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6 Pues para que sepais, que de paño recio en vestido viejo : el hijo del hombre tiene potestad porque se lleva quanto alcanza sobre la tierra de perdonar peca- del vestido, y se hace peor la dos, dixo entónces al paralítico: rotura. Levántate, toma tu lecho, y vete á tu casa.

7 Y levantóse, y fuése á su

casa.

8 Y quando esto viéron las gentes, temiéron, y loáron á Dios, que dió tal potestad á los hombres.

17 Ní echan vino nuevo en odres viejos. De otra manera, se rompen los odres, y se vierte el vino, y se pierden los odres. Mas echan vino nuevo en nuevos, y así se conserva lo uno y lo otro.

18 Diciéndoles él estas cosas,

9 Y pasando Jesus de allí, vió | he aquí un príncipe se llegó á él, á un hombre, que estaba senta-y le adoró, diciendo: Señor, ado al Banco, llamado Mateo, y hora acaba de morir mi hija, le dixo: Sígueme. Y levantán- mas ven, pon tu mano sobre ella, dose le siguió. y vivirá.

10 Y acaeció que estando Jesus sentado á la mesa en la casa, viniéron muchos publicanos y pecadores, y se sentáron á comer con él, y con sus discípulos.

11 Y viendo esto lós Fariséos, decian á sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?

19 Y levantándose Jesus, le fué siguiendo con sus discípulos.

20 Y he aquí una muger, que padecia fluxo de sangre doce años habia, y llegándose por detrás, tocó la orla de su vestido.

21 Porque decia dentro de sí: Si tocare tan solamente su vestido, seré sana.

12 Y oyéndolo Jesus: dixo: 22 Y volviéndose Jesus, y Los sanos no tienen necesidad viéndola, dixo: Tén confianza, de Médico, sino los enfermos. hija, tu fé te ha sanado. Y que13 Id pues, y aprended quédó sana la muger desde aquella cosa es: Misericordia quiero, y hora.

no sacrificio: Porque no he ve- 23 Y quando vino Jesus á la nido á llamar justos, sino peca-casa de aquel Príncipe, y vió dores. los tañedores de fláutas, y una tropa de gente, que hacia ruido, dixo:

14 A esta sazon se llegáron á él los discípulos de Juan, y le dixéron ¿Por qué nosotros y 24 Retiraos: pues la muchacha los Fariséos ayunamos muchas no es muerta, sino que duerme. veces, y tus discípulos no ayu-Y se mofaban de él. nan?

15 Y Jesus les dixo: ¿Por ventura pueden estar tristes los hijos del esposo, mientras que está con ellos el esposo? Mas vendrán dias, en que les será quitado el esposo; y entonces ayunarán.

16 Y ninguno echa remiendo

25 Y quando fué echada fuera la gente, entró: y la tomó por la mano. Y se levantó la muchacha.

26 Y corrió esta fama por toda aquella tierra.

27 Y pasando Jesus de aquel lugar, le siguiéron dos ciegos gritando, y diciendo: Tén mi

sericordia de nosotros, hijo de David.

28 Y llegado á la casa, viniéron á él los ciegos. Y les dice Jesus: ¿Creeis, que puedo hacer esto á vosotros? Ellos dixéron: Si Señor.

les dió potestad sobre los espí ritus inmundos, para lanzarlos, y para sanar toda dolencia, y toda enfermedad.

2 Y los nombres de los doce Apóstoles son estos. El primero: Simon, que es llamado Pe23 Entónces tocó sus ojos, di-dro, y Andres su hermano ; ciendo: Segun vuestra fe os sea hecho.

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3 Santiago de Zebedéo, y Juan su hermano; Felipe y Bartolome; Tomas, y Mateo el Publicano; Santiago de Alféo y Tadeo.

4 Sinion Cananéo; y Júdas Iscariotes, aquel que lo entregó. 5 A estos doce envió Jesus, mandándoles, y diciendo: No vayais á camino de Gentiles, ni entreis en las ciudades de los Samaritanos:

6 Mas id ántes á las ovejas, que pereciéron de la casa de Israél.

7 Id, y predicad, diciendo: Que se acercó el reyno de los cielos.

35 Y rodeaba Jesus por todas 8 Sanad enfermos, resucitad las ciudades, y villas, enseñan-muertos, limpiad leprosos, lando en las Sinagogas de ellos, y zad demonios: graciosamente predicando el Evangelio del rey-recibisteis, dad graciosaniente. no, y sanando toda dolencia, y 9 No poseais oro, ni plata, ni toda enfermedad. dinero en vuestras faxas:

36 Y quando vió aquellas gentes, se compadeció de ellas: porque estaban fatigadas y decaidas, como ovejas, que no tienen pastor.

