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aun como posible, que la primera esposa de Dios, ó la casa de Jacob, arrojada con tanta ignominia, y castigada con tanta severidad, pueda algun dia volver á la gracia de su esposo pueda algun dia ser llamada y asunta con grandes ventajas á su antigua dignidad: pueda algun dia ocupar el puesto, que aora ocupa la que entró en su lugar, cuando esta sea tan infiel y tan ingrata como ella, cuando la supere en malicia, y la justifique con la abundancia de su iniquidad. Todas estas cosas que acabo de apuntar, solo como en cifra ó en diseño, en adelante se irán desenvolviendo poco a poco, pues no es posible esplicar en pocas palabras unos misterios tan grandes, y al mismo tiempo tan delicados.

25. Volviendo aora á lo que habiamos comenzado, parece cierto é innegable, que el estado futuro de los judios lo tocan los doctores cristianos (cuando se ven precisados á tocarlo) con tanta indiferencia, con tanta frialdad y con tanta prisa, que si hemos de juzgar por lo poco que nos dicen, y por el modo con que nos hablan, casi, casi vienen á parar en nada. Segun lo que nos dicen, y segun el modo con que lo dicen, todo cuanto anuncian las Escrituras sobre este asunto, con términos y expresiones tan claras, tan vivas, tan magnificas, debe reducirse solamente á esto: que ácia los fines del mundo, y en visperas de acabarse todo, los judios que entonces quedáren conocerán la verdad, abrazarán la fe de los cristianos, y la Iglesia los recibirá benignamente dentro de sí. Esta gran merced que hacen los doctores cristianos, con tanta liberalidad, á la casa de Abrahan, de Isaac y de Jacob (los hombres mas ilustres que ha tenido el mundo), no penseis, señor, que todos la hacen del mismo modo, y con la misma generosidad. Los mas se contentan con decir en general y en confuso, que al fin del mundo se convertirán ó todos ó muchos y S. Gregorio da como por supuesto que aun al fin del mundo, apenas recibirá la Iglesia á los judios que hallare*.

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* Sancta namque Ecclesia in primitiis suis multitudine gentium

26. Algunos doctores, como Dionisio Cartujano, Barradas, &c., no atreviéndose á negar del todo, ni tampoco á conceder del todo lo que con tanta claridad y formalidad dice á las gentes cristianas su propio Apostol*, añaden de suyo, que cuando los judios se conviertan á Cristo, serán unos cristianos escelentes: que en los tiempos mas calamitosos, cuales deben ser los tiempos del Anticristo, serán el mayor consuelo de la Iglesia cristiana: que defenderán la fe, y aun la propagarán en todo el mundo, donde están esparcidos: que por su fervor y celo atraerán contra sí toda la indignacion del Anticristo, no obstante de ser este su propio rey y Mesías, amado y adorado de todos, &c. ¡O cuanto mejor fuera delante de Dios, y delante de los hombrest, que en lugar de las noticias que no se hallan en la revelacion, tomásemos fiel y sencillamente las que se hallan, y nos contentásemos con ellas! Segun estos autores (que cuidan poco de guardar otras consecuencias, pues no tratan de toda la Escritura) la conversion de los judios deberá preceder al Anticristo.

27. Mas el comun sentir de los intérpretes, á quienes es preciso guardar consecuencia de algun modo posible, difiere este gran suceso hasta despues de la muerte de este monarca imajinario, como dijimos en otra parte; suponiendo lo que no es posible probar, que ha de ser judio de la tribu de Dan: que los judios lo han de recibir por su Mesías que lo han de buscar y unirse con él: que le han de edificar de nuevo, con suma grandeza y magnificencia, la ciudad de Jerusalén para corte de su imperio universal, &c. Mas despues que lo vean muerto, destruido su imperio, y descubiertas sus ficciones diabólicas, desengañados y corridos, se volverán de todo corazon á su verdadero Mesías, y creerán en él. Preguntad á este comun de los intérpretes (dejando por aora otras preguntas que ya

fecundata, vix in mundi fine judæos quos invenerit, suscipiet.-Div. Greg. l. iv, de mor. c. 4.

Ad Rom. xi.

+ Coram Deo, et hominibus. — Vide xii, 17, ad Rom.

quedan hechas) ; si en los tiempos mismos del Anticristo, i y en medio de su persecucion al cristianismo, sucederá la conversion que esperamos de los Judios? Y vereis como no se atreven á negarlo del todo, ni tampoco á concederlo del todo. Por qué razon? Porque en este mismo tiempo ponen la venida de Elías, persuadidos que este profeta debe ser uno de aquellos dos testigos, de quienes se habla en el capítulo xi del Apocalipsis. Y como la Escritura divina, cuando habla de la futura venida de Elías, que solo es en cuatro únicos lugares, no le señala otro destino, ú otro ministerio que la conversion de Israél, y la restitucion de todas sus tribus, como se puede ver en el Eclesiástico, en Malaquías, en el evangelio de S. Mateo, y en el de S. Marcos*; se hace cosa durísima decir, que nada conseguirá Elías, despues de mas de tres años de ministerio pues esos dos testigos, como consta espresamente del mismo testo, han de ser muertos por el Anticristo: por consiguiente, han de acabar su ministerio antes del fin del Anticristo. De aquí se sigue manifiestamente que, ó ninguno de los dos testigos es Elías, lo cual es contra la suposicion comun, ó si alguno de ellos es Elías, la conversion de los judios, su restitucion, su asuncion y remedio pleno, de que habla S. Pablo, y de que habla el evangelio, no puede ser, ó suceder despues del Antecristo; pues á esto solo dice la escritura que ha de venir Elías, y que para esto solo está reservado.

