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16 S. Eusebio, Ob. y Mr... 11. de un Mr. Pont.

17

18 La Expectacion del parto de Nues tra Señora... Ep. del dia 25 de marzo. Ev. Luc. i. 26 al 59. Envió Dios al angel Gabriel á una ciudad llamada Nazaret etc.

19

20 La vigilia de Sto. Tomás, Apostol... De la vigilia de un Apostol.

Sto. Domingo de Silos, Abad... De Abades.

21 Sto. Tomás, Apostol... Ep. Ephes. ii. 19 al fin. Ya no sois extraños ni udvenedizos etc. Ev. Joan. x. 24 al 30. Tomás empero, uno de los doce, liamado Didimo etc

24 La vigilia de Navidad... Ep. Rom. I. 1 al 7. Pablo siervo de Jesu-Cristo etc. Ev. del 19 de marzo.

25 La NATIVIDAD DE NTRO. SR. JESUCRISTO... Ep. Tit, i. 11 al fin. La gracia del Dios Salvador nuestro ha iluminado etc. Ev. Luc. ii. 1 al 15. Por aquellos dias se promulgó un edicto de César Augusto etc. 2.a Misa: Ep. Tit. iii. 4 al 8. Dios ha manifestudo su

benignidad v amor etc. Ev. Luc. ii. 15 al 21.Los pastores se decian unos á otros: Vamos y veamos este prodi gio etc. 3.a: Ep. Hebre. i. 1 al 13. Dios que en otro tiempo hablaba á nuestros padres etc. Ev. Joan. i, 1 al 15.En el principio era ya el Verbo etc. 26 S. Esteban, Proto-mártir... Como en el dia 2 de enero.

27 S. Juan, Evangelista y Apostol... Como en el dia 3 de enero. 28 Los Stus. Inocentes... Como en el dia 4 de enero.

29 Sto. Tomás Cantuariense. Ob. y Mr... Ep. I. de Conf. Pont. Ev, Joan. x. 11 al 17. Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor etc.

30 Dom. dentro de la octava de Na

vidad... Ep. del dia 5 de enero. Ev. Luc. ii. 33 al 41. Su Padre y su Madre escuchaban con admiracion las cosas que de él decian etc.

La Traslacion de Santiago á España... Ep. 1. Cor. xv. 39 al 51. No toda carne etc. Ev. Math. xx. 20 al 24, Entonces la madre etc.

31 S. Silvestre, Papa y Conf... Ep. de Doctores. Ev. I. de Conf. no Pont.

NOTA. No se han puesto tantos Santos como dias del año; por razon de las Dominicas y Festividades principales, y sus octavas, de que reza la Iglesia. Y se han designado las Epístolas y Evangelios de todos los dias de la Cuaresma, porque siempre, á lo ménos al fin de la misa, se lee el Evangelio de la feria; aun cuando la misa sea de algun Santo.

FE DE ERRATAS GENERAL,

que comprende las que no se notaron en la particular que se puso en cada tomoy Correcciones y mejoras que pueden hacerse en varios lugares de esta version, segun las observaciones que algunos Ilmos. Señores Obispos y personas doctas y pias han remitido al traductor. Se da tambien la razon por qué alguna vez no se adoptó la palabra ó espresion que, á primera vista, parece mas literal.

TOMO I. DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

Al principio de este tomo 1.o trans

cribí literalmente la apreciable carta, que de órden del Santo Padre me dirigió el Emino. Sr. Cardenal Se. cretario de Estado; lo que hice á impulsos de mi sincera y pura gratitud, y despues de haberla presentado al Esemo. Sr. Nuncio, por cuyo digno conducto la acababa de recibir, y logrado de su Secretario de Embajada que me hiciera el favor de revisar las pruebas tipográficas de la misma, y de cuanto digo en seguida sobre ella. En vista de dicha carta, me proponen dos de mis suscritores, como mejora de la version, el publicar el juicio que de ella forme el Padre Santo, despues que sus ocupaciones y estado de salud le hayan permitido leerla.

