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mezclarán por medio de parentelas, mas no se unirán el uno con el otro, así como el hierro no se puede ligar con el tiesto. Mas en los dias de aquellos reinos el Dios del cielo levantará un reino, que no será jamás destruido, y este reino no pasará á otro pueblo; sino que quebrantará y acabará todos estos reinos; y él mismo subsistirá para siempre. Segun lo que viste, que del monte se desgajó sin mano una piedra, y desmenuzó el tiesto, y el hierro, y el cobre, y la plata, y el oro, el grande Dios mostró al rey las cosas que han de venir despues. Y el sueño es verdadero, y su interpretacion fiel*.

SE PROPONE OTRO ORDEN Y OTRA ESPLICACION DE ESTOS CUATRO REINOS.

PARRAFO III.

13. Aunque el órden que voy á proponer, y la esplicacion que voy á dar, me parece justa en todas sus partes, como enteramente conforme con la profecía, y con la historia, todavia, porque no tengo razon alguna para fiarme de mi dictámen, lo sujeto de buena fe á cualquier exámen, por rígido que sea, con tal que no pase de aquellos límites justos que prescribe la verdadera crítica. Esto mismo protes

* Et regnum quartum erit velut ferrum. Quomodò ferrum comminuit, et domat omnia, sic comminuet, et conteret omnia hæc. Porró quia vidisti pedum et digitorum partem testæ figuli, et partem ferream regnum divisum erit, quod tamen de plantario ferri orietur, secundùm quod vidisti ferrum mistum testæ ex luto. Et digitos pedum ex parte ferreos, et ex parte fictiles: ex parte regnum erit solidum, et ex parte contritum. Quod autem vidisti ferrum mistum testæ ex luto, commiscebuntur quidem humano semine, sed non adhærebunt sibi, sicut ferrum misceri non potest testæ. In diebus autem regnorum illorum suscitabit Deus cœli regnum, quod in æternum non dissipabitur, et regnum ejus alteri populo non tradetur: comminuet autem, et consumet universa regna hæc : et ipsum stabit in æternum Secundum quod vidisti, quod de monte abcissus est lapis sine manibus, et comminuit testam, et ferrum, et æs, et argentum, et aurum. Deus magnus ostendit regi quæ ventura sunt postea. Et verum est somnium, et fidelis interpretatio ejus. Dan. ii, à 40 usque ad 45.

TOMO I.

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to y deseo que se tenga por dicho, respecto de todos, y de cada uno de los puntos que he tratado y pienso tratar en toda esta obra. Lo cual supuesto y no olvidado, entrémos en materia.

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14. El primer reino figurado por la cabeza de oro de la estátua, fué sin controversia el de los Caldeos, ó Babilonios, de quien Nabuco que lo habia fundado con sus prodigiosas y rápidas conquistas, era actualmente la cabeza ó el rey. Es evidente, no solo por la Escritura santa, sino tambien por la historia profana, que el rey Nabuco no habia conquistado ni fundado el reino particular de Babilonia, ó Caldea: este reino particular lo habia heredado de sus padres, y contaba tantos años ó siglos de antigüedad, cuantos habian pasado hasta entonces desde Nemrót, que fué su fundador, y su primer soberano, como se dice en el capítulo x verso 10 del Génesis; no fué este, pues, el reino de que habla la profecía, no es el figurado por la cabeza de oro de la estátua, ni le pueden competer á este reino particular las cosas que aquí se dicen del primero. ¿Cual es, pues, este reino primero? Es el que fundó con sus armas siempre victoriosas el mismo Nabuco, sujetando en poco tiempo á su dominacion todos cuantos reinos y señorios particulares se conocian en aquel tiempo en todo el oriente. Por esta razon lo llama el mismo Profeta rey de reyes*. Lo cual concuerda perfectamente con lo que dice el Señor por Jeremías: que todas las gentes, pueblos y naciones (se entiende del oriente, pues estas acaba de nombrar) se las habia dado él mismo á Nabucodonosór. Yo he puesto... todas estas tierras en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia mi siervo: además le he dado tambien las bestias del campo, para que le sirvan. Y le servirán todas las naciones á él, y á su hijo, y al hijo de su hijo: hasta que venga el tiempo de su tierra y de él mismo; y le servirán muchas naciones, y reyes grandes. Mas la gente y el reino que

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no sirviere á Nabucodonosor rey de Babilonia, y cualquiera que no encorvare su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia: visitaré aquel pueblo, dice el Señor, con cuchillo, ý con hambre, y con peste: hasta que yo los consuma põr su mano*. Este solo lugar de la Escritura parece que basta, sin recurrir á la historia, para ver claramente el primer reino de oro con toda su estension.

