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los recibió, y les hablaba del reyno de Dios, y sanaba á los que lo habian menester.

12 Y el dia habia comenzado ya á declinar: quando llegándose á él los doce, le dixéron: Despide á estas gentes, para que vayan á las aldéas, y granjas de la comarca, se alverguen, y hallen que comer: porque aquí estamos en un lugar desierto.

13 Y les dixo: Dadles vosotros de comer. Y dixéron ellos: No tenemos mas dè cinco panes y dos peces : á no ser que vamos nosotros á comprar viandas para toda esta gente.

14 Porque eran como unos cinco mil hombres. Y él dixo á sus discípulos: Hacedlos sentar en ranchos de cincuenta en cincuenta.

citó alguno de los antiguos Prophetas.

20 Y les dixó: Y vosotros quién decis, que soy yo? Respondiendo Simon Pedro, dixo: El Christo de Dios.

21 El entónces les amenazó, y mandó, que no lo dixesen á nadie,

22 Diciéndoles: Es necesario, que el Hijo del hombre padezca muchas cosas, y que sea desechado de los Ancianos, y de los Príncipes de los Sacerdotes, y de los Escribas: y que sea entregado á la muerte, y que resucite al tercero dia.

23 Y decía á todos: Quien en pos de mí quiere venir, niéguese á sí mismo, y tome su cruz cada dia, y sígame.

24 Porque el que quisiere salvar su alma, la perderá: y

15 Y así lo executáron. Y quien perdiere su alma por amor de mí, la salvará.

los hicieron sentar á todos.

16 Y tomando los cinco panes, y los dos peces, alzó los alzó los ojos al cielo, los bendixo, y partió y dió á sus discípulos, para que los pusiesen delante de las gentes.

17 Y comiéron todos, y se saciáron. Y alzáron lo que les sobró, doce cestos de pedazos.

18 Y aconteció, que estando solo orando, se hallaban con él sus discípulos y les preguntó, y dixo: ¿Quién dicen las gentes, que soy yo?

19 Y ellos respondiéron, y dixéron: Juan el Bautista, y otros Elías, y otros, que resu

25 ¿Porque qué aprovecha un hombre, si grangeáre todo el mundo, y se pierde él á sí mismo, y se daña á sí mis mo?

26 Porque el que se afren táre de mí, y de mis palabras, se afrentará de él el Hijo del hombre, quando viniere con su magestad, y con la del Padre, y de los santos ángeles.

27 Mas digoos en verdad: Que algunos hay aquí, que no gustarán la muerte, hasta que vean el reyno de Dios.

28 Y aconteció como ocho dias despues de estas palabras, que tomó consigo á Pedro, y

á Santiago, y á Juan, y subió á un monte á orar.

29 Y entretanto que hacía oracion, la figura de su rostro se hizo otra y sus vestidos se tornáron blancos y resplandecientes.

30 Y he aquí que hablaban con él dos varones. Y estos eran Moysés, y Elías,

31 Que apareciéron en magestad: y hablaban de su salida, que habia de cumplir en Jerusalém.

32 Mas Pedro, y los que con él estaban, se hallaban cargados de sueño y dispertando viéron la gloria de Jesus, y á los dos varones, que con él estaban.

33 Y quando se apartáron de él, dixo Pedro á Jesus: Maestro, bueno es que nos estemos aquí y hagamos tres tiendas, una para tí, y otra para Moysés, y otra para Elías: no sabiendo, lo que se decía.

34 Y quando él estaba diciendo esto, vino una nube, y los cubrió y tuviéron miedo entrando ellos en la nube.

35 Y vino una voz de la nube, diciendo: Este es mi Hijo el amado, á él oid.

36 Y al salir esta voz, halláron solo á Jesus, y ellos callá ron, y á nadie dixéron en aquellos dias cosa alguna, de las que habian visto.

