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en él, hablarán enteramente una misma lengua: esto es, la electa, ó la que dió Dios en el Paraiso á nuestros primeros padres.

302. El Tirino (autor sapientísimo) añade sobre este lugar cuatro palabras, las cuales aunque las deja sueltas, solas y como aisladas, sin esplicarse mucho ni poco; no obstante, se conoce por ellas mismas, aunque en medio de su oscuridad, que penetró bien, ó á lo menos sospechó vehementemente todo este misterio: pues confiesa espresamente, que este lábio electo, ó esta lengua universal en toda la tierra, se verificará plenamente antes de acabarse el mundo. Sus palabras son estas: Mas ácia el fin del mundo se perfeccionará completamente (el idioma) en la general conversion á Cristo de todos los Judios*. Lo que este sábio dice y confiesa con tanta brevedad y oscuridad (pues en su sistema no podia esplicarse mas), esto mismo en sustancia es lo que yo digo, sin otra diferencia que poner despues del fin del siglo el mismo suceso que él pretende poner sin razon alguna ácia el fin del mundo.

303. Lecd, ó Cristófilo, seguidamente el testo sagrado, y proseguid leyendo hasta el fin del capítulo. No hallareis en él otra idea, que la vocacion futura de todo Israél, y juntamente con este gran suceso, anunciado en casi todas las Escrituras, hallareis tambien el fin de esta tierra presente, ó lo que es lo mismo, el fin del dia de los hombres, que el Señor llama tantas veces la consumacion del siglo ; y luego despues de este dia, el dia del Señor, el siglo venturo, el reino de Dios, ó la tierra nueva y nuevo cielo, que esperamos segun sus promesas... en los que mora la justicia para cuya justicia, paz, caridad, y uniformidad en la misma fe, en el mismo culto, en las mismas leyes y costumbres, &c., deberá servir y ayudar infinitamente la

* Sed plenè perficietur sub finem mundi in generali omnium Judæorum ad Christum conversione. Tirino.

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+ Secundùm promissa ipsius expectamus, in quibus justicia habitat.-2 Pet. iii, 13.

uniformidad de la lengua en todos los pueblos, tribus y familias de toda la tierra.

304. Nos queda que considerar otro medio propio y peculiar de aquellos tiempos, el cual, ó se mire en sí mismo, ó tambien y mucho mas en las circunstancias que lo deben acompañar, parece de suma importancia, y por tanto pide una observacion particular, ó un capítulo separado.

CAPITULO XII.

CONFLUENCIA DE TODAS LAS GENTES DE TODO EL ORBE ACIA UN CENTRO COMUN.

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PARRAFO I.

305. LLEGADO finalmente el reino de Dios á nuestra tierra renovada esta enteramente en lo fisico, y en lo moral relegado, encarcelado, y encadenado en el abismo el tentador, que engaña á todo el mundo... para que no engañe mas á las gentes*: convertidas á Cristo las reliquias de las gentes: instruidas, pacificadas, bautizadas las que no lo eran: santificadas todas por la sangre de su cruz†: (ó del modo bien facil é inteligible que insinuámos ya, ó de otro modo igualmente bueno ó mejor, sobre lo que no disputámos) para conservar en estas reliquias y en toda su posteridad por muchos siglos una fe pura, una inocencia de costumbres, una devocion, un fervor muy semejante al de nuestros padres Abrahan, Isaac, y Jacob: uno de los medios mas eficaces, parece que será, segun las Escrituras, la peregrinacion á Jerusalén, entónces centro de unidad de toda la tierra.

306. De esta peregrinacion à la futura Jerusalén (viadora) hablan muchas veces los Profetas y Salmos, como de una cosa frecuentísima en aquellos tiempos, ó como de una ley general é indispensable para todos los pueblos de la tierra. Ved aquí algunos lugares de los mas claros, sobre los cuales despues de bien considerados, podreis hacer las mas serias reflexiones: como tambien sobre la inteligencia * Qui seducit universum orbem... ut non seducat amplius gentes. - Apoc. xii, 9; et xx, 3.

