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4.

APR 17 1930 ADVERTENCIA

SOBRE EL LIBRO DE LOS SALMOS.

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E. este Divino libro una preciosísima coleccion de himnos y cancio

nes

sagradas, con las cuales la antigua Iglesia del pueblo de Dios acostumbraba cantar las alabanzas del Señor, tributarle gracias por los beneficios ya recibidos, implorar su misericordia en las necesidades, ensalzar la santidad de la Ley de Dios para encender los corazones de todos en su amor, ó finalmente hacer memoria de las obras grandes del Señor, y en particular de los prodigios de su amorosa y paternal providencia hacia el pueblo de Israel.

Fue antiquísima costumbre entre los hebréos el transmitir á la posteridad por medio de cantares la memoria de los grandes sucesos; cantares que con la dulce armonía del verso y el aliciente del estilo poético se aprendian fácilmente desde la mas tierna edad, y eran por eso un medio seguro y cómodo para conservar el depósito de la historia de la nacion: medio conocido tambien y usado

pueblos de la tierra.

res

por otros

Mas en el pueblo de Dios, cuyos monumentos históricos son muchisimo mas antiguos que los de cualquiera otra nacion del mundo, la poesia fué consagrada ya desde su principio únicamente á su verdadero y justo objeto, esto es, á las alabanzas del Señor, y al servicio de la religion y de la virtud. Por otra parte los himnos ó cantafueron siempre compuestos por varones, no solamente ilustres por · sus talentos y hechos, sino tambien animados del espíritu de Dios, el cual les dictó aquellas composiciones; y por lo mismo fueròn siempre veneradas como parte del sagrado tesoro de las Divinas Escriconteniendo además de los sucesos memorables, preciosos documentos de piedad, é insignes profecias de lo venidero. En el libro. del Exodo' se ve el admirable cántico sobre el paso del mar Rojo; y en el Deuteronomio2, aquel en que Moisés dis al pueblo un compendio de toda la Ley, vaticinando el estado del pueblo en el porvenir, segun observase ó no la misma Ley. En Judith' hemos visto una insigne profetisa, que con un sublime cántico describe el triunfo que consiguió sobre el soberbio Holofernes, alabando á Dios y publicándole autor de la empresa. Los libros de Moisés estan llenos de vesligios de semejantes poesías en los mas remotos tiempos; como tạm

turas,

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2

bien en los posteriores los libros de los Profetas y los del Nuevo Testamento.

Pero el santo Rey David recibió de Dios el singular don de componer un gran número de estos cantares: que por eso es llamado el insigne cantor de Israel'; y cantor inspirado de Dios, pues por mí (dice) habló el espíritu del Señor, y la palabra de Dios estuvo sobre mi lengua: por cuya razon los adoptó para su uso la Sinagoga. Asi leemos que en la dedicacion del templo de Salomon cantaban los levitas al son de sus instrumentos los himnos del Señor, hechos en su alabanza por el Rey David'. En la restauracion del culto de Dios mandó lo mismo el Rey Ezequías. Finalmente despues de la cautividad de Babilonia vemos á los levitas cantando las alabanzas de Dios con los Salmos de David Rey de Israel".

Ciento y cincuenta son los Salmos que contiene la coleccion transmitida por la Sinagoga á la Iglesia cristiana; los cuales, á lo ménos la mayor parte, nadie niega que tienen á David por autor. No se guardó, al reunirlos en un volúmen, ningun órden cronológico ; pues se ven muy al principio Salmos compuestos ya en la vejez de David, cuando la conjuracion de Absalon, como el tercero y otros; y al fin delLXXI se indica ser el último que David compuso.

Aunque los títulos ó inscripciones que tienen los Salmos son tambien de autoridad canónica, especialmente los que se han leido siempre en el testo hebréo, y en las versiones mas célebres; hay otros de cuya autoridad dudan muchos, porque ni se leen en el testo original, ni han sido reconocidos por los Padres de la Iglesia. Trata este punto difusamente el sábio P. D. Calmet en su disertacion sobre los tales títulos. Mas como dice un piadoso y crítico espositor el Cardenal Belarmino, mas bien que de intérprete necesitan de adivino. Convienen todos en que los Salmos fueron compuestos en verso, y en verso propio para cantar; pero no se sabe qué especies de versos fueron, y mucho menos la música que servia para acompañar dicho canto que se señalaba en el título del Salmo. Clemente Alejandrino, diligentísimo investigador de las memorias antiguas, nos asegura que la música sagrada del pueblo hebréo era séria y magestuosa, y digna de aquel Señor que quiere ser servido con un santo temor y temblor, como enseña el mismo Real Profeta, Ps. II. Todo lo cual indica la especie de música que puede admitirse en los templos de los cristianos, quienes hacen profesion de adorar al Padre en espíritu y verdad3,

El argumento de los Salmos es tan vario y fecundo en ideas, que podemos decir que se contienen en el Salterio todas las preciosas verdades de la religion, que se hallan esparcidas en los otros Libros sagrados. Porque, como dice san Ambrosio en su prefacio sobre los Salmos : «Cuan

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1 II. Reg. XXIII. v. 1. 2 II. Par. VII. v. 6. II. Paral. XXIX. v. 30. I. Esd. III. v. 10. Joan, IV. v. 23.

