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quedé maravillado de grande admiracion*. Leed este capítulo xvii y el siguiente, y allí vereis cuan gran razon tenía el amado discípulo para admirarse con tan gran admiracion, de ver á Roma en el estado infelicísimo que él mismo anuncia.

396. El mismo Isaías le dice á Babilonia: Aora, pues, escucha esto, tú delicada, y que habitas confiadamente, la que dices en tu corazon: Yo soy, y fuera de mí no hay mas: no me sentaré viuda, ni conoceré esterilidad. Te vendrán estas dos cosas subitáneamente en un solo dia, esterilidad y viudez. Todas estas cosas vinieron sobre ti... Este tu saber y ciencia te engañó. Y dijiste en tu corazon: Yo soy, y fuera de mí no hay otra. Vendrá mal sobre ti, y no sabrás de donde nacerá; y se desplomará sobre tí una calamidad, que no podrás espiar: vendrá sobre ti repentinamente una miseria, que no sabrás†. 397. Como es posible acomodar todo esto á la antigua ¿ Babilonia, tomada por Dario, y Ciro? Leed, amigo, cualquier espositor; comparad lo que os dijere con el testo, y con la historia de este suceso que no ignorais; y con esto solo podeis salir de toda duda; mucho mas si reparais en el testo del Apocalipsis, que hablando de Roma futnra, dice así:

Cuanto ella se ha glorificado, y ha vivido en deleites: tanto le dareis de tormento y llanto: porque dice en su corazon: Yo estoy sentada reina: y no soy viuda: y no veré llanto. Por esto en un dia vendrán sus plagas,

Et miratus sum cum vidissem illam admiratione magna. — Apoc.

xvii, 6.

+ Et nunc audi hæc delicata, et habitans confidenter, quæ dicis in corde tuo: Ego sum, et non est præter me ampliùs: non sedebo vidua, et ignorabo sterilitatem. Venient tibi duo hæc, subitò in die una, sterilitas et viduitas. Universa venerunt super te... Sapientia tua et scientia tua hæc decepit te. Et dixisti in corde tuo: Ego sum, et præter me non est altera. Veniet super te malum, et nescies ortum ejus et irruet super te calamitas, quam non poteris expiare: veniet super te repentè miseria, quam nescies. Isai. xlvii, 8, 9, 10, 11.

muerte, y llanto, y hambre, y será quemada con fuego: porque es fuerte el Dios que la juzgará*.

Jeremías. Retornadle segun su obra: segun todas las cosas que hizo, hacedle á ella+.

Apocalipsis. Tornadle á dar así como ella os ha dado: y pagadle al doble segun sus obras‡.

Jeremías. La que moras sobre muchas aguas, rica en tesoros §.

Apocalipsis. Ven acá, y te mostraré la condenacion de la grande ramera, que está sentada sobre las muchas

aguas.

Jeremías. Súbitamente cayó Babilonia, y fué desmenuzada¶.

Apocalipsis. Y despues de esto vi descender del cielo otro angel, que tenia gran poder: y la tierra fué esclarecida de su gloria. Y esclamó fuertemente, diciendo: cayó, cayó Babilonia la grande... Lo mismo se dice en el capítulo xiv, versiculo 8. Y otro angel le siguió diciendo: Cayó, cayó aquella Babilonia la grande... Lo cual tambien alude al capítulo xxi de Isaías, versiculo 9, donde se lee: Cayó, cayó, Babilonia**.

* Quantum glorificavit se, et in delitiis fuit: tantum date illi tormentum et luctum : quia in corde suo dicit: Sedeo regina: et vidua non sum et luctum non videbo. Ideo in una dia venient plagæ ejus, mors, et luctus, et fames, et igne comburetur: quia fortis est Deus, qui judicabit illam.-Apoc. xviii, 7, 8.

+ Reddite ei secundùm opus suum: juxta omnia quæ fecit, facite illi. — Jerem. 1, 29.

Reddite illi sicut et ipsi reddidit vobis: et duplicate duplicia secundùm opera ejus. — Apoc. xviii, 6.

§ Quæ habitas super aquas multas, locuples in thesauris.—Jerem. li, 13.

|| Veni, ostendam tibi damnationem meretricis magnæ, quæ sedet super aquas multas. Apoc. xvii, 1.

¶ Subitò cecidit Babylon, et contrita est.—Jerem. li, 8.

** Et post hæc vidi alium angelum descendentem de cœlo, habentem potestatem magnam: et terra illuminata est à gloria ejus. Et exclamavit in fortitudine, dicens: Cecidit, cecidit Babylon mag

Jeremías. Huid de en medio de Babilonia, y salve

cada uno su alma... y versiculo 45.

Salid de en medio

de ella, pueblo mio: para que salve cada uno su alma de la ira del furor del Señor*.

Apocalipsis. Yoí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mio, para que no tengais parte en sus pecados, y que no recibais de sus plagas+.

Jeremías. Cáliz de oro Babilonia en la mano del Señor, que embriaga toda la tierra: del vino de ella bebieron todas las naciones, y por esto fueron conmovidas‡·

Apocalipsis. Y se embriagaron los moradores de la tierra con el vino de su prostitucion§. Porque todas las gentes han bebido del vino de la ira de su fornicacion: y los reyes de la tierra han fornicado con ella||.

Jeremías. Así será sumergida Babilonia, y no se levantará de la afliccion¶.

Apocalipsis. Y un Angel fuerte alzó una piedra como una grande piedra de molino, y la echó en la mar, diciendo: Con tanto ímpetu será echada Babilonia, aquella grande ciudad, y ya no será hallada jamás**.

na, &c. Et alius angelus secutus est dicens: Cecidit, cecidit Babylon illa magna... Cecidit, cecidit Babylon. - Apoc. xviii, 1, 2; et xiv, 8; et Isai. xxi, 9.

