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TUT G AT A. I ATI NA

TRADUCIDA EN ESPAÑOL,

Y ANOTADA

CONFORME AL SENTIDO DE LOS SANTOS PADRES
Y EXPOSITORES CATÓLICOS,

POR EL ILUSTRÍSIMO SEÑOR OBISPO DE SEGOVIA

DON PHELIPE SCIO DE SAN MIGUEL,
EX-PROVINCIAL DEL ÓRDEN DE LAS ESCUELAS PIAS DE
CASTILLA, Y PRECEPTOR DE NUESTRO AUGUSTO MONARCA
D. FERNANDO VII, SIENDO príncipe de asturias.

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3

SOBRE LA PROPHECÍA

DE ISAIAS.

Estableció Dios antiguamente Sacerdotes y Levitas en su Iglesia, para que como Ministros consagrados á él atendiesen peculiarmente á todo lo que pertenecia á su culto, y á lo ceremonial del ministerio sagrado. Además de esto envió extraordinarios Prophetas á su Pueblo, sin distincion de profesion, de calidad ó de tribu, dotándolos de un sobrenatural conocimien-.. to de sus secretos por medio de revelaciones y divinas inspiraciones; pero su mision no miraba al servicio ceremonial y: ordinario, ni á la conducta y gobierno comun de la Iglesia; sino á mantener la religion en toda su pureza por medio de la predicacion y de la palabra; á corregir y desarraygar los vicios y desórdenes, que de tiempo en tiempo se iban introduciendo; á hacer frente á todo poder humano, que se opusiese al de Dios; y últimamente á conservar ó restablecer las cosas, volverlas á poner en el mismo estado, en que el Señor las habia instituido desde el principio.

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Los sumarios de sus exhortaciones, que ellos mismos ponian, por escrito, se guardaban en el templo juntamente con los otros Libros sagrados, y eran mirados como una Escritura divina y auténtica, que se leía al Pueblo, y servía como de pauta y regla para todas las disposiciones Eclesiásticas. Asimismo el zelo de estos varones extraordinarios miraba á que se conservase siempre viva la memoria de las promesas hechas por Dios acerca del Mesías; á que se mantuviese en pie la fe y esperanza de los Hebréos fieles, que encaminaban á él todas sus ansias y deseos; á consolarlos y fortificarlos en sus adversidades, y contratiempos, haciéndoles presente su verdadera dicha y libertad por el reyno espiritual del Mesías. Eran igualmente Ministros de los oráculos de Dios en muchos casos y ocurrencias particulares, para revelar alguna secreta disposicion y voluntad suya; para resolver o dar consejo en algun lance apretado y perplexo; ó para intimar la ira de Dios y sus amenazas contra los rebeldes y soberbios, con el fin de abatir su orgullo,

y de que los otros volviesen sobre sí, se arrepintiesen de sus pecados, y se convirtiesen de veras al Señor. En suma, eran como unos instrumentos de la continua comunicacion de Dios con su Iglesia, y de su soberano gobierno sobre ella; como un refuerzo del ministerio ordinario; y como un remedio para los desórdenes y males que sobrevenian.

En este trage compareciéron en el mundo ya desde su principio Henóch, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Joseph, Moysés, Aarón, María su hermana, Débora, Samuel, David, y en su tiempo Gad y Nathán, y despues de él Salomon su hijo, Addo', Ahías, Hanani, Azarías, Jehú, Elías, Eliséo, y Michéas de Jemla, de los quales se hace mencion en los Libros de los Reyes. Fuera de estos tenemos en el antiguo Testamento los escritos de otros diez y siete Prophetas, Isaías, Jeremías, su discípulo Barúch, Ezechiel, Daniél; y los que comunmente son llamados los doce Prophetas menores, porque son en número de doce; y estos son los que contamos en la Sagrada Biblia desde Oséas hasta Malachías. La vida de estos hombres divinos erà correspondiente á la mision extraordinaria á que eran llamados de Dios; y el pueblo de los Hebréos los veneraba como sus Sabios, sus Theólogos, sus Prophetas y Doctores, y sus Maestros de piedad y de virtud. Esto dice S. AGUSTIN . Ellos hacian una vida austéra, vestidos de un saco se presentaban solo para anunciar las órdenes del Señor, y manifestar sus arcanos; para corregir los vicios, é intimar las amenazas y los castigos del cielo. Y por esta causa tuviéron que sufrir de parte de los pueblos y de los Príncipes escarnios, insultos, tormentos y la muerte. Véase San Pablo en su Carta á-los Hebréos 2. om

