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ben ichs, hijo de varon, se denota ya nobleza ó dignidad, ó un varon ilustre. Véase Job I. 1. Ps. IV.

HIN, medida. V. Monedas. HOLOCAUSTO. Voz compuesta de las dos griegas Olos, todo, y Kausto, quemado ó abrasado. En hebréo se llama Holah, de Haláh que significa elevar; porque se levantaba con las manos y subia todo deshecho en humo lo que se ofrecia á Dios en esta especie de sacrificio que se llamaba holocausto porque en él se quemaba en honor de Dios toda la víctima; á diferencia de los demas sacrificios en que parte de ella quedaba para alimento de los sacerdotes y levitas y en los pacíficos tambien de los oferentes. Pero á veces holocausto se toma en general por toda suerte de sacrificios y oblaciones; y de ahi viene que algunos opinan que el voto de Jephté no fue de hacer morir á su hija (sacrificio prohibido por Dios), sino de ofrecerla al servicio del templo, como si fuese prisionera de guerra ó esclava; debiendo por consiguiente guardar virginidad toda su vida, sin poder casarse: lo cual era un sacrificio muy costoso entre las hebréas; y habia de ser muy sensible á su padre Jephté, que no tenia otra hija. Judic. XI. Entre los judíos habia algunas mugeres que se dedicaban á servir al templo. Luc. II. 37. Act. XXI. 9.

HORA. Los hebréos dividian el dia en doce horas, repartidas en cuatro partes desde la salida del sol hasta su ocaso; partes ú horas que eran mas largas en verano que en invierno. La hora de prima comenzaba al salir el sol, y duraba hasta eso de las nueve. Entonces comenzaba la tercia hasta el mediodia, en que principiaba la hora de sexta; y á eso de las tres, ó cuando el sol comenzaba á estar mas cerca del Ocaso que del Mediodia, principiaba la hora de nona, la cual duraba hasta que se habia puesto ó iba á ponerse el sol. En cada una de estas partes del dia solia ofrecerse un sacrificio en el templo, y se oraba. La noche la dividian igualmente en cuatro partes, á las cuales llamaban vigitias, aludiendo á las vigilias ó velas de los centinelas en los ejércitos ó plazas; ó á las de los pastores en sus rebaños, á las de los levitas en el templo,

Hora muchas veces es lo mismo que ocasion, tiempo. Luc. XVII. 31. Joan. XVI. 2. etc.

HOSANNA. Palabra hebréa que significa sálva-nos ó consérva-nos. Asi se llamaba tambien una oracion que los judíos recitaban el cuarto dia de la fiesta de los Tabernáculos. Era una esclamacion de alegría semejante á Viva.

HUESOS. En el lenguage de la santa Escritura significan muchas veces la fortaleza, la robustez, el vigor del hombre; ó tambien el aliento y fuerzas naturales. Ps. L. 10. Asi es que el hueso se llama en hebréo Hétzem, de la raiz Hatzám, ser robusto.

I.

IDOLO. Del griego Eidolos: semejanza, imágen, figura. Los ídolos á veces son llamados Theraphim. Ezech. XXI. 21. Donde la Vulgata dice Idola, en el hebreo es Theraphim. Tambien en Zacarias. X. 2. Judic. XVII. 5.

IGLESIA. Palabra griega, que en general significa congregacion, asamblea, reunion de gentes etc. Act. XIX. 32. Y lo mismo que antiguamente sinagoga, voz tambien griega, que ya solamente se usa para significar la reunion religiosa ó lugar en que se congregan los judíos. Iglesia tiene varias acepciones. Primera, la congregacion de los verdaderos adoradores de Dios, ora en el cielo, ora en la tierra, ora en el purgatorio. Segunda, los pastores ó ministros que la dirigen. Math. XVIII. 17. Tercera, una sola familia cristiana, ó tambien muchas de ellas reunidas en una ciudad, pue blo ó reino. I. Cor. I. II. Cor. VIII. Rom. XVI. 5. Apoc. I. Cuarta, el edificio en que se juntan los fieles para adorar á Dios ó asistir al santo Sacrificio ect.

