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ficio, no solo se inmoló el Cordero Pascual, sino que fué instituido el Divinisimo Sacramento. En un mismo lugar, y en un tiempo mismo se juntáron allí la figura y el figurado, y la sombra de la ley antigua con el misterio máximo de la nueva, esto es, con el cuerpo de Jesucristo*,

258. Mas ¿á qué fin, replicará alguno, ó para qué necesidad esta conjuncion del cuerpo y de la sombra, de la figura y del figurado? Ciertamente será oportuna, para que por aquella recíproca representacion se hagan por último patentes los misterios ocultos en aquellas figuras y sombras, para que enteramente se manifiesten, y para que con toda claridad se perciba y venere la idea toda del Autor soberano con grande alabanza del mismo. A la verdad, siendo casi infinita la variedad y muchedumbre de las ceremonias legales: habiendo sido ordenadas todas para significar los misterios de la ley nueva: y habiendo Dios en ellas intentado principalmente la dicha significacion; ciertamente pensaria con menos rectitud del consejo y providencia del Señor cualquiera que juzgase, que nunca habia de revelarlos plenamente. Porque ¿qué cosa hay mas agena de una mente, no digo divina, mas de qualquiera que use de la razon, que instituir una ley entera con el fin de significar, y que sus significados hubiesen no obstante de ignorarse perpetuamente? Yo bien sé que de la tal significacion han escrito, bien esparcidamente ó bien en plenos comentarios, ya los padres antiguos, ya otros varios interpretes, y con mayor exactitud que todos el eruditísimo Rivera. ¿ Mas cuantas cosas hay en ellos dificiles, cuantas oscuras, cuantas poco coherentes, y muchas veces repugnantes, y lo que es mas, todas inciertas y dudosas, como conjeturas al fin de la

* En este lugar omite el P. Lacunza un testo de S. Pablo, que parece hacer en contra, porque el P. Antonio Vieyra, de quien está tomado todo lo arriba dicho y lo que sigue, desata y esplica completamente este lugar del apostol. Vease si se quiere el original. — E.

mente humana falible, y segun cada uno abunda en su propio sentido*?

* Porro figuram, et figuratum posse convenire, et esse simul [quod communiter negatur] sublata significatione futuri, ¿quis ambigat? ¿Nonne in eadem simul aula aspectabilis esse potuit et Magnus Alexander, et ejus effigies, vel in statua Lisipi, vel in tabnla Appellis?... Ita quoque in uno, eodemque templo et antiqua, et præsens sacrificium, illa tanquam figuram, istud tanquam figuratum, mutata tamen conditione temporis, conjungi, et inesse posse, nos dubitamus. Et quemadmodum sponsa futuri sponsi imaginem ipso jam præsente retinere potest, in hunc totum amorem suum referens, in illam verò solam artis, et similitudinis admirationem; ita Ecclesia, et legalia sacrificia alicubi, et sacramentum corporis Christi simul conservare poterit, in illis solam figuram, et similitudinem admirans, in isto sponsi sui præsentiam, veritatemque suspiciens, atque adorans.

Aio, quod vidisse me, memini. Recurrente anno salutis 1650, sub Innocentio X extructum est Romæ in templo nostro domus-Professæ pro solemnitate quadraginta horarum, ea qua solet magnificentia, theatrum amplissimum furtivis ignibus, ut illius artis est, prospectum augentibus, in quo Salomonis templum mirificè repræsentabatur. In inferiori ejus parte, videre erat Salomonem ipsum, ministrantibus Sacerdotibus, et Levitis, ritu patrio sacrificantem ; in superiori verò eminebat de medio nebulæ, circumfusis undique radiis, Panis verus qui de cœlo descendit, christiano ritu consecratus, quem solum inmensa concurrentis populi multitudo civium, et peregrinorum flexis genibus, et tunsione pectoris profundissimè adorabat. Qua quidem rei imagine nihil illustrius cogitari, aut fingi potuit ad templum Ezechielis concipiendum, ejusque legalia sacrificia cum fide præsentis Ecclesiæ, et legis gratiæ concordanda. Ibi enim figura et figuratum, sol et umbra, unum sacrificium, et multa sacrificia simul visebantur; illud verum, ista adumbrata; illud ad cultum, et adorationem, ista ad pompam tamtùm, et spectaculum.

Quod si in eo theatro sacrificia legalia Salomonis non futurum Christi sacrificium præfigurabant, sed olim præfiguratum jam præsens ostendebant: cur de templo Ezechielis, et ejus sacrificiis citra ullum fidei periculum in eundem modum philosophari non licebit ? Sed majus adhuc, et fortius habemus exemplum, si ad ipsam cœnam Domini recurramus; ibi enim in eodem cœnaculo, et in eadem mensa, quæ fuit christiani sacrificii primum altare, et Agnus Pasehalis immolatas est, et Divinissimum Sacramentum institutum eodem loco, et tempore, et figura cum figurato, et umbra veteris

legis cum maximo novæ misterio, hoc est, cum corpore Christi conjuncta...