Es evidente que seria un grande honor para mí, y sobre todo la mayor recomendacion para mi obra, el tener la aprobacion del supremo Gefe de toda la Iglesia; pero confieso que jamás me he atrevido á pensar siquiera en semejante idea. Porque ningun traductor, que yo sepa, ora español, ora de otro reino, incluso el sábio Ilmo. Sr. Martini, Arzobispo de Florencia, ha alcanzado tan alta distin cion; aunque los Sumos Pontífices se hayan dignado honrarlos y animarlos con palabras mas o menos espresivas que las que el Santo Padre ha tenido la bondad de mandar que se me dirigiesen á mí. Verdad es que nunca dudé que pareceria loable al supremo Pastor de la Iglesia, y muy digno de su aprobacion, el haber trabajado de órden de mi Augusto y Católico Monarca, por espacio de 20 años, en dar á la version castellana de la sagrada Biblia, de

que usan los fieles en España, alguna mayor exactitud, claridad y elegancia: á fin de que el lenguage quedase esento de los defectos gramaticales, que tanto disgustan al lector y afean las antiguas versiones españolas; defectos que ya disminuyó en gran parte el Ilmo. Scio, como dije en el Prólogo al Nuevo Testamento, y en el Discurso preliminar al Antiguo. La aprobacion de los católicos y piadosos fines de nuestros Augustos Soberanos, y de mis esfuerzos para satisfacerlos y cumplir sus Reales órdenes, pero no de mi version, es lo que se deduce de la carta del Emmo. Sr. Cardenal que puse en este lugar, y la que junto con el favorable concepto que Su Santidad manifiesta en ella del traductor, me animaron mucho á concluir mi árdua empresa. Hago gustoso esta mayor esplicacion, aunque á algunos les parecerá supérflua, solamente por habérseme prevenido espresamente que la hiciese, en una carta que recibí del Emmo. Sr. Cardenal Secretario de Estado, en la que me manifiesta la admiracion que le habia causado la voz ó noticia esparcida, y confirmada, dice, en los periódicos, de que mi version habia sido aprobada por la Autoridad Apostélica (quod publicè sparsus rumor et ab ephemeridibus ipsis confirmatus" fuerit opus seu versionem tuam Apostolica Auctoritate fuisse approbatam). Desde luego conocí que algun enemigo oculto de las Santas Escrituras, de aquellos que no se atreven á decir claramente que debe procurarse que los fieles no las lean y entiendan, y que conviene que estas puras y divi nas fuentes de las verdades de nuestra Religion santa estén como selladas, aun

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para el comun de los eclesiásticos; se habia valido de tan necia calumnia para sorprender en Roma el anino recto y piadoso del Emmo. Sr. Secre tario de Su Santidad, y lograr por este oculto medio deteuer á lo menos la aceptacion general con que ha sido recibida en España la nueva version, y elogiada por consiguiente en algunos periódicos de Francia, Alemania é Inglaterra, , que no he visto. He dicho necia calumnia, porque basta leer la carta italiana del Emmo. Sr. Cardenal Secretario de Estado, y lo que digo sobre ella, para ver claramente que yo, ni por sueños, supongo apro. bada por la Sede Apostólica mi version; sino solamente el pensamiento ó la idea de mejorar la que tenemos, y leen los fieles españoles: pensamiento que, mas bien que mio, debe llamarse del piadoso y difunto Rey el Señor D. Carlos IV, y de su Angusto hijo el Señor D. Fernando VII nuestro amado Soberano. Y quién, sin una atroz injuria á nuestro Santísimo Padre Leon XII, puede poner en duda que le es muy grato el católico y piadoso pensamiento de hacer mas clara y gustosa á los españoles la lectura de la Biblia, y mas fácil la adquisicion de los Libros Santos, manantial de vida eterna? Por otra parte es evidentemente falso lo que se ha dicho á su Eminencia de q en los periódicos de España se ha confirmado dicha aprobación; y si se habla de algun periódico estrangero deberia decirse cuál, para poder yo contradecirle. Pero aun en este caso ¿qué culpa tendria el traductor de que asi fuese; como ni de que en otros reinos se hable bien de la nueva version española de la Bíblia?

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daño en vez de provecho. Volví luego á leer lo que acerca de este punto dije en el Prólogo al Nuevo Testamento, y en el Discurso preliminar al Antiguo; y aunque me pareció ser bastante lo que alli previne, con todo, en señal del respeto con que miraba el aviso recibido, añadi despues mucho mas en el Aviso al lector que puse al principio de los tomos siguientes II, IV, V y VI. Y tanto por lo alli se lee como por lo que he añadido en varias notas, es ya imposible que ningun lector, por sencillo y de cortos alcanzes que sea, deje de conocer que la Iglesia, como buena madre, ha procurado en todos los siglos que no se leyesen las Santas Escrituras indiscretamente, por mera curiosidad y pasatiempo, ni se pusiesen en manos de quien se temiese que habia de abusar de su lectura, y de reportar daño en lugar de provecho de la Palabra Divina; la cual colma siempre de gracias á cuantos la reciben dignamente.