3

to se enseña en la Ley, cuanto leemos en la historia sagrada, »cuanto anuncian los Profetas, y cuantas instrucciones, avisos y cor-. recciones se hallan en la moral, otro tanto se encuentra en los » Salmos. Por esta razon cuando los leo, registro en ellos todos los misterios de nuestra santa religion, y todo lo que vaticinaron los Profetas: veo y reconozco la gracia de las revelaciones, los tes»timonios de la resurreccion de Jesu-Cristo, los premios y castigos ▾ de la otra vida: y aprendo á confundirme y avergonzarme de mis pecados, y á detestarlos y evitarlos enteramente. El ejemplo de un Rey y Profeta tan grande me sirve de modelo, para que procure arrepentirme muy de corazon de todos ellos, llorarlos con amargas lágrimas, y precaverme en adelante para no volver á cometerlos."

Es necesario advertir aquí que a veces la version latina Vulgata de los Salmos discrepa en alguna palabra del testo hebreo ó griego. Pero por poco que se reflexione, se ve que comunmente una y otra leccion van á parar á un mismo significado; y cuando esto no sucede asi, proviene de que la voz hebréa tiene varias significaciones, una de las cuales han seguido los Setenta Intérpretes en la version griega, y otras diferentes versiones antiguas. Es bien sabido que un testo de la sagrada Escritura tiene a veces dos ó mas interpretaciones que tal es la riqueza de la palabra Divina, que suele tener muchos, pero no contrarios sentidos, como esplican los sántos Padres. Esta variedad de sentidos no trae inconveniente alguno ; ánles, como observa san Agustin, aumenta los conocimientos, cuando los lectores no son negligentes.

Para leer con fruto los Salmos, dice el mismo santo Padre, es necesario procurar revestirse de los sentimientos y afectos del Real Profeta: Si el Salmo gime, gime tú tambien con él si el Salmo ́entona las alabanzas de Dios, cántalas tú tambien. Asi como el que se acerca á un gran fuego, no puede dejar de sentir el ardor: asi el que aplica seriamente su atencion á estos Divinos cánticos, llenos de un celestial fuego, es imposible que deje de abrasarse su corazon en santos y piadosos afectos. Son notables las palabras con que san Agustin cuenta lo que le sucedia, cuando, todavia catecúmeno, se preparaba para recibir el bautismo. «¡Oh! y qué voces, dice, al»zaba hácia tí, ó Dios mio, al leer los Salmos de David, aquellos »cánticos que tan fielmente espresan la verdadera piedad, y arro»jan del corazon toda suerte de orgullo! ¡Qué espresiones te dirigia yo á »tí, ó Dios, con aquellos Salmos! ¡Y cómo me abrasaba con ellos »de amor hácia tí, y deseaba ardientemente el recitarlos, si posible »me fuese, por todo el mundo, contra la soberbia vanidad del gé»nero humano! ::::: «Hubiera querido que los enemigos de la pie»dad se hubiesen hallado cerca de mí, escuchándome, sin advertirlo »yo, mirándome al rostro, y oyendo mis voces cuando leia el Salmo cuarto, para que conociesen el efecto que en mí produjo el verso

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aquel: Oyóme Dios, que es mi justicia, cuando le invoqué. Ten mi-
>>sericordia de mí, y escucha benigno mi oracion. Apoderóse de mi
»un espantoso temor: mas al momento se encendió en mí la espe-
»ranza , y salté de gozo,
ó Padre, confiado en tu misericordia. Y
»todos estos afectos se me salian por los ojos y por la boca, cuando
»tu Espíritu de bondad, dirigiéndose á nosotros, añade: ¿O Hijos
>>del hombre, hasta cuándo seréis de corazon estúpido ? ¿ Por qué
»>amais la vanidad, y andais tras de la mentira ? » (Conf. IX. cap. 4).

Este bello ejemplo de S. Agustin demuestra muy claramente como
una alma fiel aprende con las palabras y afectos de David á adorar
á Dios, y á implorar su misericordia; á detestar nuestra ingratitud
y culpas pasadas, y esperar de este modo el perdon; á hende-
cirle y darle gracias; á pedir su amparo; á avivar en sí la fe,
la esperanza, y el amor; y en fin á orar con el espíritu, como en-
seña el Apóstol. Tales afectos inspira la atenta lectura y meditacion
de los Salmos al corazon del cristiano. Y á pesar de que ha desapa-
recido gran parte de la belleza y sublimidad del lenguage, y del
número ó armonia de voces, que tanto brillan en el testo original he-
bréo;
con todo quedan aun muchos pasages que arrebatan el ánimo
de todos los lectores.

Para que el cristiano pueda con mas facilidad proporcionar á la sisituacion de su alma la lectura de los Salmos que mas le convengan, á fin de escitar su piedad y devocion, he creido útil poner el índice que sigue.

Felicidad de los buenos, y desgracia de los malos. Ps. 1, 10, 14, 31,
57, 125, 127, 144.

Grandeza de Dios en sí mismo, y en sus criaturas. Ps. 8, 18,
103, 138, 144.

admirar para

32,9T,

Para escitarse á mirar y alabar la grandeza de Dios, los Salmos 8, 17, 29, 92, 94, 96, 103, 106, 113, 134, 135, 138, 144, 146, 148, 149, 150,

Profecías del Nacimiento, Muerte, y Resurreccion de Jesu-Cristo. Ps. 21,
44, 63, 84, 88, 92, 108.

Reino de Dios, y felicidad de los Santos; Ascension de Jesu-Cristo.
Ps. 17, 23, 96, 98, 109.

Reino de Jesu-Cristo; exhortacion á los Reyes y á los jueces. Ps, 2,
8, 17, 81, 100, 137..

Estension de la Iglesia; conversion de las naciones; admirables efectos

de la palabra de Dios, la cual es comparada con el trueno. Ps. 28, 44, 45, 46, 47, 64, 66, 67, 71, 75, 85, 86, 92, 99, 110, 113, 128, 146, 147.

Ultima venida de Jesu-Cristo. Ps. 49, 92, 93, 96, 98, 149.

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