37 Y otro dia baxando ellos del monte, les vino al encuentro una grande tropa de gente.

38 Y he aquí un hombre de

la turba clamó, diciendo: Maestro, te ruego, que atiendas á mi hijo, porque yo no tengo otro :

39 Y he aquí que un espíritu le toma, y súbitamente da voces y le tira por tierra, y le quebranta haciéndole echar espuma, y apénas se aparta de él, despedazándole :

40 Y rogué á tus discípulos, que le echasen fuera, y no pudiéron.

41 Y respondiendo Jesus, dixo: ¡O generacion infiel y perversa! ¿ hasta quándo estaré con vosotros, y os sufriré? Trahe acá tu hijo.

42 Y quando se acercaba, le tiró el demonio en tierra, y le maltrató.

43 Mas Jesus increpó al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se le volvió a su padre.

44 Y se pasmaban todos del gran poder de Dios: y maraviйlándose todos de todas las cosas que hacía, dixo á sus discípulos: Poned en vuestros corazones estas palabras: El Hijo del hombre ha de ser entregado en manos de hombres.

45 Mas ellos no entendian esta palabra, y les era tan obscura, que no la comprehendian: y temian de preguntarle acerca de ella.

46 Y les vino tambien el pensamiento, quién de ellos seria el mayor.

47 Mas Jesus, viendo lo que

pensaban en su corazon, tomó | ellos por el camino, dixo uno á Jesus: Yo te seguiré á donde quiera que fueres.

un niño, y lo puso junto á sí, 48 Y les dixo: El que recibiere á este niño en mi nombre, á mí recibe y qualquiera que á mí recibiere, recibe á aquel, que me envió. Porque el que es menor entre todos vosotros, este es el mayor.

49 Entónces Juan, tomando la palabra, dixo: Maestro, hemos visto á uno, que lanzaba los demonios en tu nombre, y se lo vedamos: porque no te sigue con nosotros.

58 Jesus le dixo: Las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo nidos: mas el Hijo del hombre no tiene donde recline la cabeza.

59 Y á otro dixo: Sígueme. Y él respondió: Señor, déxame ir ántes á enterrar á mi padre.

60 Y Jesus le dixo: Dexa que los muertos entierren á sus muertos: mas tú ve, y anuncia el reyno de Dios.

61 Y otro le dixo: Te seguiré, Señor; no es guiré, Señor; mas primeramente déxame ir á dar disposicion de lo que tengo en mi casa.

50 Y Jesus le dixo: No se lo vedeis porque el que no es contra vosotros, por vosotros es. 51 Y como se acercase el tiempo de su Asuncion, hizo firme semblante de ir á Jerusalém.

52 Y envió delante de sí mensageros ellos fuéron, y entráron en una ciudad de los Samaritanos, para prevenirle posada.

53 Y no le recibiéron, por quanto hacía semblante de ir á Jerusalém.

54 Y quando lo viéron Santiago y Juan, sus discípulos, dixéron ; Señor, quieres que i digamos, que descienda fuego del cielo, y los acabe?

55 Mas él, volviéndose ácia ellos, los riñó, diciendo: No sabeis de que espíritu sois.

56 El Hijo del hombre no ha venido á perder las almas, sino á salvarlas. Y se fuéron á otra aldea.

62 Jesus le dixo: Ninguno, que pone su mano en el arado, y mira atrás, es apto para el reyno de Dios.

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CAPITULO X. Escoge el Señor otros setenta y dos discípulos, y los envia á predicar su venida, dandoles las instrucciones de lo que debian observar en su predicacion. Amenaza á las ciudades obstinadas en las quales se habian hecho muchos milagros. Da gracias al Padre, porque esconde y niega su luz á los soberbios, y la comunica a los humildes. Enseña & un Doctor de la Ley por medio de una parábola, quién es el próximo. Declara á Martha, que andaba afanada en servirle, que María su hermana habia escogido la mejor parte.

Y

DESPUES de esto señaló el Señor tambien otros setenta y dos y los envió de dos en dos delante de sí á cada ciudad y lugar, á donde él ha

57 Y aconteció, que yendo bia de venir.

2 Y les decía: La mies ciertamente es mucha, mas los trabajadores pocos. Rogad pues al Señor de la mies, que envie trabajadores á su mies.