IMAGEN. Se toma á veces por una representacion viva y real, en contraposicion á una mera apariencia. Heb. X. 1. II. Cor. XIV. 4. Cristo es imágen perfectísima del Padre, por tener la misma naturaleza divina, y ser en todo igual al Padre, de la misma esencia. Colos I. 15. IMAGENES. En la Ley de Moisés se prohibia el hacer ninguna imágen,

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gura ó estátua, y darle ninguna especie de veueracion; pero esto fué por causa de la propension de los judíos á la idolatría. No habiendo este peligro, no tenia lugar la prohibicion.

Asi es que Moisés puso dos querubines junto al Arca, y Salomon hizo pintar ó esculpir varios en las paredes del templo, Ex. XXV. 18. III. Reg. VI. 29.

La prohibicion de las imágenes duró algun tiempo en la Iglesia de JesuCristo, por la misma razon; aunque ya desde el principio se usaban las imágenes del buen Pastor, como leemos en Tertuliano. De Pudicit. c. VII. Y Eusebio dice que las habia de JesuCristo y de los Apóstoles. Hist. Eccles. lib. VII. c. 18.

palabra Gehenna ó Gehinnon, esto es,
valle de Hennon; el cual estaba cerca
de Jerusalen. En él habia una hogue-
ra llamada Tofet, que los idolatras
fanáticos habian tenido siempre ar-
diendo, sacrificar en ella, ó
para
pasar
por encima de su fuego á sus hijos,
en honor del ídolo Moloc. De aquí pro-
viene que el infierno se llame a veces
en el nuevo Testamento Gehenna ig-
nis, ó valle del fuego. El Rey Josias
para inspirar mas horror al ídolo
Moloc, dispuso que todas las inmun-
dicias de Jerusalen, y aun los cadá-
veres privados de sepultura, fuesen á
parar en dicho valle, que vino á ser
como una cloaca ó muladar de toda
la ciudad. Algunos trasladan la voz
Gekinnon, valle de gemidos. V. Moloc.
INMUNDO, impuro etc. Véase Espia-
cion, Cadáver, Leyes.

INOCENTE. A veces significa no mas
que exento y libre de pena ó castigo.
Jer. XLVI. 28. XLIX. 12. Nahum
I. 3. Ps. XVII. 16.

ISLAS. En la Escritura significan muchas veces lo mismo que paises remotos, Véase Oriente.

ISRAEL. Véase Jacob. REINO DE ISRAEL. Véase Samaritanos.

J.

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IMPIO, En la Escritura significa muchas veces lo mismo que improbo, malo, injusto, y asi la voz hebréa racsanj, suele contraponerse á tzadik, justo. Ps. I. INCIENSO. El uso de los perfumes es casi tau antiguo como el mundo. Con el olor suave y agradable de ellos se daba una señal de respeto y de afecto. Por eso luego se usaron en el culto de la Divinidad; y en seguida se miró ya como muestra de honor el incensar á los reyes, á los sacerdo. tes, y á todo el pueblo reunido en la iglesia. En la Ley antigua no se ofrecia á Dios otro incienso que el timiama; que era una confeccion esquisita, compuesta de cuatro riquísimos aromas que daban un olor suavísimo, y se ofrecia en la entrada de la parte mas interior del templo, ó del Sancta Sanctorum. INFIERNO. El lugar de tormentos, donde los malvados padecerán despues de esta vida la pena de sus de- á la cual daria la posesion de la litos. La palabra hebréa Scheol ó Schol, tierra de Canaán. No denotaba pues la griegas Tártaros y Ades, y la latina única y materialmente los bienes terreInfernus, espresan en su etimología nos; en los cuales luego abundó Esau. un lugar bajo, profundo etc., y por Gen. XXVII. 39. Debe tenerse preanalogía designan muchas veces el se- sente que no es preciso reconocer por pulcro ó habitacion de los muertos; y buenas todas las acciones que en la Esasi debe dársele á la voz Infernus la critura se refieren de los Patriarcas, significacion que el contesto exige. y otros siervos de Dios. Bien que no Gen. XXXVII. 35. XLII. 38. Ps. hemos de ser fáciles en creer malas CXIII. En la Vulgata se usa muy algunas que lo parecen á primera vista. frecuentemente por equivalente de sepulcro; y alguna vez por el limbo, ó lugar donde las almas de los justos esperaban al Redentor.

