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men. El temor natural de ser notado de incivil, ó de poco reverente á nuestros mayores, me hace no pocas veces omitir algunas reflexiones, y aun disimular algunas verdades, si no sustanciales, á lo menos bien importantes. Mas, pues me habeis animado tantas veces, y aora mismo, sabiendo que voy á tratar de los judios, me haceis nuevas y mayores instancias sobre que escriba sin recelo; pues las palabras y espresiones menos justas se pueden fácilmente correjir: en este supuesto voy á esplicarme con toda llaneza y simplicidad; sin cuidar ya de otra cosa, que de trasladar fielmente al papel aquello mismo que tengo en la mente, y de que estais íntimamente persuadido.

17. Parece innegable, y cualquiera puede certificarse de ello por medio de sus propios ojos, que muchos doctores cristianos han seguido á proporcion el mismo camino, han correspondido á los judios en la misma especie, y pagádoles puntualmente en la misma moneda. Toda la divina Escritura la interpretan á favor de su pueblo. Todas las profecías, menos las que hablan de rigor, de reprensiones, de amenazas, de castigos, &c., las suponen verificadas en este mismo pueblo suyo, que en algun tiempo era no pueblo...de Dios *. Nada quieren dejar, ó casi nada, para los judios, sino lo que en ellas se halla duro, áspero y amargo. Si la profecía anuncia rigores, si anuncia tribulaciones, si anuncia plagas, se entiende al punto literalmente de los judios: no hay en este caso por qué disputarles lo que es suyo; mas si anuncia favores y misericordias, máximamente si estas son grandes y estraordinarias, entonces ya no puede entenderse literalmente de los judios, sino alegóricamente de los cristianos. Y si como sucede frecuentísimamente una misma profecía, hablando nominadamente de los judios, y con los judios, anuncia lo uno y lo otro, primero castigos, severidad y rigor, despues, misericordia y beneficios; en este caso se deberá partir la profecía en dos partes iguales, como se parte una herencia

Qui aliquando non populus...Dei.-Pet. ep. 1, ii, 10.

entre dos buenos hermanos, dando la primera parte á los judios, y la segunda á los cristianos, y todo esto con tanta sinceridad y con tantas muestras de rectitud y justicia, como les parece observan, cuando dan la parte favorable á los cristianos, en conformidad, que algunos doctores católicos muy célebres, para mejor inteligencia de la sagrada Escritura, establecen sobre esto canon ó regla general, que los mas siguen en la práctica, cuya sustancia es esta.

18. Cuando una profecía hable, aunque sea nominadamente de las cosas de Israél, de Judá, de Jerusalén, de Sion, &c., anuncia cosas nuevas, grandes y magnificas, las cuales cosas se sabe, por otra parte, no haberse verificado en Israel antiguo, ni en Judá, ni en Jerusalén, ni en Sion; en suma, se sabe de cierto no haberse verificado en los judios, ó israelitas; se debe pensar, que allí se encierra algun otro misterio mucho mayor de lo que suenan las palabras se debe entender la profecía, solo en sentido figurado y espiritual, no de aquel Israél antiguo, sino del nuevo Israél: no de aquella Jerusalén 6 Sion, que mató los Profetas*, sino de la figurada por esta, que es la iglesia presente: no en fin de la sinagoga de los judios, sino de la iglesia de las gentes.

19. Esta regla general tan recibida, tan seguida, tan usada en todos los intérpretes hasta aora, no se sabe sobre qué fundamento puede estribar; antes por el contrario, parece que claman contra ella todos los derechos sagrados de la veracidad de Dios, de su fidelidad y de su santidad: todos los derechos de la religion, que se funda en esta veracidad de Dios, y aun tambien todos los de la sociedad, pues cada uno tiene derecho á que no le quiten lo que es suyo para darlo á otro. Si el mundo ya se hubiese acabado; si á lo menos se supiese de cierto que ya no hay otro tiempo en que las profecías se puedan verificar en aquellas mismas personas de quienes hablan espresamente, en este solo caso quimérico ¿qué podrémos decir? Las

*

Quæ occidit prophetas. -l'ide Mat. xxiii, 37.

profecías no se han verificado hasta aora en aquellas mismas personas de quienes hablan espresa y nominadamente. Esta proposition es cierta é innegable: mas ¿qué se sigue de ahí? ¿ Luego no podran jamás verificarse en estas mismas personas de quienes hablan espresa y nominadamente? ¿Luego no queda otra cosa que decir, sino que las profecías no hablan de aquellas mismas personas de quienes hablan? ; Luego estas personas de quienes hablan, no podrán ya despertar algun dia de su letargo, abrir los ojos llenos de lágrimas, reconocer á la esperanza de Israél, y con todo esto hacerse dignos de todo lo que anuncian las profecías? ¿A quién me habeis asemejado, é igualado, dice el Santo *? ¿Será Dios semejante al hombre que miente, ó al hijo del hombre que se muda? Dijo pues, y no lo hará? ¿Habló, y no lo cumplirá†?