Sed quorsum, dicet aliquis, aut qua operis necessitate, vel pretio ista corporis, et umbræ, figuræque, et figurati conjunctio? Certè ut ex ea reciproca repræsentatione latentia in antiquis umbris, figuræque mysteriis mysteria tandem aliquando patefiant, ac penitus innotescant, et tota supremi artificis idea cum magna ejus laude perspiciatur. Enim vero cum infinita propemodum sit legalium ceræmoniarum varietas, et multitudo, et omnia ad significanda novæ legis mysteria instituta, ipsaque significatio præcipuè à Deo intenta ; profeto minus rectè de divino consilio, providentiaque sentiret, qui numquam ea plene revelanda existimaret. ¿Quid enim alienum magis à mente, non dico divina, sed quavis alia rationis participe, quàm legem integram ad significandum instituere, cujus tamen significata perpetuò ignoranda sunt? Scio, multa de eadem significatione, tum ab antiquis Patribus, tum ab aliis interpretibus vel sparsim, vel plenis commentariis scripta esse, et exactissimè omnium ab eruditissimo Rivera; sed quanta in iis difficilia, quanta obscura, quanta parùm cohærentia, ac sæpe repugnantia, et quod magis est, omnia incerta, et dubia, tanquam ab humana conjectura excogitata et prout unusquisque in suo sensu abundat, ubique discordantia? P. Vieg. lib. ii, Clav. Proph. volum. iv, c. 11.

CAPITULO X.

EL RESIDUO DE LAS GENTES.

PARRAFO I.

259. ENTRE las grandes dificultades, y embarazos que halla casi á cada paso el sistema vulgar, uno de ellos es la resolucion de cierto problema, en que las Escrituras se ven opuestas entre sí, pues hablando de un mismo suceso, unas afirman, otras niegan: unas aseguran con toda claridad y formalidad posible, que la cosa sucederá infaliblemente : otras aseguran con la misma formalidad todo lo contrario. No hay duda que esta oposicion y enemistad de unas Escrituras con otras, solo puede ser aparente; pues el Espíritu Santo no puede oponerse, ni negarse á sí mismo. Mas esta apariencia, ¿cómo la podémos conocer en el sistema vulgar? Ardua cosa me pides *. Esplícome.

260. Muchas, y aun muchísimas Escrituras nos aseguran en términos formales, claros, é individuales (como pudiera pedir la mas rígida, y escrupulosa delícadeza) que ha de llegar finalmente cierto dia, ó siglo, ó tiempo (tres palabras de que usan promiscuamente los escritores sagrados, como que significan una misma cosa) en que toda nuestra tierra, todos sus fines ó términos, por cualquiera rumbo que se mire; todos sus habitadores, todas sus tribus, cognaciones, familias, parentelas, y aun todos sus individuos, sean benditos en Cristo; todos crean y esperen en él; todos lo conozcan, lo adoren, lo bendigan, lo amen: por consiguiente todos sean cristianos, y buenos cristianos, unidos en una misma fe, animados del mismo espíritu, y como una sola grey, simple, é inocente bajo el gobierno y

* Rem difficilem postulasti. - Cicero.

direccion de un solo pastor, &c. Ved aquí como en un punto de vista algunas de estas Escrituras.

261. La primera que se presenta á nuestra consideracion como la mas antigua de todas, es la promesa que hizo Dios, y que repitió y confirmó varias veces á su fidelísimo amigo el justo Abrahan: EN Tí serán benditos todos los linages de la tierra*. Y en cap. xviii, ver. 18: debiendo (dice) ser BENDITAS en él todas las naciones de la tierrat. Y en el cap. xxii, ver. 18: en tu simiente SERÁN BENDITAS todas las naciones de la tierra. Tenemos, pues, aquí en buenas palabras, todas las cognaciones, 6 familias de la tierra benditas, ó bendicendas en algun tiempo, en la simiente de Abrahán: esto es, en Cristo, como esplica S. Pablo §.

262. Diréis aquí, y decis con suma verdad, que todas estas promesas, hechas al Padre de todos los creyentes, se están verificando 18 siglos ha en las muchas gentes, naciones y cognaciones de la tierra, que han creido y obedecido al evangelio; á lo cual yo os respondo, que tenéis razon: añadiendo no obstante una palabra que no podéis negar: es á saber, que todo cuanto se ha hecho en 18 siglos, es todavia poquísimo, confrontado con las promesas de Dios vivo, santo, y fidelísimo en todas sus palabras: por consiguiente, falta todavia mucho que hacer, para que estas promesas lleguen á su entera y perfecta plenitud. Si acaso estas antiquísimas promesas no os parecen tan grandes, ni tan claras, ni tan universales, ni tan decisivas, pasémos un poco mas adelante.

263. En el salmo xxi, que todo es de Cristo evidentemente, en que él mismo habla en espíritu, y segun parece habla desde la cruz, pues habla de sus angustias, de su de

* IN TE benedicentur universæ cognationes terræ.
+ BENEDICENDÆ sint in illo omnes nationes terræ.

Gen. xii, 3.

Gen. xviii,

18.

BenedicentUR in semine tuo omnes gentes terræ.

Gen. xxii,

§ Ad Galat. iii, 16.

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