Los judíos se servian tambien de la

JACOB. Fué llamado Israel por el ángel del Señor. Gen. XXXII. 25. El derecho de primogenitura, que obtuvo Jacob de su padre, debe entenderse principalmente de las promesas que Dios hizo á Abrahan Ꭹ á Isaac, relativas à una posteridad numerosa y rica, de la cual naceria el Mesías, y

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Los nombres de Jacob, Israel Esau, Edom etc. suelen ponerse, segun estilo oriental, por los pueblos que de ellos descendieron. Gen. XXV. 23. etc.

E

JEHOVAH Ó JHOVAH. Nombre inefable é incomunicable, que solamente se atribuye á Dios; revelado por él mismo á Moisés. Llámase Tetragrammaton, ó de las cuatro letras, por componerse de cuatro letras hebréas. Significa el SER, ó el que Es por esencia. Despues de la cautividad de Babilonia se introdujo generalmente entre los judíos por un respeto nimio, y tal vez supersticioso, el no pronunciar nunca este nombre, y de eso habrá provenido el ignorarse tiempo hace, su verdadera pronunciacion. Aun ahora le llaman el nombre inefable; y debajo de sus cuatro letras, escriben los puntos ó vocales del otro nombre de Dios Adonai. Pero ni entonces pronuncian Jehovah, sino que leen siempre Adonai, que quiere decir Dominus, Señor; y por eso los Setenta Intérpretes traducen siempre Kyrios, que es lo mismo, y la Vulgata Dominus. Por no saberse la antigua pronunciacion de este sagrado nombre de Dios, vemos que se pronuncia tambien Javoh, Jeveh, Jovah, Jevo etc. De aquí vino el Jovis de los latinos. El sacrosanto nombre de Jehovah es el que conviene á Dios como Dios, por su esencia propia, independiente y eterna. Pero Elohim es nombre que le conviene como á Juez, ó supremo gobernador. Él, es lo mismo que fuerte, poderoso, robusto; y asi Eli, significa Dios mio, ó fuerte mio. Eli, en dialecto caldáico, de que usó San Marcos (c. XV. v. 33.), se pronuncia Eloi. No se sabe cómo lo pronunciaria Jesus poco antes de espirar.

JERUSALEM. Véase Sion. Metafóricamente se toma muchas veces por la Iglesia de Jesu-Cristo, asi militante como triunfante.

JESU-CRISTO. El Hijo de Dios hecho hombre, el Redentor y Salvador del género humano. Nombre compuesto de la voz griega Iesus, la cual se deriva de la hebréa Yexuanj, que quiere decir Salvador, y de la palabra griega Christos, que significa Ungido.

Para la inteligencia de muchos lugares de la Escritura debe tenerse siempre presente, que habiendo en Cristo dos naturalezas, Divina y humana, pueden decirse de él algunas cosas segun la una, que no podrian decirse segun la otra.

Yo y el Padre somos una misma cosa. (Joan. X. 30.) Aqui hablaba Jesus segun su naturaleza Divina. El Padre es mayor que jo (Marc. VIII. 31.) Entonces hablaba segun su naturaleza humana, ó en cuanto era hombre. Asi se dice que Jesu-Cristo fué predestinado á ser Hijo de Dios. Rom. I. 4. Convienen pues á Jesu-Cristo muchas cosas por la naturaleza Divina; que no podrian decirse de él, si solamente fuese puro hombre. Y eso es lo que los teólogos llaman comunicacion de idiomas ó de locuciones.

La Divinidad de Jesu-Cristo se ve claramente en la historia de su vida v acciones, y en la doctrina que enseñó. Anunciado por una série de profecías desde el principio del mundo, (V. Profecias) esperado de los judíos, y aun de las naciones gentiles, precedido de un precursor santísimo cual fué el Bautista, y de varios prodigios que anuncian su llegada; nace Jesus en Judéa, donde es conocido por hijo de la familia de David, y en Belen, como estaba predicho por los Profetas, y segun creian que debia nacer el Mesías los Doctores de la Ley, ó sábios maestros de Israel. Predica que llegó el reino de los cielos; pero advierte que su reino no es de este mundo. Joan. XVIII. 36. Prueba su mision Divina, y confirma su doctrina con una muchedumbre asombrosa de milagros: multiplica panes, cura enfermos, resucita muertos, calma las tempestades, anda sobre las aguas, da á sus discípulos la potestad de hacer milagros, Todos estos prodigios los hace sin vanidad ni afectacion: antes bien rehusa hacerlos cuando se los piden por vanidad, ó tambien en castigo de los que se obstinan en no querer creerle; y los hace siempre que se lo ruegan con confianza y docilidad. Los impostores ejecutan sus prestigios para admirar á los hombres y seducirlos: Jesus obra los prodigios para socorrer y consolar á los pobres, para instruir á las gentes, y hacerlas buenas y santas.