3 Id: He aquí que yo os envio, como corderos en medio de lobos.

4 No lleveis bolsa, ni alforja, ni calzado, ni saludeis á ninguno por el camino.

5 En qualquiera casa que entráreis, primeramente decid: Paz sea á esta casa:

6 Y si hubiere allí hijo de paz, reposará sobre él vuestra paz; y si no, se volverá á voso

tros.

7 Y permaneced en la misma casa, comiendo y habiendo lo que ellos tengan: porque el trabajador dignó es de su salario. No paseis de casa en casa. 8 Y en qualquiera ciudad en que entráreis, y os recibieren, comed lo que os pusieren delante :

9 Y curad á los enfermos que en ella hubiere, y decidles: Se ha acercado á vosotros el reyno de Dios.

10 Mas si en la ciudad en que entráreis, no os recibieren, saliendo por sus plazas, decid:

11 Aun el polvo, que se nos ha pegado de vuestra ciudad, sacudimos contra vosotros: sabed, no obstante, que se ha acercado el reyno de Dios.

12 Os digo, que en aquel dia habrá ménos rigor para Sodoma, que para aquella ciudad.

13¡Ay de tí, Corozain! ¡ay de tí Bethsaida! que si en Tyro, y en Sidón se hubieran hecho los milagros, que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentados en cilicio y en ceniza, hubieran hecho penitencia.

14 En verdad para Tyro y Sidón habrá en el juicio ménos rigor, que para vosotras.

15 Y tú, Capharnaum, ensalzada hasta el cielo, hasta el infierno serás sumergida.

16 Quien á vosotros oye, á mí me oye, y quien á vosotros desprecia, á mí me desprecia. Y el que á mí me desprecia, desprecia á aquel que me envió.

17 Y volviéron los setenta y dos con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.

18 Y les dixo: Veía á Satanás, como un relámpago, que caía del cielo.

19 Veis, que os he dado potestad de pisar sobre serpientes, y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo: y nada os dañará.

20 Mas en esto no os goceis, porque los espíritus os están sujetos: ántes gozáos, de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

21 En aquella misma hora se regocijó en el Espíritu Santo, y dixo: Doy á tí loor, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas á los sabios y entendidos, y las has revelado á los pequeñitos.

Así es, Padre: porque así ha sido de tu agrado.

22 Todas las cosas me son entregadas de mi Padre. Y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel, á quien lo quisiere revelar el Hijo. 23 Y volviéndose ácia sus discípulos dixo: Bienaventurados los ojos, que ven lo que vosotros veis.

24 Porque os digo, que muchos Prophetas, y Reyes quisiéron ver lo que vosotros veis, y no lo viéron; y oir lo que oís, y no lo oyéron :

25 Y se levantó un Doctor de la Ley, y le dixo por tentarle: Maestro, qué haré para i poseer la vida eterna?

26 Y él le dixo: ¿En la Ley qué hay escrito? ¿cómo lees?

27 El respondiendo dixo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazon, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento: y á tu próximo como á tí mismo.

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saba por el mismo camino un Sacerdote: y quando le vió, pasó de largo.

32 Y asimismo un Levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó tambien de largo.

33 Mas un Samaritano, que iba su camino, se llegó cerca de él: y quando le vió se movió á compasion.

34 Y acercándose, le vendó las heridas, las heridas, echando en ellas aceyte y vino: y poniéndolo sobre su bestia, lo llevó á una venta, y tuvo cuidado de él.

35 Y otro dia sacó dos denarios, y los dió al Mesonero, y le dixo: Cuídamele: y quanto gastares de mas, yo te lo daré quando vuelva.

36 ; Quál de estos tres te parece que fué el próximo de aquel, que dió en manos de los ladrones?

37 Aquel, respondió el Doctor, que usó con él de misericordia. Pues ve, le dixo entónces Jesus, y haz tú lo mismo.

38 Y aconteció, que como fuesen de camino, entró Jesus en una aldea: y una muger, que se llamaba Martha, lo recibió en su casa,

39 Y esta tenia una hermana, llamada María, la qual tam bien sentada á los pies del Señor, oía su palabra.

40 Pero Martha estaba afanada de continuo en las haciendas de la casa; la qual se presentó, y dixo: ; Señor, no ves, cómo mi hermana me ha

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