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ya que así se creyese, yo quisiera que Santa Eustoquio se hubiese atrevido á preguntar á su respetable Maestro, por qué el piadoso impostor á quien atribuía la oficiosidad de haber insertado los tres versículos en el Salmo 13, no los insertó tambien en el 52, pues la razon era absolutamente la misma, , y sin esto la impostura no quedaba completa. No sé lo que á esto se podrá responder; si ya no se dice y confiesa que el Salmo 52 era otro distinto del 13 , y que por tal se tenia entonces. En cuyo caso, dejando por ahora en suspenso esta cuestion que es incidente, queda resuelta la principal sobre la diversidad de los dos Salmos, la cual ha sido el primero y mas importante objeto de esta disertacion.

Pero volvamos á la cuestion pendiente. ¿Cuál es la razon con que San Gerónimo comprueba la insercion que presume hecha de los tres versículos en el Salmo? Que las sentencias que allí se ven unidas se hallan dispersas las mas en otros Salmos, y algunas en Isaías. En primer lugar no lugar no es cosa nueva, y nadie lo sabia mejor que San Gerónihallarse repetida en varios Salmos una misma sentencia, tal vez con idén

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ticas palabras, ni tampoco hallarse una sentencia repetida en distintos lugares del Viejo Testamento, bien que las tomasen los sagrados escritores unos de otros, ó bien que separadamente les hubiesen sido inspiradas: de lo cual podrian citarse muchos egemplos, si no fuese ocioso para quien tenga algun manejo de los libros sagrados. Pero ademas de esto merece tambien alguna atencion el que las sentencias contenidas en los lugares que cita San Gerónimo, aunque substancialmente son las mismas que contienen los tres versículos, no están sin embargo puestas todas del mismo modo, como se verá por el cotejo puesto al pie, ni aisladas como ellas y solas, ni todas exactamente iguales, sino con alguna aunque pequeña diferencia, que bien la advirtió el Santo y la procuró prevenir diciendo:

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Nec in hoc cuiquam videatur esse diversum si quod in suis locis numero dicitur singulari, ab Apostolo pluraliter dicatur, qui scribebat ad plurimos, et in unum sensum multa cogebat exempla: salida verdaderamente ingeniosa, y propia en su gran talento del empeño en que lo habia puesto el argumento de su santa y erudita discípula: del cual quasi a fortissimo pugile percussus, cerraba con diligencia cualquier portillo, por donde de nuevo pudiesen atacarle

7. Quorum os maledictione et amaritudine plepum est: veloces pedes eorum ad effundendum sanguinem.

1. Contritio et infelicitas in viis eorum, et viam pacis non cognoverunt: non est timor Dei ante oculos eorum.

Salmo 9.

29. Cuius maledictione os plenum est, et amaritudine et dolo: sub lingua eius labor et dolor.

Isaías c. 59. v. 7; Et pedes eorum ad malitiam currunt, veloces ad effundendum sanguinem innoxium.

Isaias c. 59. v. 7. y 8. Et cogitationes eorum cogitationes stultorum: contritio et miseria in viis eorum: et viam pacis non cognoverunt: et non est iudicium in viis eorum.

Salmo 35.

I. Dixit insipiens ut delinquat in semetipse: non est timor Dei ante oculos eius.

y herirlo. Y últimamente como tan săbio y prudente maestro, viendo por tan poca cosa puesta en duda una regla que habia dado y se podia tener por general, quiso confirmarla con lo indisputable y cierto, y no con lo incierto y que se pudiese disputar. La regla decia que los Apóstoles nada habian tomado del Viejo Testamento que no estuviese en el hebreo. Su objeto pues era comprobar esto de un modo firme é innegable y en gracia de esto solo, no queriendo ocuparse en vindicar la propiedad de los versículos en el Salmo (que al fin pudiera quedar dudosa) mostró otros lugares donde sin duda ni disputa se hallaban en el hebreo las mismas sentencias que se le citaban del Apóstol. Porque como la principal ventaja del texto original fuese convencer por él á los judíos de la verdad del Nuevo Testamento, que obstinadamente negaban, no queria debilitar esta ventaja el Santo arguyéndoles con textos que ellos no recibian. Ni su empeño á mi parecer consistia tanto en disputar sobre la propiedad del lugar en que se hallaban originalmente tales textos, como en buscar lugares en que indisputablemente se hallasen, y los judíos los

reconociesen y confesasen. Con tal ocasion y tal motivo no es de extrañar que San Gerónimo esforzase tanto su opinion, la cual en parte modificó luego de algun modo, como ya arriba vimos. De cualquier modo ella es muy digna de respeto por el que se debe á su autor, y porque las razones en que la funda, aunque no produzcan pruebas irresistibles, le dan ciertamente bastante probabilidad. Mas nunca pasa de opinion, como al principio dije, ni por consiguiente puede balancear las pruebas de hecho por donde á mi parecer se demuestra la diversidad de los dos Salmos, que ha sido el principal objeto de esta prolija discusion. En la cual para proceder con candor, sin aprovecharme de mas pruebas que las que nadie niega, ni dejar de dar su verdadero valor á las que no todos admiten, me ha sido preciso detenerme mas de lo que habia pensado y quisiera.

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