Las curaciones que hacia eran evidentemente sobrenaturales. La naturaleza de las enfermedades que curaba, no permitia dolo ni fraude: una mano seca, varios paralíticos, uno de ellos conocido por tal treinta años habia;

eiegos de nacimiento, maniáticos sumamente violentos, ó poseidos del demonio como nosotros creemos. Estas curaciones eran repentinas, y hechas á los ojos de sus terribles enemigos, los cuales veian que los enfermos recobraban la salud súbitamente, sia pasar por la convalecencia. Para curar no usaba Jesus de preparativos, ni de aparejo alguno. Por todas partes donde hallaba enfermos, ora en los campos, ora en las ciudades, alli ejercia su virtud; y eso en medio del dia, á la vista de todos, sin emplear remedios ni ceremonias capaces de exaltar la imaginacion de los enfermos, ni de los que estaban presentes: una sola palabra, un simple tocar bastaba: á veces los curaba estando ausentes ó distantes, sin verlos, ni acercarse á ellos. Tal modo de curar no puede ser natural, no puede ser sospechoso: ha de ser obra de Dios. Los mismos Escribas y Fariséos, á pesar del odio que tenian á Jesus porque reprendia sus vicios é hipocresías, jamas se atrevieron á negar estos prodigios, sino que los atribuyeron á la virtud del demonio. Otros han dicho despues que los obraba con la pronunciacion del inefable nombre de Jehová. Jamas se ha acusado de falsa la narracion que de ellos han hecho los Evangelistas.

Jesus, lejos de dar ningun indicio de impostura, prohibió severamente á sus discípulos toda especie de mentira, de fraude, de dolo: desafió públicamente á los judíos á que le acusasen sobre eso. Y el castigo terrible que dió el Señor al principio de la Iglesia á los dos discípulos ó fieles, Ananías y Safira, fué por una falta (que quizá fué leve) solamente por ser opuesta al espíritu de una religion que detesta aun la sombra de mentira é hipocresía.

de eso,

La doctrina que Jesu-Cristo enseña y manda creer es sublime, es superior á la razon humana; y á pesar no disputa, como hacen los filósofos ó sábios del mundo al introducir algun sistema; sino que, como quien tiene una autoridad Divina, manda creer lo que él dice.

La moral que enseña ó manda seguir, es pura y severa; pero sencilla y al alcance del pueblo no es una ciencia profunda, dificil de que el vulgo

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Paciente hasta el heroismo, modesto y tranquilo en medio de los oprobios y tormentos, los sufre sin debilidad; pero sin jactancia ni ostentacion: no desea vengarse de sus enemigos, sino couvertirlos. Clavado en una cruz en medio de dos ladrones, cubierto de oprobios, ruega á Dios que perdone á sus acusadores, á sus jueces, á sus verdugos: deja al cielo el cuidado de publicar su inocencia. Si Dios ha podido tomar carne humana, parece que no podia hacerlo de otra manera, decia un filósofo del siglo pasado.

Por lo mismo que Jesus murió como Dios, esto es, probando que el hom‐ bre que moria era Dios, debia resucitar despues de muerto. Asi lo hizo efec tivamente. Es verdad que al salir del sepulcro no fué á presentarse á sus ene→ migos. Mas aun cuando se hubiese aparecido á los mismos sacerdotes y fariséos fanáticos y obstinados, estos lo hubieran atribuido al arte mágica, ó hubieran dudado de su crucifixion y muerte. Ya en varias ocasiones, no pudiendo negar sus milagros, los atribuyeron á la virtud de Beelzebú ó del demonio.