28. Este embarazo tan visible, que parecia capaz de desconcertar muchas medidas, se ve quitado de

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por medio con gran facilidad. Cómo? Diciendo secamente y como de paso, que algunos judios no dejarán de convertirse, aun en los tiempos del Anticristo, por la predicacion de Elías. ¿Y las palabras espresas del Hijo de Dios: Elías, cuando vendrá primero, reformará todas las cosas †, no tienen otro significado que la conversion de algunos Judios? Por

* Eccles. xlviii; Malaq. ult; Mat. xvii; et Marc. ix.
↑ Elias, cúm venerit primó, restituet omnia. - Marc. ix, 11.
TOMO II.

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aquí podemos ya empezar á divisar lo que en adelante hemos de ver, hasta hartura de vista*, esto es la indiferencia, la frialdad estrema y aun el disgusto con que hablan los doctores cristianos de la vocacion futura de los Judios, del mismo modo que lo hicieron estos respecto de las gentes. Paréceme que oigo contra mí, cuando menos, aquella queja que dió á Cristo cierto legisperito: diciendo estas cosas, nos afrentas tambien á nosotrost: pues ningun doctor cristiano ha negado jamás la vocacion futura de los judios, ni su verdadera y sincéra conversion, antes todos conceden unánimemente, que algun dia, esto es, al fin del mundo, se han de convertir á Cristo, y han de ser admitidos al gremio de la iglesia. Bien: mas con esto solo se piensan verificar todas las profecías? ¿Con esto solo se podrán contentar y satisfacer plenamente nuestras esperanzas? No podrémos todos los Judios clamar á grandes voces y con infinita razon, que no tenemos necesidad alguna de sus concesiones liberales, teniendo para nuestro consuelo los santos libros, que están en nuestras manos‡?

29. La conversion futura de los judios, que admiten y conceden unanimemente todos los doctores cristianos, de donde la han sacado? preguntamos todos los judios. ¿Acaso la han sacado de solo su discurso, ó de su ingenio? ¡Pobres de nosotros, si no hubiera mas principio que este! Deben, pues, responder necesariamente, que la han sacado de la revelacion auténtica y pública, esto es, de las santas Escrituras, pues no hay otra fuente segura de donde poder sacar cosas futuras. Si la han sacado de las santas Escrituras se pregunta de nuevo, ¿como ó por qué no han sacado, ni hecho caso alguno de tantas cosas admirables, que se leen en las mismas Escrituras, tan conjuntas, tan estrechamente unidas con la conversion futura de los judios? ¿Como ó por qué han tomado solamente

conexas y

Luc. xi, 45.

* Usque ad satietatem visionis.- Isai. lxvi, 24. + Hæc dicens etiam contumeliam nobis facis. ↑ Habentes solatio sanctos libros, qui sunt in manibus nostris. Mac. xii, 9.

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esta conversion de los judios, dejando y aun despreciando todas las otras circunstancias gravísimas, que la acompañan y la siguen? O estas circunstancias son igualmente ciertas y seguras, ó no lo es la conversion de los judios; porque no hay razon alguna, ni la puede haber, para creer esta, mas bien, que aquellas.

30. Imagínese por aora que yo negase contra todos los doctores la conversion futura de los Judios: en este caso ¿como podrian convencerme? ¿ Con mostrarme testos

clarísimos de la Escritura? Con ellos mismos me defendería yo, con ellos mismos me haria fuerte é invencible, sin oponer otro escudo que este simple discurso. Estos testos clarísimos de la Escritura que se citan á favor de la conversion futura de los Judios, ó se deben creer plenamente, esto es, todo lo que cada uno de ellos dice y afirma, ó nada debe creerse; porque esto tiene de singular la divina Escritura, sobre todas las escrituras que no son divinas, que ó todo cuanto dice y afirma es cierto y seguro, ó nada lo es. Aora pues: segun el sentir casi universal de los doctores (hablo en la práctica) no se debe creer; pues no se cree, ni admite todo lo que dicen Уу afirman esos mismos testos de la Escritura que se alegan á favor de la conversion futura de los Judios: es un suceso ad libitum, que se puede afirmar ó negar, conforme el gusto ó genio de cada uno.

31. De otro modo. Esos testos clarísimos de la santa Escritura, que se alegan á favor de la conversion futura de los Judios, no solo afirman dicha conversion, sino que con la misma claridad afirman muchas circunstancias gravísimas, nuevas, admirables y magníficas, que deben acompañar y seguir la misma conversion. De esto segundo, se rien universalmente los doctores cristianos (conforme á su sistema favorable) no solo sin escrúpulo alguno, sino con grandes muestras de rectitud y piedad; luego con la misma razon y con la misma piedad y rectitud, podrémos reirnos de lo primero. El discurso aunque rústico y simple, por eso mismo me parece justo. Solo puede quedar alguna

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