37 Entonces dice á sus discípulos: La mies verdaderamente es mucha, mas los obreros pocos. 38 Rogad pues al Señor de la mies, que envie trabajadores á

su mies.

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13 Y si aquella casa fueredigna, vendrá sobre ella vuestra paz: mas sino fuere digna, vuestra paz se volverá á vosotros.

14 Y todo el que no os reci

biere, ni oyere vuestras palabras, al salir fuera de la casa, ó de la ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies.

25 Bástale al discípulo, ser como su Maestro; y al siervo, como su Señor. Si llamáron Beelzebub al padre de familias,

15 E verdad os digo: Que¿quánto mas á sus domésticos ? será mas tolerable á la tierra de

los de Sodoma, y de Gomorra en el dia del juicio, que á aquella ciudad.

16 Ved que yo os envio como ovejas en medio de lobos. Sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.

17 Y guardãos de los hombres. Porque os harán comparecer en sus Audiencias, y os azotarán en sus Sinagogas:

18 Y sercis llevados ante los Gobernadores, y los Reyes por causa de mí, en testimonio á ellos, y á los Gentiles.

19 Y quando os entregaren, no penseis cómo, ó qué habeis de hablar: porque en aquella hora os será dado lo que hayais de hablar.

20 Porque no sois vosotros los que hablais, sino el Espíritu de vuestro Padre, que habla en

vosotros.

21 Y el hermano entregará á muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los harán morir;

22 Y sereis aborrecidos de todos por mi nombre: mas el que perseverare hasta el fin, este será salvo.

23 Y quando os persiguieren en esa ciudad, huid á la otra. En verdad os digo, que no acabaréis las ciudades de Israél, hasta que venga el Hijo del Hombre.

24 No es el discípulo mas que su Maestro, ni el siervo mas que su Señor.

26 Pues no los temais; porque nada hay encubierto, que no se haya de descubrir; ni oculto, que no se haya de saber.

27 Lo que os digo en tinieblas, deciálo en la luz; y lo que ois á la oreja, predicadlo sobre los tejados.

28 Y no temais á los que matan el cuerpo, y no pueden matar el alma: temed ántes al que puede echar el alma y el cuerpo

en el infierno.

29 ¿Por ventura no se venden dos paxarillos por un quarto; y uno de ellos no caerá sobre la tierra sin vuestro padre ?

30 Aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.

31 No temais pues; porque mejores sois vosotros que muchos paxaros.

32 Todo aquel pues que me corfesáre delante de los hombres, lo confesaré yo tambien delante de mi Padre, que está en los cielos:

33 Y el que me negáre delante de los hombres, lo negaré yo tambien delante de mi Padre, que está en los cielos.

34 No penseis, que vine á meter paz sobre la tierra: no vine á meter paz, sino espada.

35 Porque vine á separar al hombre contra su padre, y á la hija contra su madre, y á la nuera contra su suegra :

36 Y los enemigos del hombre, los de su casa.

37 El que ama á padre, ó á madre mas que á mí, no es digno de mí. Y el que ama á hijo,

6 á hija mas que á mí, no es dig-|á las gentes: ¿Qué salisteis á no de mí. ver al desierto? ¿una caña movida del viento?

38 Y el que no toma su cruz, y me sigue, no es digno de mí.

39 El que halla su alma, la perderá; y el que perdiere su alma por mí, la hallará.

40 El que á vosotros recibe, á mí recibe; y el que á mí recibe, recibe á aquel que me envió.

41 El que recibe á un Profeta en nombre de Profeta, galardon de Profeta recibirá; y el que recibe á un justo en nombre de justo, galardon de justo recibirá.

42 Y todo el que diere á beber á uno de aquellos pequeñitos un vaso de agua fria tan solamente en nombre de discípulo, en verdad os digo, que no perderá su galardon.

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8 Mas qué salisteis á ver? un hombre vestido de ropas delicadas? Cierto los que visten ropas delicadas, en casas de Reyes están.

9 Mas qué salisteis á ver? un Profeta? Ciertamente os dige, y aun mas que Profeta.

10 Porque este es, de quien está escrito: He aquí yo envio mi Angel ante tu faz, que aparejará tu camino delante de ti.

11 En verdad os digo: que entre los nacidos de mugeres no se levantó mayor que Juan el Bautista; mas el que menor es en el reyno de los cielos, mayor es que él.