Antes de morir habia prometido Jesus que resucitaria al tercer dia, y que enviaria despues su Espíritu á sus Apóstoles: la conducta y milagros de estos atestiguaron luego con eviden cia el cumplimiento de la promesa. Predijo que la nacion judaica seria destruida con su templo; y este terrible castigo ó destruccion dura todavia despues de 18 siglos, con admiracion y asombro hasta de los incrédulos. Predijo que el Evangelio se predicaria por todo el orbe: que de los judíos y gentiles se formaria un solo rebaño ó Iglesia, y que esta duraria hasta el

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fin del mundo, convirtiéndose entonces los judíos. Anunció que su doctrina seria combatida y contrariada; profecía que cumplen los mismos que se burlan y contradicen al Evangelio. ¿Qué ha habido en el mundo comparable con Jesu-Cristo y el establecimiento de su Iglesia? Si se compara Jesus con los fundadores de las falsas religiones ó sectas, aparece entonces aun mas claramente su Divinidad. La mayor parte de los coriféos de las sectas religiosas, no hicieron mas que corroborar el detestable politeismo ó idolatría. Muchos de ellos eran conquistadores que introducian su doctrina con la punta de la espada. Los mas, ó eran ya soberanos, ó eran á lo menos gente principal y respetada de los demas hombres, y todos emplearon la fuerza para hacerse obedecer. Pero Jesus no tuvo otro ascendiente que su virtud, su sabiduría, sus milagros. Los demas fundadores de sectas han dejado las mismas costumbres, leyes y vicios en los pueblos; pero la voz de Jesus por medio de doce pobres pescadores, de doce hombres rústicos é ignorantes, ha mudado la faz de todo el orbe, y las leyes y costumbres de las naciones que se han convertido; siendo las pri meras en abrazar la doctrina del Evangelio las dos mas sabias y civilizadas, Grecia y Roma.

Los mismos impíos é incrédulos de mayor talento, al hablar de Jesu-Cristo, se han visto como embarazados, y han tenido que confesar que Jesus ha sido el varon mas grande y admirable, el hombre mas sabio y benéfi co que ha habido en el mundo: han dicho que es el que mas se ha asemejado á Dios. Mas este hombre (les diremos) tan grande y admirable, tan bené fico, tan sabio y humilde, tan paciente y sufrido, tan enemigo de la mentira é hipocresía, dijo claramente que él era Dios, y permitió que le confesasen tal, y que como á tal le adorasen. (Joan.V. 23. X. 33. XX. 23. Math. XXVI. 63. Philip. II. 6.) Si Jesus no hubiese sido verdadero Dios, hé aquí una conducta mas criminal y abominable que la de todos los impostores y malvados que ha habido en el mundo: blasfemia que ningun hombre de

talento se ha atrevido á proferir, sino en algun arrebato, ó frenético delirio de sus pasiones; y haciendo traicion á su interior conocimiento. Y no solamen te habria usurpado Jesus los atributos de la Divinidad, sino que hubiera querido hacer víctima de sus blasfemias á sus sencillos discípulos. No hay medio: ó Jesu-Cristo es Dios, ó es preciso que fuese un malhechor, que mereció bien el suplicio á que le condenaron los judíos. Por eso, desesperados de poder responder este dilema algunos impíos, se han hecho atéos, á lo menos de boca, y han vomitado mil absurdas blasfemias contra Jesus, pintándole como un fanático, ambicioso, imbécil. Pero entonces han caido en otro igual ó mayor embarazo, para esplicar como el fanatismo puede inspirar virtudes tan dulces, tan pacíficas, tan pacientes, tan sábias como las que nos inspiró Jesu-Cristo. Por otra parte cualquiera que crea que hay Dios, verdad que solamente los vicios hacen espantosa al ateista, el cual no quisiera mas vida que la del cuerpo, y verdad que el entendimiento no puede contrariar; cualquiera, digo, que crea en Dios que gobierna este mundo, ¿cómo se persua dirá nunca que el Criador haya querido valerse de un impostor fanático y blasfemo para establecer una doctrina tan santa, una moral tan pura y sublime, una religion la mas a propósito para hacer felices á los hombres, aun en esta vida? El que niega la Divinidad de Jesu-Cristo, porque no cree que haya Dios, es siempre, como dice S. Agustin, un vicioso, un malvado; al cual no tiene cuenta que haya quien pueda castigar sus injusticias y desórdenes, en la otra vida, ó despues de muerto.

Si Jesu-Cristo hubiese sido un fanático impostor, se habria traslucido por algun lado su falso zelo é impostura. Porque una pasion violenta de gloria, de ambicion etc., móvil de todo impostor, no deja siempre al hombre tan sereno y tan sobre sí, que no se trasluzca en alguna ocasion. Jesu-Cristo jamas desmintió su carácter sumamente contrario á toda impostura. En șuma, si Jesu-Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre, todo está acorde en

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