* Fugite de medio Babylonis, et salvet unusquisque animam suam... Egredimini de medio ejus, populus meus: ut salvet unusquisque animam suam ab ira furoris Domini.—Jerem. li, 6, et 45.

↑ Et audivi aliam vocem de cœlo, dicentem: Exite de illa, populus meus, ut ne participes sitis delictorum ejus, et de plagis ejus non accipiatis.Apoc. xviii, 4.

Calix aureus Babylon in manu Domini, inebrians omnem terram: de vino ejus biberunt gentes, et ideò commotæ sunt. Jerem. li, 7.

§ Et inebriati sunt, qui inhabitant terram de vino prostitutionis ejus.-Apoc. xvii, 2.

|| Quia de vino iræ fornicationis ejus biberunt omnes gentes: et reges terræ cum illa fornicati sunt.-Apoc. xviii, 3.

¶ Sic submergetur Babylon, et non consurget à facie afflietionis, &c.-Jerem. li, 64.

** Et sustulit unus angelus fortis lapidem quasi molarem mag

Jeremías. Y los cielos Y la tierra, y todas las cosas, que hay en ellos darán alabanza sobre lo de Babilonia*. Apocalipsis. Regocijate sobre ella, cielo, y vosotros santos Apóstoles, y Profetas: porque Dios ha juzgado vuestra causa cuanto á ella†. Y en el capítulo xix prosigue diciendo: Despues de esto oí como voz de muchas gentes en el cielo, que decian: Aleluya: La salud, y la gloria, y el poder es á nuestro Dios. Porque sus juicios verdaderos son y justos, que ha condenado á la grande ramera, que pervirtió la tierra con su prostitucion, y ha vengado la sangre de sus siervos de las manos de ella. Y otra vez dijeron: Aleluya. Y el humo de ella sube en los siglos de los siglos‡·

398. Basten estas pocas alusiones que acabamos de notar, para conocer, ó á lo menos entrar en grandes y vehementes sospechas, de que la Babilonia de los Profetas no puede limitarse á aquella antigua é individua ciudad, que fué la córte del primer imperio. Así como aquel primer imperio, que al principio estuvo en la cabeza de oro de la estátua, se ha ido bajando con el tiempo, de la cabeza al pecho y brazos, despues al vientre y muslos, y ultimamente del vientre y muslos á las piernas, pies y dedos (como actualmente lo vemos): así aquella primera Babilonia considerada, no en lo material, sino en lo formal, ha ido siguiendo los mismos pasos; no digo solamente desde Nabucodonosor, ó desde el primer imperio de los cuatro

num, et misit in mare, dicens: Hoc impetu mittetur Babylon civitas illa magna, et ultra jam non invenietur.-Apoc. xviii, 21.

* Et laudabunt super Babylonem cœli et terra, et omnia quæ in eis sunt.-Jerem. li, 48.

+ Exulta super eam, cœlum, et Sancti Apostoli, et Prophetæ : quoniam judicavit Deus judicium vestrum de illa.-Apoc. xviii, 20.

Post hæc audivi quasi vocem turbarum multarum in cœlo, dicentium: Alleluia: Salus, et gloria, et virtus Deo nostro est. Quia vera, et justa judicia sunt ejus, qui judicavit de meretrice magna, quæ corrupit terram in prostitutione sua, et vindicavit sanguinem servorum suorum de manibus ejus. Et iterum dixerunt: Alleluia. Et fumus ejus ascendit in sæcula sæculorum.-Apoc. xix, 1, 2, 3.

mas célebres; sino aun desde que comenzó el imperio, ó el principado de un hombre solo sobre muchos que llamamos monarquía; lo cual como se lee en el capítulo x, versiculo 10 del Génesis, tuvo su primer principio en Babilonia.

399. En este aspecto, pues, me parece a mí que consideran los Profetas á Babilonia, cuando le anuncian con tantas, tan vivas y tan magníficas espresiones, cosas que hasta aora no se han visto en el mundo, ni se han verificado de modo alguno en aquella primera y antigua Babilonia. Considerada Babilonia en este aspecto, se entienden al punto sin embarazo alguno dichas profecías; las cuales sin esto quedan ciertamente algo mas que dificiles, oscuras é inaccesibles. Este mismo aspecto parece que es el que tuvieron muy presente los apóstoles S. Pedro y S. Juan, cuando la dieron el nombre propio de Babilonia á aquella gran ciudad, que en su tiempo era la señora del mundo, como la capital del imperio romano. Es verdad que este imperio ha bajado muchos dias ha, desde el vientre hasta los pies y dedos de la estátua; mas con todo eso podemos decir, que persevera, no fisica sino moralmente, en uno de sus efectos principales, dignos por cierto de todas las atenciones de los Apóstoles y Profetas. Persevera, digo, moralmente en lo que es relativo al pueblo de Israél (pueblo propio de los unos y de los otros:) persevera, vuelvo á decir, en cuanto al cautiverio y dispersion entera y completa de este pueblo infeliz, ejecutada por los Romanos despues de la muerte del Mesías, y continuada, confirmada y agravada por el cuarto imperio: y persevera tambien moralmente perseverando en su lustre, gloria y esplendor aquella misma ciudad, que fué corte y capital del mismo imperio; y aora lo es de un estado ó imperio pequeño en lo material, mas en lo espiritual de un imperio ó estado mayor, cual es, ó debia ser todo el orbe cristiano.

400. No sé, amigo mio, si en este último punto me he esplicado bien: pienso que no; mas no por eso quedo

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