- Los Libros de los Prophetas fuéron de tanto aprecio en la Synagoga, y son de tanto consuelo en la Iglesia, que ellos solos bastaban para nutrir en la piedad á los fieles, y atraher á la verdadera Religion á los mas obstinados é incrédulos. Ellos en sí mismos nos presentan los argumentos mas convincentes de su inspiración y divinidad. Ellos descubren á los mortales los arcanos impenetrables de la divina Sabiduría, manifiestan á las criaturas los mysterios profundos de la voluntad del Todopoderoso, y revelan los consejos de la economía de Dios cón el hombre para su conducta, su reparacion y eterna salud por medio de Jesu-Christo nuestro medianero, como Dios y Hombre juntamente. Ellos anuncian las cosas venideras, las que solo

I De Civit. Lib. XVII. Cap. 41.

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Heb. xr. 35, &c.

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puede manifestar aquel Espíritu, que todo lo tiene siempre á la vista, lo futuro y lo pasado, como lo presente, y es el que habló por los Prophetas. Ellos contienen una serie de prodigios y milagros, capaces de excitar la fe, y hacer reconocer la omnipotencia y providencia de Dios aun á los mas incrédulos. Ellos enseñan una doctrina pura, santa y propia para inspirar la piedad á los fieles, y encender en ellos el amor á la virtud y á las cosas celestiales.

Por eso dixo el Príncipe de los Apóstoles': Y aun tenemos mas firme, que las cosas que se perciben por los sentidos, la palabra de los Prophetas, á la qual haceis bien de atender, como á una antorcha que luce en lugar tenebroso, hasta que el dia esclarezca, y el lucero nazca en vuestros corazones, viendo á Dios como es en sí. Por donde se entiende, que no se le pueden presentar al hombre, mientras vive en esta obscuridad, cosas mas firmes, y verdades mas ciertas que las que nos anunciaron los Prophetas. Aquel rico avariento, que por sus excesos fué sepultado en el infierno, decia al Patriarca Abraham, que enviase al pobre Lázaro á predicar á este mundo á sus hermanos y á todos los mortales, porque á vista de un muerto resucitado, que contase lo que pasa por el otro mundo, se convertirian y harian todos penitencia, pues este era un testimonio irresistible; y le respondió Abraham: Los que no oyen á Moyses y á los Prophetas, tampoco creerán aun quando alguno de los muertos resucitáre. Lo que echó en cara el mismo Jesu-Christo á los Phariséos 2. Tanta es la fuerza que tienen los escritos de los Prophetas para convencer á los incrédulos de la verdad de la religion, y para excitar el espíritu de piedad y de penitencia en los fieles mas remisos y mas amortiguados.

Mas entre todos estos uno de los mas señalados fué sin disputa Isaías, dotado de espíritu prophético en grado eminentísimo, admirable por la variedad de sus visiones, por la sublimidad de los sentimientos y pensamientos, por la fuerza de sus demostraciones, y finalmente por la magestad de su estilo sublime y eloqüente, que levanta ó deprime, acomodándolo á la variedad y circunstancias de los tiempos en que se encontraba, ó á la condicion de los Reyes con quienes conversaba, segun eran impíos, apóstatas, virtuosos, píos ó de medianas qualidades. En este Libro se halla la substancia ó compendio de todas sus exhortaciones é invectivas, que pueden reducirse á los dos pun tos principales, que abrazan los tiempos de la Ley y del Evan

Tom. IX.

I II. Petr. 1. 19.

2 Luc. XVI. 31.

A 3

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