15. Del mismo modo parece evidente por la Escritura y por la historia, que este reino ó imperio, fundado por Nabuco, ni se destruyó, ni se mudó, ni se alteró en cosa alguna sustancial, cuando Dario Medo y Ciro Persa sacudieron el yugo de Baltasar, hijo ó nieto del mismo Nabuco, y se apoderaron de la capital del imperio. La única novedad que hubo entónces fue mudar el mismo imperio de cabeza ó de rey, sentándose en aquel trono Dario Medo en lugar de Baltasar Caldeo. Espresamente lo dice así Daniel, testigo ocular, al fin del capítulo v. Aquella misma noche mataron á Baltasar rey caldeo. Y Dario, que era Medo, le sucedió en el reinot: que es lo mismo que si dijéramos, murió Carlos II, rey de España, de la casa de Austria; y Felipe V francés, de la casa de Borbon, le sucedió en el reino. ¿En qué reino? No en otro sino en el mismo reino de España: de modo, que así como Felipe V sentándose en el trono de España no fundó otro reino nuevo, sino que imperó sobre el mismo de su antecesor, así Dario Medo, sentándose en el reino de Babilonia no hizo otra cosa que imperar sobre el reino, sobre el cual imperaba

* Ego dedi omnes terras istas in manu Nabuchodonosor regis Babylonis servi mei: insuper et bestias agri dedi ei, ut serviant illi. Et servient ei omnes gentes, et filio ejus, et filio filii ejus: donec veniat tempus terræ ejus, et ipsius: et servient ei gentes multæ, et reges magni. Gens autem et regnum, quod non servierit Nabuchodonosor regi Babylonis, et quicumque non curvaverit collum suum sub jugo regis Babylonis: in gladio, et in fame, et in peste visitabo super gentem illam, ait Dominus, donec consumam eos in manu ejus. — Jer. xxvii, 6, 7, et 8.

↑ Eadem nocte interfectus est Baltassar rex Chaldæus. Et Darius Medus successit in regnum. · Dan. v, 30, et 31.

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Baltasar. El mismo Daniel lo vuelve á decir en estos precisos términos al principio del capítulo ix: En el año primero de Dario, hijo de Asuero, de la estirpe de los Medos, que tuvo el mando en el reino de los Caldeos*. Y como Ciro Persa y todos sus sucesores hasta Dario Comano, no imperaron sobre otro reino que sobre el que les dejó Dario Medo, sucesor inmediato de Baltasar, se sigue lejítimamente que hasta Dario Comano, vencido por Alejandro, duró el primer reino de oro que fundó Nabuco llámese este reino de Caldeos, ó de Medos, ó de Persas, importa poquísimo ó nada, pues los nombres no mudan las cosas.

16. Demás de esto es cosa cierta que ni Dario, ni Ciro su nieto, ni algun otro de sus sucesores destruyeron á Babilonia, antes en ella misma se sentaron como en la capital del imperio, y Babilonia fué por mucho tiempo la córte de muchos reyes descendientes de Ciro, los cuales se llamaban indiferentemente reyes de Media y Persia, y tambien reyes de Babilonia. El año 32 de Artajerjes, cerca de cien años despues de Ciro, el sacerdote Neemías que era su copero y favorito, no lo llama sino con el nombre de rey de Babilonia. Así dice: Mas á todas estas cosas yo no me hallé en Jerusalén, porque el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, fuí á presentarme al reyt. Andando el tiempo, parece que la córte se pasó á otras partes, segun la voluntad de sus reyes; mas el reino ó imperio quedó siempre el mismo, sin novedad alguna, hasta Alejandro. Ni en el gobierno, ni en las leyes, ni en las costumbres, ni en la religion, nos consta que hubiese mudanza de consideracion. Dario dejó la Medía, y se pasó á Babilonia. Siguió allí mismó Ciro, Cambises, Artajerjes, &c. Despues de algunos años

* In anno primo Darii filii Assueri de semine Medorum, qui imperavit super regnum Chaldæorum. Dan. ix, 1.

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↑ In omnibus autem his non fui in Jerusalem, quia anno trigesimo secundo Artaxerxis regis Babylonis veni ad regem &c. 2 Esdr. xiii, 6.

permaneció el nombre de Persia ó imperio de los Persas, porque la córte se habia pasado mas de asiento á la provincia particular que se llamaba Persia, la cual en aquel tiempo era mucho menor del que despues se ha llamado con este nombre. No tenemos, pues, razon alguna para dividir el reino de los Persas del de los Caldeos ó Babilonios, porque es evidentemente el mismo reino de oro, fundado por Nabuco, que con el tiempo mudó de nombre, y nada mas. Sobre todo (y esta es una circunstancia que no debemos disimular) el reino de los Persas que quieren que empiece desde Ciro, jamas fué menor, sino igual ó mayor que el de los Caldeos, fundado por Nabuco, luego no puede ser el segundo rei> no figurado en la estátua, pues espresamente dice la profecía, que será menor que el primero, y quizá tanto menor, cuanto lo es la plata respecto del oro. Y despues de tí se levantará otro reino menor que tú, de plata*.

SEGUNDO REINO.

PARRAFO IV.

17. El segundo reino figurado el pecho y brazos de plata de la estátua decimos que no puede ser otro, que el de los Griegos: así por el distintivo particular que pone el Profeta al segundo reino, de ser menor que el primero, como por su misma constitucion: es decir, por componerse todo de pecho y brazos. En el pecho podemos considerar el reino principal de los Griegos, que despues se llamó de Siria, y en los brazos las dos ramas que se estendieron de los mismos Griegos, una hasta la Macedonia en Europa, y otra hasta Egipto en Africa, donde fundaron dos reinos particulares del todo independientes. Este reino, pues, ó este imperio célebre de los Griegos no lo podemos mirar como ya formado en los dias de Alejandro: este no hizo otra cosa que destruir, no edificar. Apenas podemos

* Et post te consurget regnum aliud minus te argenteum.— Dan. ii, 39.

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