+ Per sanguinem crucis ejus. Ad Colos. i, 20.

puramente acomodaticia y conocidamente violentísima que se les pretende dar en el sistema vulgar: en los últimos dias (se lee en Isaías) estará preparado el monte de la casa del Señor en la cumbre de los montes, y se elevará sobre los collados, y correrán á él todas las gentes. E irán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subámos al monte del Señor, y á la casa del Dios de Jacob, y nos enseñará sus caminos, y andarémos en sus senderos: porque de Sión saldrá la ley, y la palabra del Señor de Jerusalén*, &c. Lo mismo se lee en Miqueas cap. iv, y lo mismo en el Salmo lxxi todo entero, y en el lxiv y lxv, &c. En el mismo Isaías cap. Ix, le anuncia á Jerusalén evidentemente futura, entre otras cosas, esta: Entónces verás, y te enriquecerás, y tu corazon se maravillará y ensanchará, cuando se convirtiere á tí la muchedumbre del mar, y la fortaleza de las naciones viniere á tí: Inundacion de camellos te cubrirá+.

307. Y en el cap. xlix se le habia anunciado ver. 21: dirás en tu corazon: ¿ Quién me engendró estos? yo estéril, y sin parir, echada de mi patria, y cautiva; ¿ y estos quién los crió? yo desamparada y sola: ¿ y estos en donde estaban‡? Y en el ver. 18: vivo yo, dice el Señor, que de todos estos serás vestida como de vestidura de honra, y te los rodearás como una esposa. Porque tus desiertos, y tus soledades, y la tierra de tu ruina, aora serán angostos para los muchos moradores, y serán

Et erit in novissimis diebus præparatus mons domûs Domini in vertice montium, et elevabitur super colles, et fluent ad eum omnes gentes. Et ibunt populi multi, et dicent: Venite et ascendamus ad montem Domini, et ad domum Dei Jacob, et docebit nos vias suas, et ambulabimus in semitis ejus: quia de Sion exibit lex, et verbum Domini de Jerusalem, &c.— Isai. ii, 2 et 3.

+ Tunc videbis, et afflues, et mirabitur et dilatabitur cor tuum, quando conversa fuerit ad te multitudo maris, fortitudo gentium venerit tibi: Inundatio camellorum operiet te. Isai. lx, 5 et 6.

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Et dices in corde tuo: Quis genuit mihi istos? ego sterilis, et non pariens, transmigrata, et captiva: ¿et istos quis enutrivit? ego destituta et sola: et isti ubi erant? - Isai. xlix, 21.

echados lejos los que te sorbian*. Todo lo cual observamos difusamente en el fenómeno v, aspecto tercero.

308. En Tobías, cap. xiii, ver. 13, se le dice á la misma Jerusalén Brillarás con luz resplandeciente: y todos los términos de la tierra te adorarán. Vendrán á tí las naciones de lejos: y trayendo dones, adorarán en tí al Señor, y tendrán tu tierra por santuario. Porque dentro de tí invocarán el grande nombre...†.

309. Finalmente, por abreviar, en Zacarias (cap. viii, ver. 20) se dice: Hasta que vengan los pueblos, y moren en muchas ciudades (ó como leen los LXX, y con poca diferencia Pagnini, y Vatablo de un modo mas claro y mas inteligible hasta aora vendrán muchos pueblos, y los habitantes de muchas ciudades): y vayan los moradores cada uno diciendo al otro : Vamos á orar, y orémos en la presencia del Señor, y busquémos al Señor de los egércitos: iré yo tambien. Y vendrán muchos pueblos, y gentes fuertes á buscar al Señor de los egércitos en Jerusalén, y á orar en la presencia del Señor. Esto dice el Señor de los egercitos: En aquellos dias, en que diez hombres de todas las lenguas de las gentes tomarán á un Judio, y le asirán de la franja de su ropa, y le dirán : Irémos con vosotros: porque hemos oido que Dios está

con vosotros.

Vivo ego, dicit Dominus, quia omnibus his velut ornamento vestiêris, et circumdabis tibi eos quasi sponsa. Quia deserta tua, et solitudines tuæ, et terra ruinæ tuæ nunc angusta erunt præ habitatoribus, et longè fugabuntur qui absorbebant te. Isai. xlix, 18 et 19.

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+ Luce splendidâ fulgebis: et omnes fines terræ adorabunt te. Nationes ex longinquo ad te venient: et munera deferentes, adorabunt in te Dominum, et terram tuam in sanctificationem habebunt. Nomen enim magnum invocabunt in te.. - Tob. xiii, 13, 14, et 15.

↑ Usquequo veniant populi, et habitent in civitatibus multis [adhuc venient populi multi, et habitatores urbium multarun], et vadant habitatores, unus ad alterum dicentes: Eamus, et deprecemur faciem Domini, et quæramus Dominum exercituum: vadam etiam ego. Et venient populi multi, et gentes robustæ ad quærendum

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