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nion, que aunque tiene fuerza y autoridad bastante, todavía hay algo que poder decir contra ella. Entremos ya pues á este exámen.

La Vulgata, de que ahora usamos, y la antigua Itálica contienen en el Salmo 13 estos tres versículos que faltan en el original hebreo y de la Biblia complutense y de otras faltan tambien en la version de los Setenta; aunque muchos códices y ediciones griegas los tienen. De los Padres muchos los han omitido en sus comentarios; pero San Justino y San Agustin y Casiodoro los conservan. En los antiguos códices latinos tambien se conservaban : y aunque San Gerónimo dice que en los mas exactos se veían señalados con asteriscos; pero al mismo tiempo confiesa que se leían sin embargo constantemente en todas las Iglesias. Léense tambien en los Salterios Arábigo y Etiópico citados por el erudito Padre Sabatier, de la Congregacion de San Mauro, en las notas á su magnífica Biblia latina. Y últimamente los leyeron San Ambrosio y Optato Milevitano y Faustino Presbítero, citados por el mismo, pues cada uno tomó de ellos lo que halló á propósito para lo que trataba. Este es en suma el verda

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dero estado de la cuestion, que debe considerarse como puramente de hecho, y este el peso de autoridad que tiene por una parte y otra. Veamos ahora, si refiriendo brevemente su historia podemos aclararlo algo mas con algunas

observaciones.

San Gerónimo, estrechado con un fuerte argumento por la Vírgen Eustoquio, fue el primer autor de esta opinion. Habia escrito y asegurado el Santo Doctor que los Apóstoles y Evange listas nunca habian usado de la version de los Setenta, sino en cuanto la ha¬ llaban conforme con el original hebreo; del cual si en algo discrepaba, en aquello nunca se veía que la siguiesen. Arguyóle la Santa Virgen con la Epístola de San Pablo ad Romanos (cap. 3.) donde el Apóstol, despues de decir: omnes declinaverunt simul inutiles facti sunt &c. que es el versículo 5.° del Salmo 13, continúa sin intermision los tres siguientes del mismo Salmo : Sepulcrum patens &c. quorum os maledictio ne &c. contritio et infelicitas &c. que son los de la presente disputa. Y como la Santa viese estos tres versícu→ los en la version de los Setenta, y que los alegaba San Pablo á pesar de no

hallarse en el original hebreo, argüía con esto de incierta y poco segura la regla que habia dado aquel gran maestro. Al cual hizo en efecto tanta fuerza esto entonces, que solo con sus propias palabras puede explicarse bien. Quod cum audissem ( dice el Santo Doctor á la misma Eustoquio en su prefacio á Isaías) quasi a fortissimo pugile percussus essem, coepi tacitus aestuare, et stuporem mentis vultus pallore signare. Sin embargo despues de la primer sorpresa ya sereno, dice que revolviendo en su mente las santas escrituras, halló otros lugares de donde el Apóstol hubo de tomar aquellos tres versículos, y señala el Salmo 5.o, el Salmo 139, el Salmo 9, la profecía de Isaías y el Salmo 35; y añade que los poco versados viendo que el Apóstol los alegaba en seguida del 5.o, y no sabiendo dónde hallarlos, creyeron que sin duda eran el 6.0, 7.° y 8.o, y los añadieron desde entonces en las copias que se hacian del Salmo 13: con lo cual da por disuelta la dificultad pro puesta por Eustoquio, y por firme y segura la regla que antes le habia dado; y concluye diciendo, que cuantos comentadores griegos habia visto, todos Q

TOM. III.

pasaban en blanco estos tres versículos, confesando no ballarse en el hebreo, ni tampoco en los Setenta, sino solamente in editione Vulgata quae graece Kown dicitur, et in toto orbe diversa est.

Una opinion que tanto favorecia á los amantes del texto hebreo, propuesta y sostenida por tan esclarecido y sa. bio patrono, no podia dejar de encontrar muchos que la siguiesen. Y así fue que de la version de los Setenta y hasta de la misma Vulgata latina empeza ron á desaparecer desde entonces aqueHos tres versículos, y ya dentro de poco fue preciso recurrir a las antiguaHlas para probar el derecho de propiedad del Salmo 13 en ellos. Sin embargo el Santo Doctor, cuando repasó y corrigió el Salterio que tenemos hoy en nuestra Vulgata, tuvo la equidad de dejar al Salmo en la posesion que tenia: y aunque enmendó y varió muchas cosas, en esta no quiso tocar. Sin duda porque la halló entonces conforme al texto puro é incorrupto de los Setenta, por donde hacia las correcciones, y no copiado del Kovr ó comun, que era el que andaba en manos de todos ; y el Santo decia que en cada parte del mundo era diverso. Sobre lo cual es de sa

ber que el Santo Doctor corrigió y enmendó dos veces la traduccion latina del Salterio, arreglándolo á los mejores códices de la griega de los Setenta: una vez hallándose en Roma, y otra retirado ya en el desierto, Psalterium, dice el Santo en la epístola ad Paulam et Eustochium, Romae dudum positus emendaram, et iuxta Septuaginta Interpretes, licet cursim, magna illud ex parte correxeram. Quod quia rursum videtis scriptorum vitio depravatum, plusque antiquum errorem quam novam emendationem valere, cogitis ut velut quodam novali scissum iam arvum exerceam, et obliquis sulcis renascentes spinas eradi cem. Unde commoneo tam vos quam eos qui exemplaria istiusmodi habere voluerint ut quae diligenter emendavi, cum cura et diligentia transcribantur. Por donde, además de ser cierto lo dicho de las dos correcciones, se ve que la primera fue hecha de priesa y no completa, cursim, et magna ex parte, y la segunda mas despacio, con sosiego, y especial cuidado, diligenter. Pues de esta última correccion quedó como hoy está el Salterio en nuestra Vulgata, segun que lo observaron y aun probaron con los mejores códices, los autores de la

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