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¿ Por qué tanto callar? &c.

3 Escucha, 6 grande Dios, &c.

Tomando ocasion del atrevimiento de los enemigos, incita á Dios á que no se esté callando, ya que ellos hablan y gritan con tan grande insolencia y le ruega no se esté quieto sin usar de su poder, ya que ellos se mueven con tan poderosas fuerzas para arruinar á su pueblo. La primera vez le llama D' bre de juez: la segunda poderoso, robusto, Dios.

Elohim, que es nom-
El, que es fuerte,

4 Que en maligno consejo maquinando
Contra tu amado pueblo, &c.

Aunque el original, ademas de decir super populum tuum, dice tambien adversus sanctos tuos todo es una misma cosa, repitiéndose en el segundo miembro con distintas palabras lo dicho en el primero, segun la costumbre y gusto hebreo, que hemos observado ya muchas veces. Santos se llamaban con propiedad los de aquel pueblo entonces, como despues se llamaron los cristianos, porque por la fe que profesaban y la ley que guardaban, estaban todos consagrados á Dios.

6 7 8

Contra ti conjurados se reunen

Los hijos de Ismael, y los errantes
Idumeos, &c. &c. &c.

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En estos tres versículos se contiene una relacion de las diversas naciones que formaban aquella liga las cuales en ninguno de los lugares en que se habla de las varias guerras que se disputan entre sí este Salmo se hallan todas expresas. Esta dificultad es igual en cualquiera de las opiniones que se quiera seguir, así como tambien lo es la solucion que para sostener la suya le da el Calmet, diciendo que las que no están allí expresas, se supone que fueron aliadas de las que lo están. Por lo cual, dejando esto por ahora inde

eiso, para si algun dia abunda el ocio de que necesita su exámen, nos contentaremos con lo que es innegable, á saber que aquí se trataba de guerra, y guerra de exterminio; teniendo presente la importante alegoría que aquel hecho como otros del viejo testamento encerraba, segun lo que de San Agustin al principio apuntamos.

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I I

Prueben sus capitanes la ventura

De Oreb y Zeb, de Zebee y Salmana. Alega dos egemplos de castigos prodigiosos hechos por Dios en sus enemigos, para alentar con ellos la confianza del pueblo, y excitar al Señor á que los repita: y el primero es el de Madian. Siete años habian estado los judíos sujetos á las violencias y depredaciones de los Madianitas, en pena de sus desórdenes é infidelidad, hasta que habiendo clamado á Dios y obtenido misericordia, fueron libertados por mano de Gedeon. El cual, elegido y asistido por Dios para tan grande empresa, con solo trescientos hombres, en una noche, por medio de un ardid militar, desbarató derrotó el grande egército de los Madianitas, mas bien, logró que ellos mismos entre sí se despedazasen y deshiciesen. Ciento y veinte mil hombres de armas perecieron en aquella jornada: y con quince mil que quedaron se habian retirado dos generales llamados Zebee y Salmana á una posicion que creyeron segura; pero atacados por Gedeon en ella, y hechos prisioneros, murieron de vuelta de la batalla á sus manos. (Judic. c. 8. v. 10. 12. 20. 21.) Otros dos generales, Oreb y Zeb, fueron tambien hechos prisioneros en la retirada, y muertos por los Efraimitas que presentaron sus cabezas á Gedeon. (Judic. c. 7. v. 25.)

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Cison, Sisara y Jabin con fortuna
Igual, bajo tu mano vencedora
10 Caygan, y de su sangre pestilente,
Como fue en la jornada

De Endor sea la tierra así bañada.