Al principio de dichos tomos, y en varios lugares, recordé nuevamente á los lectores que sola la version llamada Vulgata latina estaba aprobada por la Iglesia: y repetí otra vez la súplica, que hice desde el principio á todos los mas inteligentes, para que se sirviesen avisarme de cualquier error ó descuido por ligero que fuese; puesto que en órden a los de mucha importancia debia confiar que no habria quedado ninguno, despues del prolijo y maduro exámen con que la censuraron de Orden Superior, tantos varones de profundo saber y sólida. piedad, y muy inteligentes en nuestra lengua española, que es un requisito necesario para poder juzgar con acierto de la propiedad de las frases y sintáxis de nuestro hermoso idioma que he substituido á las hebréas, griegas y latinas de que se usa en la Vulgata.

Tambien se me dice que habria sido conveniente el poner mayor número de notas. Pero á lo que sobre eso ten. go contestado en los lugares arriba citados, añadiré aquí: que cotejando esta version con la del Ilustrisimo Scio, se admirará cualquiera al ver el grande número de ellas que he su plido con el sɔio modo de hacer la version, y de las muchas otras que he re

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ducido á una ó dos palabras de letra cursiva, que a veces he intercalado en texto. El mismo reparo ocurrió á uno de los censores de oficio, al comenzar á leer esta version; pero despues de pocos dias, calculando las que hay puestas, y las suplidas del modo dicho, sacó por consecuencia que habia tantas ó mas que en las versiones de los Ilustrisimos Señores Scio, Martini, y otras, que usan los fieles en España, Italia, Francia cc., y que aun podian haberse omitido algunas por no ser necesarias. Lo mismo me dijo acerca de este punto el respetable Metropolitano, de quien copié parte de una carta al principio del tomo segundo del Antiguo Testa mento. Y un sábio teólogo de la Nunciatura, encargado por su Superior de examinar la parte mas dificil de esta version, no halló tampoco que faltase ninguna nota necesaria; y únicamente puse, por su consejo, dos para aclarar algo unos textos de especial dificultad. Es ya por demas repetir con cuánto gusto haré siempre semejantes adiciones, avisado de cualquier Prelado ú autoridad eclesiástica. Así lo manifesté desde el principio á muchos Ilustrísimos señores Obispos, y singu larmeute al Escelentísimo señor Nuncio de su Santidad, y aun á su Secretario de Embajada: lo mismo he repetido al entregarles los tomos que han tenido la bondad de aceptar; esperando yo siempre con ansia cualquier advertencia útil á mi version.

Mas no he creido deber tener esta misma justa deferencia á la particular opinion de algunos, de cuya virtud y saber no tengo iguales noticias, los cuales hubieran querido ver en mi version un grandísimo número de notas, aunque hubiese constado de muchos mas volúmenes. Es cosa muy fácil, y mas de lo que algunos se figuran, el poner muchas y eruditas notas en cada capítulo, y casi en cada verso de la Escritura. Recogidas están ya en grandes volúmenes, llenos de erudicion hebréa, griega etc. por el sábio Calmet, y otros espositores que han escogido con mucho tino lo mejor que han dicho los Santos Padres. Y confieso que mas trabajo me ha costado el buscar á veces una palabra ó frase, bien castellana y enérgica, que si hu

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biese tenido que poner un pliego de notas. Sobre todo jamas debia olvidarme que el Señor Don Carlos IV me previno que la version quedase reducida á pocos tomos, para que el coste de ella fuese mas acomodado á las facultades de los particulares, y especialmente de los Curas párrocos y Religiosos, el mayor número de los cuales no puede sobrellevar el que tiene la version del Ilustrísimo Scio. Concluiré este artí culo refiriendo lo que oí de la boca del sábio y virtuoso Arzobispo de Tarragona, el llustrísimo señor Armaña, cuando al corregir la version que me habia mandado hacer del Profeta Malaquías, me dijo: «Todo » el que no vive segun el Evangelio, mayormente si es eclesiástico, abor» rece de corazon la luz que presenta » este Divino código, y así no gusta de leerle, ni de que los fieles le lean. » Es menester estar muy alerta contra el espíritu del Anti Cristo, el cual disfrazándose de mil maneras hace » contínua guerra á las Santas Escrituras. A este fin procura que no se co»nozcan sus grandes y sublimes ver »dades, para poder destruir así el espíritu de Jesu Cristo, que es espíritu de caridad, de mansedumbre, » de pobreza y humildad; substituyendo el de soberbia, avaricia, y dominacion mundana, que es el que >>aman aquellos falsos discípulos de » Jesus, que, como decia S. Cipriano » del Anti Papa Novaciano, procuran » convertir la Iglesia en un estableci»miento político ó mundano, huma nam conantur facere Ecclesiam. (Ep. 51. al. 52 ad Anton.) Por eso se averguenzan de Jesu Cristo crucificado, y de predicar la doctrina de la Cruz, y sobre todo de practicarla. »

