señor luego al punto diciéndoles con toda claridad, que bien presto sucedería así: Por tanto os digo, que quitado os será el reyno de Dios, será dado á un pueblo que haga los frutos de él‡.

y

66. No es posible negar, sin negar la misma evidencia,

eam.

Vineam de Egipto transtulisti: ejecisti gentes, et plantasti
Ps. lxxix, 9.

Ajunt illi: Malos malè perdet et vineam suam locabit aliis agricolis. Mat. xxi, 41.

Ideo dico vobis quia auferetur à vobis regnum Dei, et dabitur genti facienti fructus ejus. Mat. xxi, 43.

que esta viña, que despues del Mesías tiene Dios en el mundo, ha dado en todos tiempos frutos admirables, escelentes, óptimos y en una grande y prodijiosa cantidad, mas tampoco es posible negar sin negar la misma evidencia, que en todos tiempos se ha visto en esta misma viña de Dios, una mayor y mas prodigiosa multitud de plantas, no digo solamente estériles, infecundas, sin fruto alguno razonable; no digo solamente cargadas de agrazones silvestres, ásperos y duros, que jamas llegan á madurar; sino lo que parece mas estraño, cargados en lugar de uvas, de otros frutos incógnitos, mal sanos, llenos de peligro y aun de veneno, agenos, contrarios y contradictorios á los frutos propios del Espíritu*. De modo, que con la misma, ó con mayor razon se puede quejar aora el Señor, como se quejaba en otros tiempos muy anteriores al Mesías: ¿Qué es lo que debí hacer mas de esto á mi viña, y no lo hice? ¿es porque esperé que llevase uvas, y las llevó silvestres:... y esperé que hiciese juicio, y he aquí iniquidad+?

67. Diráse no obstante, que la viña de vino puro, generoso y óptimo, de que aquí habla este profeta, no puede ser otra que la Iglesia presente, renovada, y aun plantada de nuevo por el Mesías mismo; regada con su sangre, fecundada con su Espíritu; cuyas leyes son escelentes, como que no paran en la superficie, sino que pasan directamente á lo mas interior del corazon; cuya creencia es altísima; cuya doctrina es ciertamente divina; cuya moral purísima; cuyo culto no consiste solamente en templos hechos de mano,... sino en espíritu y verdad‡; cuyas ceremonias son graves, majestuosas, significativas; cuyo sacrificio perfectamente santo, como que en él está real y verdaderamente la fuente misma de toda santidad: en suma, cuyos medios de santi

* Ad Gal. v, 19, &c.

+ Quid est quod debui ultrà facere vineæ meæ, et non feci ei? an quod expectavi ut faceret uvas et fecit labruscas?... et expectavi, ut faceret judicium, et ecce iniquitas. Isaí. v, 4, et 7.

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Non in manufactis templis habitat,... sed in spiritu, et veritate.
Act. xvii, 24, et Joan. iv, 23.

ficacion, al paso que abundantes, son eficacísimos, &c. Todas estas cosas, y otras muchas mas que pudieran añadirse, son ciertamente grandes y magníficas: y por eso dignas todas de nuestro mas profundo respeto y agradecimiento. Mas debiéramos reflexionar antes de cantar la victoria, que todas estas cosas y otras semejantes, no pertenecen de modo alguno al fruto de la viña, sino solamente á su cultivo. Nos dicen y predican todo lo que Dios ha hecho con la viña; no la bondad de la viña para con Dios. Nos dicen y predican todo lo que Dios ha hecho para con la viña, que no podia ser mas, y no nos dicen una sola palabra de lo que la viña ha hecho, y ha de hacer para con Dios. ¿Quién puede ignorar, que la bondad de una viña consiste no en que tenga el mejor cultivo posible, ni tampoco en que tenga plantas á millares; sino en que el fruto corresponda, así en abundancia como en bondad á la muchedumbre de sus plantas, y la escelencia de su cultivo? Este parece sin duda el mayor de los males, que una viña cultivada con tanto cuidado, con tantas industrias, con tantos gastos, no haya correspondido siempre, ni corresponda á proporcion á las esperanzas. Esceptuando algunas plantas, que siglos ha han sido pocas, respecto de la otra muchedumbre, es innegable, sin negar la misma evidencia, que todas las otras no han dado fruto alguno, sino cuando mas, hojas inútiles; ó lo han dado escasísimo y de ínfima calidad; ó han dado solamente agrazones silvestres, que deben contarse mas entre los frutos de la carne que del espíritu.

68. Siendo esto así, como lo es en realidad: ¿ os parece que tendrá gran razon esta viña presente para gloriarse de la escelencia y de la muchedumbre de sus frutos? ¿Os parece que tendrán gran razon sus propios labradores, que no dejan de conocerla, por dentro y fuera, para ensalzarla y beatificarla á todas horas, para ponderar su gran fecundidad, y para darle el título ilustre supremo de la viña del vino puro? ¿No les podrémos repetir á estos labradores aquellas palabras que á este mismo propósito les decía el

Apostol: No es buena vuestra jactancia*? Los frutos de esta viña comparados con los que daba antes del Mesías, no hay duda que se hallan muy superiores en número y en bondad; mas si se atiende al cultivo que ha tenido constantemente despues del Mesías, como se debe atender; si se examinan fielmente las partidas de gastos y recibo, como se deben examinar; entonces parecerá necesario mudar de tono, confesando, con espíritu humillado, que no es buena vuestra jactancia: por consiguiente, que el título glorioso é ilustre, de la viña del vino puro, no puede todavia competir á esta viña en el estado y providencia presente. ¿Como ha de ser viña de vino puro, ni merecer este nombre con alguna propiedad, si no da este vino puro de que se habla? Como ha de dar este vino puro, generoso y óptimo, si las uvas óptimas son rarísimas, las buenas no muchas, las ácidas é insípidas, en abundancia, y las pésimas innumerables? Luego no puede ser esta viña de la que habla la profecía.

69. Se podrá acaso responder, que el vino de esta viña presente será puro y óptimo, si solo se consideran las uvas buenas y se esprimen estas separadamente de la otra infinita muchedumbre: mas este espediente bueno en sí, se encuentra luego al punto con un embarazo terrible, ó con una consecuencia intolerable. ¿Cual es esta? Que con la misma razon, con el mismo espediente, y con el mismo sentido, podrémos dar el título ilustre de viña del vino puro á la viña que tuvo Dios en todos los tiempos anteriores al Mesías. ¿Y por qué no? Puede alguno dudar de la bondad, de la inocencia, de la simplicidad, de la devocion y piedad, de la rectitud y justicia de nuestros Patriarcas, de nuestros Profetas, y de nuestros justos? Esprímanse, pues, estas uvas solas, ó estos frutos de la antigua viña, los cuales fueron mas y mejores de lo que se piensa comunmente, y se hallará con admiracion un vino puro, escelente,

* Non est bona gloriatio vestra. 1 ad Cor. v, 6.

+ In...spiritu humiliatis... Non es bona gloriatio vestra. iii, 39; et 1 ad Cor. v, 6.

TOMO II.

К

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Dan.

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