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El segundo egemplo que propone, anterior en tiempo al primero, es el de Sísara, general del egército de Jabin. Era Jabin rey poderoso de Canaan, bajo cuyo durísimo yugo habia castigado Dios á su pueblo por espacio de veinte años: hasta que conmovida la divina piedad con los clamores del pueblo arrepentido, lo salvó de aquella opresion. Gobernaba como juez entonces una ilustre muger llamada Débora y esta, inspirada por Dios, mandó salir contra el enemigo con diez mil hombres á Barach; que temiendo lo arduo de la empresa, no se atrevió á salir sin que ella misma le acompañase. Dióse la batalla junto al torrente ó arroyo de Cison, con fuerzas seguramente desiguales, pues solo de carros armados tenia el egército de Jabin novecientos. (Judic. c. 4. v. 3.12.) Venció sin embargo el pueblo de Dios: y Barach siguió la derrota hasta Haroseth, que era la corte de Jabin, y pasó á cuchillo todo su egército. Su general Sísara huyó á pie; y escondido, y dormido despues en la tienda de otra ilustre muger llamada Jahel, esta le quitó la vida, pasándole las sienes con un clavo y un martillo que para esto tomó del tabernáculo. Refiérese esta historia en el capítulo 4 del libro de los Jueces y en el quinto se lee el célebre cántico de Débora, hecho para perpetuar la memoria de tan gran triunfo, que es una de las mas nobles y elegantes poesías del viejo testamento.

Endor era una ciudad de la tribu de Manasés, á cuatro millas del monte Tabor, en el que se hallaba formado el egército de los hebreos (Judic. c. 4, V, 12.) antes de darse la batalla ; y

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desde el sitio donde se dió, seguiria sin duda Barach el alcance de los fugitivos por aquel lugar, que por la gran matanza se hubo de hacer famoso donde insepultos los cadáveres quedaron pudriéndose como el estiércol en la tierra, que es la oportuna y propia comparacion que usa el santo poeta. Para entender de esta batalla, y no de la de Gedeon como algunos quieren, lo que aquí se dice de Endor, debe tenerse presente, ademas de lo dicho, que Débora en su cántico dice que los Cananeos pelearon in Tanach iuxta aquas Mageddo, lugares ambos inmediatos á Endor como se ve por el capítulo 17 de Josué, donde describiendo las posesiones de la tribu de Manasés, dice: habitatores quoque Endor cum viculis suis, similiterque habitatores Tanach cum viculis suis, et habitatores Mageddo cum viculis suis que es observacion muy oportuna del sabio Muis. Por lo demas en una composicion poética no se ha de buscar con rigor el órden cronológico; porque el poeta que no escribe una historia, lo invierte cuando así le acomoda para formar su cuadro. Y así se ve aquí no solamente invertido el órden de los hechos, como ya al principio de esta nota advertimos, sino tambien mezclada é interpolada la relacion del uno con la del otro; pues empieza con la derrota de los Madianitas y con ella acaba, entretegiendo en medio la del egército de Jabin. 14 15

cual fuego voraz la selva abrasa,

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Poseamos por herencia el santuario de Dios. Así llama á Jerusalem, como á ciudad santificada por Dios para habitar en ella. Y así como aquella santa ciudad representaba entonces á la futura Iglesia, así el designio que de subyugarla y apoderarse de ella habian formado sus enemigos representaba la guerra cruel con que el Anticristo afligirá á la Iglesia, y tratará, si pudiese, de destruirla.

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Una vez encendido, &c.

Ya hemos dicho en varias partes, que estas que parecen imprecaciones ó deseos de mal, no eran sino anuncios de lo que el profeta veía que habia de suceder á los malos, ó elogios y alabanzas debidas á la justicia de Dios, cuya gloria reluce y brilla tambien en el castigo de ellos. La tempestad de que se habla en el versículo 15 pudo muy bien ser, como piensa Calmet, alguna terrible tormenta con que el Señor aterrase á los enemigos, cualquiera que fuese la guerra de que se habla en el Salmo. Lo demas todo me parece que no ofrece dificultad: y si alguna ocurre, creo que con sola la traduccion se podrá aclarar.

16 Y acudirán, Señor, á tu nombre. Esto es, lo invocarán, buscarán tu amparo, implorarán tu proteccion, que es lo mas usual en nuestra lengua: de la cual sin embargo no me parece ageno aquel modo de hablar que yo he usado, donde otros muchos han dicho buscarán tu nombre, que á mi ver no es tan bueno.

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