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este modo puede referirse al Querubin y tambien á la espada de fuego. La frase hebréa Querubim y llama de cuchillo, que es la traduccion literal del original, corresponde á la castellana: Querubin con espada de fuego. Algunos traducen Querubines, por ser la voz Cherubim plural del nombre Cherub. Y asi en la version de Valera, se dice: Y puso al Oriente de Eden Querubines llama de cuchillo etc. Pero aunque á primera vista parece mas literal el traducir Querubines, ni tenga sólido apoyo el uso general de representar el paraiso con un solo Querubin que le guarda; no obstante, el ver que hasta para nombrar al único Dios verdadero se usa siempre del plurai Elohim, y que es tan frecuente en la Escritura el poner el plural por el singular; todo esto, y el no hablarse aqui sino de una espada, me determinó á traducir Querubin y no Querubines. Y sobre todo, porque asi lo entienden comunmente los espositores, y es la opinion mas generalmente recibida. El señor Arzobispo Martini tradujo tambieu: un cherubino con una spada que gettava fiamme é faceva tuota á custodire etc. En el manuscrito anónimo, llamado de Petisco, se traduce: Y desterrado Adan, colocó á la frente del paraíso de placer querubines con espada flamante blandida, á fin de cerrar el camino del árbol de la vida. Cap. VII. 23. Et deleta sunt de terra: y no quedó rastro de ellas en la tierra. Convengo con el señor C. de J. que se dirá mejor: é hizolas desaparecer de sobre la Cap. XII. 4. sesenta.. léase: setenta. Cap. XIV. 18. Pero Melqui sedec, Rey de Salem, presentando pan vino (pues era sacerdote del Dios Altísimo le dió su bendicion etc. Se me dice que el paréntesis y claudatur, que añado en la version, es conforme al sentido literal de este pasage de la Escritura; pero que merece por su importancia que se ponga la razon en que se funda esta añadidura. Ademas algunos protestantes pretenden que la partícula hebréa wau, que con razon tradujo énim el autor de la Vulgata, es aqui conjuntiva y no causal. Otros aunque confiesan que es causal y equivale en este lugar al enim ó quia y no al et, dicen que se refiere ó que es ausal de la bendicion de que se habla

tierra.

en el versículo siguiente, mas no de la presentacion ú oblacion del pan y vino. De lo cual infieren que el pan y vino le presentó Melquisedec en calidad de rey ó señor de aquel territorio por don de pasaba Abraham con su gente ó ejército, y como para dar únicamente un refresco á Abraham y á su tropa; y que en calidad de sacerdote bendijo á Abraham. De este modo intentan en vano destruir la preciosa alusion que aqui se hace al sacerdocio de Jesu Cristo, y al sacrificio de la Eucaristia. La misma variedad con que interpretan este importante texto, manifiesta cuanto les estrecha su verdadero y natural sentido. Para demostrar la ignoraucia ó mala fe de los que asi discurren, basta recurrir al sistema de acentuacion hebréa, restaurado y defendido por los mas sabios de los mismos protestantes; entre los cuales sobresale Mathias Wasmuth, cuya autoridad en esta materia debe ser de mucho peso para ellos, y nada sospechosa de parcialidad a favor de los católicos. De lo que dice en la pág. 63 y 64 de su Institucion metódica sobre los acentos, resulta la exactitud de mi version. Porque en el texto original. hebréo se observa que la proposicion erat enim sacerdos Dei Altissimi, está cerrada con acento mucho mayor que el que le precede; forman. do asi un verdadero paréntesis y claudatur, y denotando claramente que todo él pertenece á la proposicion que antecede, protulit panem et vinum, y no á la que sigue en el otro versí culo, benedixit ei etc. De suerte que el sentido literal y óbvio sea que Melquisedec sacó ó presentó pan y vino para ofrecer sacrificio, porque él era Sacerdote del Altisimo Dios. No solamente forman los acentos un verdadero paréntesis y claudatur, segun la doctrina de Wasmuth; sino que, segun este mismo autor, el paréntesis se refiere siempre mas á la proposicion que antecede, que á la que siguet Adeoque (dice) ratione sensus, semper parenthesis magis cohæret cum antecedentibus quam cum sequentibus. Semejante paréntesis se ve en el texto hebreo, poco despues cap. XXIII. v. 17. del mismo libro del Génesis: aunque la sintáxis castellana le hace alli no necesario, por ser bastauté la señal

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