20. Es verdad que los doctores cristianos no niegan á los judios, antes les conceden sin dificultad otro estado futuro, muy diverso del que han tenido hasta el presente: no niegan que algun dia han de ser llamados de Dios: no niegan que ellos han de oir, y tambien obedecer á este llamamiento, ni que Dios ha de usar con ellos de sus grandes misericordias: mas todo esto deberá ser, segun nos aseguran, lo primero, un momento antes de acabarse el mundo, como si dijeramos, en artículo de muerte. Esto deberá ser, lo segundo, sin detrimento ni perjuicio alguno de las gentes, que forman aora el pueblo de Dios, aunque la Escritura divina auncie claramente todo lo contrario. Esto deberá ser, lo tercero, con mayor gloria y honra de este pueblo actual de Dios, al cual deberán agregarse los judios, y ser recibidos en él, como por pura caridad y misericordia, sin que el pueblo actual pierda un solo grado de su autoridad.

21. No obstante esta satisfaccion, y esta falsa y funes

¿Et cui assimilastis me, et adæquastis, dicit sanctis? xl, 25.

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¿Locutus est, et non implebit?

tísima seguridad, se encuentran por precision, con no pocos anuncios tristes y amargos, al paso que claros é innegables. Por ejemplo: que las gentes cristianas serán en algun tiempo, ó por la mayor parte, no menos infieles á su vocacion que lo fueron los judios: que abundando entre ellas la iniquidad, y resfriada la caridad, renunciarán tambien á su fe: que desconocerán á Cristo: que aborreceran á Cristo, que perseguiran á Cristo; que cuando vuelva el Señor del cielo á la tierra, apenas hallará entre ellas algun rastro de fe que las hallará, como.... en los dias de Noé*: que el dia de su venida será como un lazo, sobre todos los que están sobre la haz de toda la tierrat: que las ramas del oleastro silvestre, injertas con grande misericordia, en buen olivo, pueden tambien ser cortadas, como lo fueron las ramas naturales del olivo, cuando no permanezcan en la bondad primera, ó cuando ya los frutos no correspondan al cultivo ni á las esperanzas.

22. Por otra parte, encuentran á cada paso, sin poder escusar esta molestia, que los judios humillados tantos siglos ha, mortificados, abatidos, despreciados, volverán algun dia á la gracia de su Dios: que el mismo Dios los recojerá algun dia con su brazo omnipotente de todas las tierras ó paises donde los tiene desterrados y dispersos: que volverán entonces con grandes ventajas á ser otra vez pueblo y esposa de Dios: que su honor, su ensalzamiento, su felicidad, será tan grande, que se olvidarán de todas las angustias pasadas en tantos siglos de tribulacion: que Dios se regocijará con ellos, como un buen padre que recupera á un hijo, á quien ya consideraba muerto ó perdido: que las gentes mirarán con asombro la gloria y ensalzamiento de este hijo (á quien aora tratan como á vilísimo esclavo) y se confundirán, con todo su poder: pondrán la mano sobre la boca §. En suma, que en aquel tiempo

Sicut...in diebus Noë. Luc. xvii, 26.

+ In omnes, qui sedent super faciem omnis terræ. - Id. xxi, 35. In bonam olivam.—Ad Rom. xi, 24.

§ Super omni fortitudine sua: ponent manum superos.—Mich.vii, 16.

se buscará en ellos la iniquidad pasada, y no será hallada se buscará el pecado, y no existirá †.

23. Pues con estos anuncios importunos y otros semejantes, de que tanto abundan las santas Escrituras, ¿qué harán? Recibirlos así como se hallan, no es posible, sin detrimento inevitable de las ideas favorables. Negarlos ú omitirlos del todo, es una empresa muy dificil y muy peligrosa; aunque el omitirlos no deja de hacerse algunas veces, cuando ya el peligro se ve evidente, é inevitable de otro modo. No queda, pues, otro partido que tomar, sino el que tomaron nuestros rabinos: esto es, endulzar los unos, alegorizar los otros, ó espiritualizarlos, y hacerlos hablar á todos, de modo que no perjudiquen, no hagan mucho daño á las ideas favorables. Acaso pensareis que esta es alguna insigne falsedad, ó alguna gran ponderacion ; y yo, por todo descargo, os remito á los mismos doctores, sobre estos puntos de que hablo. En ellos podreis ver, y quedar plenamente convencido, de que ni miento ni pondero, sino que antes quedo cortísimo en mis espresiones.

24. Estas cosas que acabo de apuntar, y otras muy semejantes á ellas, son sin duda alguna, las que únicamente tienen en mira, cuando nos dicen y ponderan el gran peligro que hay en leer las Escrituras, sin la luz y socorro de sus comentarios; no sea váyamos á creer lo que sobre esto leemos con nuestros ojos: no sea que, como creemos sin dificultad todo cuanto hallámos en las Escrituras contra los judios, y en favor de las gentes cristianas, así tambien creamos simplemente lo que hallámos en contra y en deshonor de las gentes cristianas, y en favor de los judios: no sea que caigámos en el error de pensar ó sospechar, que aquel gran trabajo que sucedió al mismo pueblo de Dios, ó á su primera esposa, pueda tambien suceder al nuevo pueblo, recojido y formado de varias gentes y naciones, ó á la segunda esposa tan amada del mismo Dios no sea, en fin, que abrámos los ojos y mirémos,

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* Et non invenietur.-Jerem. 1, 20.
+ Et non erit.—Id. ib.

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