12 Y desde los dias de Juan el Bautista hasta ahora, el reyno de los cielos padece fuerza, y los que se la hacen, lo arrebatan. 13 Porque todos los Profetas acaeció, que quando y la Ley hasta Juan profetizá

CAPITULO XI.

YJacue ob de dur esron:

tas instrucciones á sus doce discípulos, pasó de allí á enseñar y predicar en las ciudades de ellos.

2 Y como Juan estando en la cárcel oyese las obras de Cristo, envió dos de sus discípulos,

3 Y le dixo: ¿Eres tú el que ha de venir, ó esperamos á otro? 4 Y respondiendo Jesus, les dixo: Id y contad á Juan lo que habeis oido, y visto.

5 Los ciegos ven, los coxcs andan, los lepresos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, y á los pobres les es anunciado el Evangelio:

6 Y bienaventurado, el que no fuere escandalizado en mí.

7 Y luego que ellos se fuéron, comenzó Jesus á hablar de Juan

14 Y si quereis recibir, él es aquel Elías, que ha de venir. 15 El que tiene orejas para oir, oyga.

16 Mas á quién diré que es semejante esta generacion? Semejante es á unos muchachos que están sentados en la plaza, y gritando á sus iguales,

17 Dicen: Os cantamos, y no baylasteis; Iloramos, y no plañisteis.

18 Porque vino Juan, que ni comia, ni bebia, y dicen: Demonio tiene.

19 Vino el hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre gloton, y bebedor de vino, amigo de Publicanos, y de pecadores. Mas la sa

biduría ha sido justificada por 29 Traed mi yugo sobre vosus hijos. sotros, y aprended de mí, qué

20 Entonces comenzó á re-manso soy, y humilde de coraconvenir á las ciudades, en que zon, y hallareis reposo para fuéron hechas muy muchas de vuestras almas. sus maravillas, de que no habian hecho penitencia.

30 Forque mi yugo suave es, y mi carga ligera.

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CAPITULO XII.

EN

N aquel tiempo andaba
Jesus un dia de Sába-

21¡Ay de tí, Corozain! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tíro, y en Sidón se hubieran hecho las maravillas que han sido hechas en vosotras, ya mucho ha do por unos sembrados; y sus que hubieran hecho penitencia | discípulos, como tuviesen hamen cilicio y en ceniza. bre, comenzáron á cortar espigas, y á comer.

22 Por tanto os digo: Que habrá ménos rigor para Tíro y Sidón, que para vosotras en el dia del juicio.

2 Y los Fariséos, quando lo viéron, le dixéron: Mira que tus discípulos hacen, lo que no es lícito hacer en Sábado.

23 ¿Y tú Cafarnaum, por rentura te alzarás hasta el cielo ? 3 Pero él les dixo: ¿No hahasta el infierno descenderás. beic leido lo que hizo David, Porque si en Sodoma se hu-quando él tuvo hambre, y los bieran hecho los prodigios, que que con él estaban? han sido hechos en tí, tal vez hubieran permanecido hasta este dia.

24 Por tanto os digo, que en el dia del juicio habra ménos rigor para la tierra de Sodoma que para tí.

4 ¿Cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposicion, que no le era lícito comer, ni á aquellos que con él estaban, sino á solos los Sacerdotes?

50 no habeis leido en la 25 En aquel tiempo respon-Ley, que los Sacerdotes los Sádiendo Jesus, dixo: Doy gloria bados en el templo quebrantan á tí, Padre, Señor del cielo y de el Sábado, y son sin pecado? la tierra, porque escondiste estas cosas á los sabios y entendidos, y las has descubierto á los párvulos.

26 Así es, Padre: porque así fué de tu agrado.

27 Mi Padre puso en mis manos todas las cosas. Y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni conoce ninguno al Padre, sino el Hijo, y aquel á quien lo quisiere revelar el Hijo.

23 Venid á mí todos los que estais trabajados, y cargados, y yo os aliviaré.

6 Pues dígoos, que aquí está, el que es mayor que el templo.

7 Y si supieseis qué es: Misericordia quiero, y no sacrificio; jamas condenariais á los inocentes:

8 Porque el Hijo del hombre es Señor aun del Sábado.

9 Y habiendo pasado de allí, vino á la Sinagoga de ellos.

10 Y he aquí un hombre que tenia la mano seca, y ellos por acusarle, le preguntáron, diciendo: Si es lícito curar en los Sábados?

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