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SAGRADA BIBLIA

NUEVAMENTE TRADUCIDA

DE LA VULGATA LATINA

AL ESPAÑOL,

ACLARADO EL SENTIDO DE ALGUNOS LUGARES CON LA LUZ QUE DAN LOS
TEXTOS ORIGINALES HEBREO Y GRIEGO, É ILUSTRADA CON VARIAS NOTAS
SACADAS DE LOS SANTOS PADRES Y EXPOSITORES SAGRADOS,

POR EL ILUSTRÍSIMO SEÑOR

DON FELIX TORRES AMAT,
Obispo de Astorga, del Consejo de S. M., &c.

DE ORDEN DE S. M. LA REINA GOBERNADORA.

TомO III del Antiguo Testamento, que contiene el libro de
LOS SALMOS, el de LOS PROVERBIOS, EL ECCLESIASTÉs, el
CANTAR DE CANTARES, el libro de LA SABIDURÍA, el de
EL ECCLESIÁSTICO, y la PROFECÍA DE ISAías.

SEGUNDA EDICION.

MADRID: 1834.

·BS 75 1832 V.3

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Es fácil observar que, segun el método con que se ha trabajado esta version castellana de la Sagrada Escritura, ya no han sido necesarias muchísimas de las notas con que el Ilmo. P. Scio y otros traductores tuvieron que explicar los modismos ó frases de las lenguas hebrea y griega, principalmente aquellos que, despues de latinizados, se hacen casi ininteligibles, sobre todo, si se quieren trasladar materialmente á nuestras lenguas modernas. En el Discurso preliminar al Antiguo Testamento me parece haber demostrado con evidencia que, para traducir literalmente, ó con toda exactitud, muchos idiotismos hebreos y griegos, es absolutamente necesario no atender á la material significacion y colocacion de las palabras; sino al verdadero y rigoroso sentido de la expresion ó cláusula que componen; y que varios pasages de la Escritura presentan un sentido sumamente oscuro, irregular, y á veces falso, ó poco decoroso, solamente por el mal modo de traducirse. La sátira seductora y blasfema de un escritor moderno, elegante y florido en su estilo, pero falaz é impío hasta lo sumo, no tiene otro apoyo que la version gramatical, ó esclava de la lctra, con que presenta maliciosamente traducido el texto de la Vulgata.

Trasladadas pues al castellano, con la variacion que exige el genio de esta lengua, las expresiones metafóricas y modismos hebreos y griegos que conservó el autor de la version Vulgata; reducidas ademas muchísimas notas á una ó dos palabras que se han intercalado en el texto, pero con letra diferente, á imitacion de las que el Ilno. Sr. Arzobispo Martini puso entre paréntesis, y de lo que han hecho los mas célebres traductores; y finalmente con las remisiones que se hacen al pequeño Diccionario de Notas generales puesto despues del Nuevo Testamento, era consiguiente que solamente se pusiesen al pie de las páginas aquellas notas que son necesarias para que el lector menos instruido no entienda malamente algun pasage de la Escritura: que es y ha sido siempre el fin principal por que la Iglesia tiene justísimamente mandado que las versiones vulgares de la Sagrada Escritura vayan siempre acompañadas de notas tomadas de los

Pero no obstante lo dicho, considerando que este tomo comprende los libros del Antiguo Testamento de que se hace mas uso en la Iglesia, y que son los que suelen leer con mas frecuencia los fieles, me pareció conveniente poner mayor número da notas que en los anteriores. A lo cual me precisó tambien algunas veces el no hallar palabras ó frases castellanas para trasladar, de un modo claro é inteligible á todos, el sentido literal de ciertas expresiones poéticas de los Salmos, y singularmente de los Cantares, y el lenguage sentencioso, proverbial, y por consiguiente algo oscuro, de los libros Sapienciales.

Creo útil recordar aquí nuevamente lo que ya previne en el Discurso preliminar al Antiguo Testamento, y tambien al principio del tomo II del mismo, y en el Prólogo al Nuevo: es á saber, que mi version no estará exenta de defectos; y que no solo esta, sino ninguna de las de mas hechas en lengua vulgar está aprobada por la Iglesia, aunque algunas, como las de los Ilmos. Martini y Scio, sean leidas tantos años hace con general aprecio y utilidad de los fieles. Tan solamente la version latina, llamada Vulgata, es la que está declarada por la Iglesia, en el concilio de Trento, auténtica ó fehaciente, en lo que pertenece á la fe y á las costumbres.

ADVERTENCIA

SOBRE EL LIBRO DE LOS SALMOS.

Es este Divino libro una preciosísima coleccion de himnos y canciones sagradas, con las cuales la antigua Iglesia del pueblo de Dios acostumbraba cantar las alabanzas del Señor, tributarle gracias por los beneficios ya recibidos, implorar su misericordia en las necesidades, ensalzar la santidad de la Ley de Dios para encender los corazones de todos en su amor, ó finalmente hacer memoria de las obras grandes del Señor, y en particular de los prodigios de su amorosa y paternal providencia hacia el pueblo de Israel.

Fué antiquisima costumbre entre los hebréos el trasmitir á la posteridad por medio de cantares la memoria de los grandes sucesos; cantares que, con la dulce armonia del verso y el aliciente del estilo poético, se aprendian fácilmente desde la mas tierna edad, y eran por eso un medio seguro y cómodo para conservar el depósito de la historia de la nacion: medio conocido tambien y usado por otros pueblos de la tierra.

Mas en el pueblo de Dios, cuyos monumentos históricos son muchísimo mas antiguos que los de cualquiera otra nacion del mundo, la poesía fué consa→ grada ya desde su principio únicamente á su verdadero y justo objeto, esto es, á las alabanzas del Señor, y al servicio de la religion y de la virtud. Por otra parte los himnos ó cantares fueron siempre compuestos por varones, no solamente ilustres por sus talentos y hechos, sino tambien animados del espíritu de Dios, el cual les dictó aquellas composiciones; y por lo mismo fueron siempre veneradas como parte del sagrado tesoro de las Divinas Escrituras, conteniendo ademas de los sucesos memorables, preciosos documentos de piedad, é insignes profecias de lo venidero. En el libro del Exodo se ve el admirable cántico sobre el paso del Mar rojo; y en el Deuteronomio, aquel en que Moysés dió al pueblo un compendio de toda la Ley, vaticinando el estado del pueblo en el porvenir, segun que observase ó no la misma Ley. En Judith 3 hemos visto una insigne profetisa, que con un sublime cántico describe el triunfo que consiguió sobre el soberbio Holofernes, alabando à Dios y publicándole autor de la empresa. Los libros de Moyses están llenos de vestigios de semejantes poesias en

1 Exod. c. XV. v. 1.

2 Deut. c. XXXII.

3 Judith. c. XVI.

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